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EN ESTA VIDA HAY OTRA VIDA

Por Sofía Lanusse | Curadora

“De alguna manera, en medio de las ruinas, debemos mantener la suficiente curiosidad para notar lo extraño y lo maravilloso, así como lo terrible y lo aterrador (…) Vivir en una época de catástrofe planetaria comienza con una práctica a la vez humilde y difícil: notar los mundos que nos rodean”.

Anna Sting, Arts of Living on a Damaged Planet: Ghosts and Monsters of the Anthropocene, 2017.

¿Qué es una «cosa»? Una cosa es “todo aquello que existe o tiene entidad ya sea material o inmaterial, real o imaginario, concreto o abstracto (objetos, humanxs, pensamientos, animales, plantas, emociones, acciones)”. Según Bruno Latour en Making Things Public (Latour & Weibel, 2005), se considera que la etimología de la palabra viene del latín “causa», queindica el principio que motiva una acción. Latour insiste que llamar cosa a un objeto significa reconocer su aspecto de «red» y que debemos prestar atención a las redes del mundo. La exposición En esta vida hay otra vida es una invitación a enfocar nuestra mirada hacia esas redes compuestas entre mundos percibidos y no percibidos. A reflexionar sobre las relaciones humanas-no humanas y a comprender, desde nuevas y antiguas perspectivas, cómo podemos recordar y aprender procesos que están en equilibrio entre ecosistemas.

El viento, la piedra, el agua, el polvo, el papel, los animales, los minerales, los árboles, todo se mueve y está vivo interna o externamente. Es así como la ontología orientada a los objetos sostiene que podemos entender mejor nuestro mundo y a nosotrxs mismxs al interactuar con las cosas sin situarlas desde la perspectiva humana, sino por el contrario, entendiendo que ellas mismas actúan por sí solas. Vivimos en un mundo lleno de cosas/objetos que cuentan historias y tienen la capacidad de animar, transformar y cambiar, siendo éstos agentes activos y no objetos estáticos. En el libro Vibrant Matter: a political ecology of things Jane Bennett, teórica de la ooo, sugiere que toda agencia es «distributiva», que «siempre depende de la colaboración, cooperación o interferencia interactiva de muchos cuerpos y fuerzas». Asimismo, propone comprometernos más estrecha y estratégicamente con la materialidad que nos constituye y nos une a otras cosas. Si es imposible pensar en una naturaleza no tocada por lxs humanxs, también lo es pensar en un ser humanx desvinculado de la materia. “Quiero promover formas más verdes de cultura humana y encuentros más atentos entre personas-materialidades y cosas-materialidades”, dice Bennett.

Pensando desde los territorios de América Latina y el Caribe, la exposición entrelaza la teoría de ooo con temas como las cosmogonías indígenas y la crisis climática, poniendo la arquitectura, el sonido, la imagen y la escultura como formas que permiten que las cosas nos hablen. A fin de cuentas, el respeto y la armonía son fundamentales para el equilibrio de todos los mundos y para comenzar a estructurar una respuesta colaborativa hacia nuestro futuro incierto.

Elena Damiani, Ventifacts, 2019 – 2020, Travetino Cassata tallada y pulida a mano, 42 x 28 x 28 cm c/u. Pieza única. Cortesía: Albarrán Bourdais

«Suceden muchas cosas con el concepto de agencia una vez que las cosas no humanas son consideradas menos como construcciones sociales y más como actores, y una vez que los propios humanos son evaluados no como autónomos sino como materialidades vitales».

Jane Bennett, Vibrant Matter: a political ecology of things, 2010.


La palabra mármol deriva del antiguo griego “marmaros” que significa “piedra brillante”. Es un material natural que luego de varios procesos y transformaciones da como resultado una de las piedras más puras. En Ventifacts 4, la artista peruana Elena Damiani utiliza el mármol conocido como Travertino Cassata, de la región peruana de Junín, para crear esculturas en forma de oloides. Trabajando entre el arte y la ciencia, y basándose en las ideologías antroposofistas de Rudolf Steiner (1861-1925) -pero principalmente buscando realizar una nueva tecnología adecuada para la armonía entre lxs humanxs y la naturaleza-, el escultor y astrónomo alemán Paul Schatz (1898-1979) inventó el oloide: un cubo que puede dividirse en tres partes iguales de peso. En la obra de Damiani los oloides hacen referencia a la acción del viento como agente y redistribuidor del material geológico y se asemejan a vestigios de superficies pulidas por el viento y curvas continuas, como el perfil de una duna. Son estas reflexiones las que persisten en la cabeza de la artista, que centra su trabajo en las representaciones de paisajes remotos de América Latina, a través de procesos de investigación, diseño y revisión crítica.

Los materiales geológicos son agentes de cambio, influyen en nuestra vida cotidiana, están en constante movimiento al igual que nosotros. Elena Damiani propone una reconexión con la historia y el pasado del mármol travertino y una nueva mirada desidealizada del viento, como agente modelador de la tierra, generando una visión más actual de la naturaleza como objeto vital y vibrante. Damiani nos recuerda que todxs estamos en constante movimiento, nada es estático y debemos relacionarnos en consecuencia a ello.

Making New History fue el título de la bienal de Chicago que tuvo lugar en 2017, curada por Sharon Johnston y Mark Lee, del estudio de arquitectura Johnston Marklee, basado en Los Ángeles, en donde invitaron a lxs participantes a mirar “nuevamente”, refiriéndose no literalmente a la acción de observar sino a mirar más allá de las ideas modernistas convencionales para redescubrir, reevaluar y repensar formas de hacer arquitectura. En ese sentido, AGENdA Arq, Juliana Gallego y Camilo Restrepo plantearon el proyecto MiesUnderstanding.

