ANA NAVAS: ZIGZAG & OTHER WS
Por Luisa Heese
El deseo de combinar arte y vida ha sido una tradición continua entre los artistas al menos desde el modernismo clásico. Fue especialmente cultivado por la vanguardia de la posguerra en el arte mediático y en los happenings: en la década de 1960, la idea de la obra de arte abierta se estableció al invitar al espectador a completarla e involucrarlo de manera más activa. Joseph Beuys desarrolló entonces la idea de la escultura social para crear un espacio en el que se pudiera participar. Con el cambio de milenio, esta idea de integrar arte y vida se expandió con la «estética relacional».
Las obras de Ana Navas establecen el marco dentro del cual la conexión entre arte y vida se puede pensar de manera aún más profunda. En su trabajo, explora las constantes transformaciones de las ideas estéticas, las formas y las imágenes, en vez de partir de la idea de obra de arte original. El arte y la vida no se encuentran principalmente en la finalización de la obra mediante la participación del espectador, sino que en la vida posterior de las obras: a través de la apropiación y traducción de los lenguajes formales y visuales que impregnan nuestra vida cotidiana.
Navas observa estas transformaciones, las aprovecha y finalmente se involucra en ellas. Utiliza el canibalismo de las imágenes y de las formas y la incorporación y recomposición de los signos estéticos procedentes del legado de la modernidad. Así, en su universo estético, enseres domésticos producidos en masa se encuentran con objetos elaborados a mano, el vocabulario formal modernista con los materiales mundanos, y las técnicas de bricolaje con la pintura al óleo. Al reunir estas múltiples dimensiones, la artista cuestiona la relación entre el arte y la vida cotidiana, el diseño y la escultura, e incluso entre el original y la copia de una manera tan precisa como humorística.
Su obra Una fuente iluminada por luces de colores evoca no solo la fuente de colores nombrada en el título, sino también un aparato reproductor femenino o incluso un objeto de culto espiritualmente elevado. Las formas que cubren la tela son un guiño al modernismo europeo, ya que hacen referencia directa al icónico lenguaje visual de Sonia Delaunay, quien no solo cubrió lienzos con sus característicos círculos de colores, sino que ya desde entonces los trasladaba a la moda y al mobiliario.
Para la obra, Navas utilizó una tela producida industrialmente con un patrón al estilo de Delaunay y lo imitó mediante intervenciones pictóricas directamente sobre la tela: una copia de la copia. La mano de la artista no debe entenderse aquí, por tanto, en el sentido de la genialidad pictórica atribuida generalmente a la mano del artista, sino más bien como otro acto de traducción: el retorno de las formas a la materialidad en la que una vez se desarrollaron. La propia artista describe este proceso como «trabajo manual / imitación industrial del primero / trabajo manual de mi autoría imitando al segundo».
Estos objetos, presentados en la pared, están a la vez cerca y lejos de nosotros: ofrecen puntos de conexión para nuestra memoria colectiva y, al mismo tiempo, se niegan a ser clasificados en categorías. Son simultáneamente cosas, pinturas, instalaciones, huellas y seres, en los que los ámbitos se superponen, los significados y los contextos se entrelazan y cambian constantemente al ser contemplados. Muestran el juego de la artista con las referencias, con los materiales, con el mimetismo y la transformación y también con la utilidad: los objetos no solo reúnen contextos, sino que también pueden aplicarse de diversas maneras. Los textiles se basan en objetos que, si no estuvieran colgados en la pared, podrían ser utilizados a modo de vestimenta y convertirse así en envoltorios.
Otro conjunto de obras incluye piezas tales como El camino del taller al parque, que recuerda a las pinturas en miniatura que fueron muy utilizadas a partir del siglo XVII para diseñar objetos tales como joyeros. Estas pinturas sobre platos o cuencos de plástico revelan el universo estético en el que Ana Navas se siente a gusto. Están pobladas de cosas que rodean la vida de la artista. Creadas principalmente durante la pandemia, actúan como una especie de atlas en el que fluyen las huellas recogidas de nuestro mundo material. Reúnen diferentes temporalidades en una escena que integra no solo el pasado, sino también el futuro de los objetos, una forma muy singular de conectar arte y vida.
Traducido por Catalina Guerrero
ANA NAVAS: ZIGZAG & OTHER WS
Sperling Munich, Regerplatz 9, Múnich, Alemania
Del 12 de marzo al 30 de abril de 2022
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