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PA’L PATIO

Calderón Gallery, en Nueva York, presenta Pa’l Patio, una exposición colectiva que, bajo la curaduría de la artista visual Tiffany Alfonseca, reúne obras de los artistas de origen dominicano Raelis Vásquez, José Morbán, Delvin Lugo, Kenny Rivero, Diego Espaillat, Bony Ramírez y Devin Osorio.

Esta es la segunda exposición curada por Alfonseca, en la que continúa explorando y trazando la evolución de la identidad cultural de la diáspora dominicana y caribeña en Estados Unidos, así como su conexión con la tierra que habitaban sus antepasados. A través de retratos y escenas pictóricas que hacen referencia a la historia, la cultura y la política de la isla caribeña, la exposición presenta aquellos relatos que reflejan la conexión única -y a veces compleja- de cada artista con la República Dominicana.

Pa’l Patio es una expresión coloquial dominicana que se utiliza generalmente para indicar que se va a casa, donde “casa” puede ser el lugar en el que se vive o la patria a la que uno se siente vinculado por la familia o la herencia cultural.

“La exposición reúne a un grupo de artistas hombres de la República Dominicana y recoge sus experiencias con la cultura dominicana a través de la mirada de la masculinidad. Cada artista tiene sus propias perspectivas acerca de la cultura de la República Dominicana y sobre temas como la sexualidad, lo fluido, la masculinidad, las prácticas culturales y las opiniones políticas”, dice la curadora Tiffany Alfonseca.

Vista de la exposición «Pa’l Patio», en Calderón, Nueva York, 2022. Foto cortesía de la galería
Raelis Vásquez, Lo Que Hay Del Otro Lado, 2021, óleo, acrílico y pasteles al óleo sobre tela 121 x 152 cm. Cortesía: Calderón

Basándose en relatos históricos, políticos y personales, las composiciones figurativas de Raelis Vásquez evocan la complejidad de la experiencia Afro-Latinx. Las figuras presentes en sus obras viven en un estado de vulnerabilidad que busca cuestionar la raza, el origen geográfico y la clase social de quien las observa. “Emigré a Estados Unidos en 2002 desde la República Dominicana. Hoy en día, siento una gran responsabilidad (o vocación) hacia las artes y hacia mis comunidades negras, latinxs e inmigrantes”, expresa el artista.

Vásquez emplea el óleo de manera naturalista para dar claridad a los temas que representa. Su propósito, dice, es una representación fidedigna de las enrevesadas historias de la República Dominicana. “Me he propuesto resaltar una narrativa alegórica que exponga los estados psicológicos de las figuras en mis obras, ofreciendo al mismo tiempo al espectador una ventana a su vida cotidiana”.

En la reciente serie de pinturas de Delvin Lugo, titulada Early Life in Neon, el artista revive los recuerdos de su pueblo natal, Monción, en República Dominicana. En estas vibrantes obras, Lugo resalta los aspectos positivos, enriquecedores y llenos de comicidad de la vida rural que vivió su familia antes de emigrar a Estados Unidos cuando él tenía doce años.

El ingenio y la improvisación se entrelazaron con sus primeras expresiones de identidad como chico gay interesado en la moda y lo fabuloso, por lo que llevar uno de los pendientes de su madre o tener una muñeca Barbie hecha en casa son celebrados en estas pinturas. En esta serie también es esencial destacar en retrospectiva los elementos humorísticos de estas primeras expresiones. Años antes de que Lugo (o su familia) aprendieran a hablar inglés, su camiseta favorita llevaba el lema “Bitch, Bitch, Bitch!» (¡Perra, perra, perra!), y la ha exhibido con orgullo en su obra. Este enfoque atrevido de la vida se manifiesta y amplifica mediante el uso de colores vibrantes y fluorescentes en las pinturas. Para intensificar el espíritu lúdico, estas pinturas también pueden verse bajo luz ultravioleta. Sin embargo, desde cualquier punto de vista, están llenas de deleite, resiliencia y una alegría tenaz.

Delvin Lugo, El Baile, 2022, óleo sobre tela, 76 x 86 cm. Cortesía: Calderón
Vista de la exposición «Pa’l Patio», en Calderón, Nueva York, 2022. Foto cortesía de la galería
Bony Ramírez, The Oceans Calling, 2022, acrílico, lápiz de color, pastel al óleo, concha marina y papel Bristol sobre panel de madera, 50 x 50 cm. Cortesía: Calderón

Nacido en un pequeño pueblo de la República Dominicana, Bony Ramírez mantiene una conexión con su herencia cultural a través de su práctica artística, mediante la incorporación de elementos del Caribe que portan sus propios detalles distintivos.

Los personajes de sus retratos son atrevidos pero extraños, y por lo general aparecen misteriosamente sobredimensionados o contorsionados. Dibujados en negro y marrón sobre paneles de madera pintados, representan la vida caribeña contemporánea y la historia colonialista europea subyacente en la psique de los habitantes del istmo.

Bony Ramírez ha ampliado el uso de materiales en sus obras -papel tapiz, conchas marinas, espadas, cuchillos, pedrería- con el fin de aportar profundidad física y alegórica a su narrativa sobre la historia y la vida cotidiana del Caribe. La práctica de Ramírez está fuertemente influenciada por el retrato manierista y renacentista, tal y como se aprecia en la presencia de naturalezas muertas, fondos de colores sólidos y una suerte de ‘gore’ romántico. El uso que hace el artista de estos estilos europeos refleja la influencia colonialista en el Caribe, reivindicando estos tropos artísticos al recontextualizarlos con historia, objetos y escenarios caribeños.

Kenny Rivero es un artista visual dominicano-estadounidense cuyas pinturas, dibujos y esculturas exploran la complejidad de la identidad a través de imágenes narrativas, collage y ensamblaje, lenguaje y simbolismo. Rivero es por encima de todo pintor, pero también hace dibujos, grabados y esculturas. Su obra se centra en lo más personal. Representa espacios e interacciones entre figuras que parecen fantásticas, peligrosas, aprensivas, nostálgicas o tiernas.

Las figuras de su obra parecen ser espíritus, entidades sobrehumanas o representaciones físicas de estados psicológicos. Sus pinturas suelen incluir objetos con significado personal, a menudo recuerdos preciados, o piezas de la ciudad de Nueva York. La obra de Rivero pretende capturar los elementos sobrenaturales de la experiencia cotidiana y real, entrelazando las formas en que la realidad parece surrealista, especialmente cuando se relaciona con la violencia, el dolor y el duelo.

Vista de la exposición «Pa’l Patio», en Calderón, Nueva York, 2022. Foto cortesía de la galería
Vista de la exposición «Pa’l Patio», en Calderón, Nueva York, 2022. Foto cortesía de la galería

Interesado en el linaje y la evolución de la cultura del Caribe hispano, Diego Espaillat se ha centrado en investigar la fabricación de máscaras, una expresión creativa a menudo cambiante de este territorio insular, trabajando las formas a modo personal. La historia de la fabricación de máscaras, relativamente nueva y en constante transformación, surge de una mezcla de tradiciones que incluye las fiestas católicas españolas y la espiritualidad yoruba.

Para la creación de sus piezas, Espaillat utiliza el laborioso proceso tradicional del papel maché, pero reformulado por un estilo propio. Sus máscaras no están hechas para ser usadas, sino que son objetos escultóricos. Comprometido con la herencia de este metamórfico tipo de creación artesanal, y como parte de la diáspora dominicana, Espaillat añade sus vivencias personales a esta tradición constantemente en desarrollo, mientras explora su propia identidad a través del proceso.

José Morbán, Asamblea, 2021, óleo sobre lino, 96,5 x 96,5 cm. Cortesía: Calderón
José Morbán, Busto (c. 1945), 2021, óleo sobre lino, 54 x 53 cm. Cortesía: Calderón

El trabajo de José Morbán parte de archivos, fotografías encontradas, documentos y otros recuerdos del lugar actualmente llamado República Dominicana para hacer sentido de su historia personal y, más ampliamente, de la historia de la isla. Algunos temas recurrentes en su obra son el poder político y sus manifestaciones, la memoria colectiva y la instrumentalización de los medios de comunicación para beneficio político, los cuales despliega a través de ficciones.

Devin Osorio es un artista dominicano-estadounidense de primera generación criado y educado en Washington Heights, un barrio de Manhattan con una fuerte presencia dominicana, enfrentamientos culturales e irregularidades sociales. Es aquí donde encuentra sus influencias e inspiraciones para crear un trabajo honesto y sincero.

“A través de mi proceso creativo, profundizo en los traumas de mi infancia”, cuenta el artista. “Aunque mi crianza estuvo llena de amor y cariño, me odié a mí misma cuando crecí por ser queer, gorda y no conforme con mi género en un vecindario que estaba estructuralmente dirigido por pandillas. He dedicado mi vida a regresar a esos espacios de trauma y brindar amabilidad, amor y aceptación. Al elegir regresar con insistencia a esos rincones de mi memoria, mi objetivo es curarme y desbloquear las partes de mi persona que elegí ocultar para sobrevivir. Hacerlo me permite ser más abierta conmigo misma y con los demás, lo que produce obras de arte honestas. Al volver a visitarme, aprovecho mi conocimiento innato que me permite reevaluar y generar referencias que puedo dar por sentado”.

Traducción por Catalina Guerrero


PA’L PATIO

Raelis Vásquez, José Morbán, Delvin Lugo, Kenny Rivero, Diego Espaillat, Bony Ramírez y Devin Osorio

Calderón, 106 South Street, New York, NY

Del 11 de febrero al 2 de abril de 2022

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