Basándose en el trabajo del arquitecto alemán Mies Van der Rohe, el muro-cortina es una subestructura metálica revestida de vidrio (Lakeshore Drive, Chicago, 1949, o Seagram Building, Nueva York, 1954-1958) y un textil de terciopelo y seda instalado de tal forma que la superficie es curva y lineal (Pabellón Barcelona, 1929). En el caso de Agenda Arq la instalación fusiona ambos conceptos y los transporta al trópico colombiano, imprimiendo las cortinas de terciopelo con imágenes de la naturaleza como musgo, plantas, orquídeas, cortezas de árboles y líquenes. Lo que una vez fue mármol u ónice (un tipo de piedra de origen volcánico) se convierte en vegetación tropical. La lógica material y funcional se invierte, lo que antes era rígido se vuelve móvil. El adentro y el afuera se unen, creando una extraña sensación de ambigüedad y de escala.

Colombia, como muchos países tropicales, ha quedado atrapada en una definición limitada de su historia arquitectónica: entre la arquitectura colonial (española) y el patrimonio arquitectónico moderno; alejada de los procesos de las comunidades precolombinas, en donde se pensaba y se hacía de una forma directa en torno al contexto y los materiales utilizados. AGENdA Arq propone replantear una historia de la arquitectura colombiana a partir de sus selvas y ecosistemas tropicales.

AGENdA, Ceiba, 2017, terciopelo, 2.80 x 1.40 m. Ed. 1/5 + 1AP. Cortesía: Albarrán Bourdais
Jorge González, Otras formas de nosotres (a Esmeralda Morales), 2010, fibra de espadaña tejida, 106,6 x 139,7 cm. Cortesía: Albarrán Bourdais
Jorge González, Izq: Study of Toali, 2020, dibujo en negro de humo sobre lienzo, 18 x 23 cm; Der: Toali, 2020, dibujo en negro de humo sobre lienzo, 15 x 15 cm. Cortesía: Albarrán Bourdais

“Leonarda Morales Acevedo, más conocida como Doña Esmeralda, realiza todos los pasos: recoge las hojas de maguey, extrae la fibra, hila, teje y vende el producto final. La familia de Esmeralda ha desempeñado un papel importante. Sus antepasados le transmitieron sus conocimientos y sus hijos han aprendido a tejer hamacas. Aunque sus hijos ayudan en diferentes etapas del procesamiento del maguey, ella es la única que realiza todo el proceso”

Soraya Serra Collazo, Maguey Hammock: A Weaving of Resistance and Persistence in Puerto Rico, 2014.


La práctica del artista Jorge González está basada en el estudio de la botánica, los procedimientos de archivo, la historia y la arquitectura modernista tropical. Utiliza el arte como un medio para restaurar símbolos y conceptos de la cultura material boricua (puertorriqueña), con el fin de crear narrativas más inclusivas entre la cosmogonía indígena y la modernización. Study for taolí  es una serie de ejercicios que conectan los intereses entre la cultivación, la soberanía alimentaria, la restitución y la sanación colectiva. Lleva el nombre por las piedras talladas por los taínos utilizadas para reconocer espíritus ancestrales y actuar como ofrenda para los cultivos. Los dibujos están hechos con negro de humo, un pigmento negro que el artista realiza en su estudio. Estas formas de piedra caliza tallada provienen de una documentación fotográfica de artefactos saqueados que se realizaron en el Caribe a principios del siglo XX. La piedra caliza es un material que se obtiene de una carretera desarrollada en torno a la región kárstica de la isla de Puerto Rico, compuesta por montañas y montes de piedra caliza o karso que se formaron hace millones de años con sedimentos de los esqueletos de organismos marinos. Los relatos y experiencia de los agricultores rurales de la región cuentan que la intención de las comunidades en aquella época era de colocar las piedras en la tierra para el desarrollo fértil de sus cultivos, principalmente la mandioca y tannia.

La instalación Otras formas de nosotres (a Esmeralda Morales) es parte del proyecto Escuela de Oficios y trata el hilado del procesamiento de la fibra de origen natural que se extrae del maguey. Este proyecto ha sido fundamental para dar a conocer las tejedoras, como Esmeralda Morales, que utilizan la fibra de maguey para la confección de sus hamacas, compartiendo así los saberes que ellas mismas han aprendido de sus antepasados.

La abstracción aísla un elemento de su contexto o del resto de los elementos a su alrededor y puede entenderse como el método que se utiliza para analizar un elemento particular, dejando de lado los aspectos no relevantes para el estudio específico, y considerando solo las propiedades esenciales para dicho análisis. En otras palabras, la abstracción desde el punto de vista de la ooo separa las características esenciales de las no esenciales dentro de un objeto. Genera una ilusión de simplicidad ya que minimiza la cantidad de características que definen a un objeto.

En la obra de Bernardo Ortiz podemos ver 21 dibujos livianos, hechos en acuarela sobre papel. Si bien de lejos podemos observar una gran imagen, como pixelada, al acercarnos podemos ver que cada dibujo es distinto, descubrir los errores de la mano y varios colores compitiendo. Acompaña a esta obra un manifiesto escrito por el artista en contra de la imagen. La práctica de Ortiz gira en torno a palabras y dibujos que dialogan con el tiempo, con sus efectos y con sus acontecimientos y nos invita a profundizar la mirada y reflexionar sobre la construcción de una imagen y qué significado tiene una obra de arte.

En su libro Sonic Agency, sound and emergent forms of resistence (2018), Brandon Labelle dice que desde su punto de vista el sonido es «una intensidad que mueve objetos y cuerpos en el mundo, extendiendo su alcance y relación, es una fuerza que trabaja para enlazar a través de singularidades (…) el sonido es fundamentalmente una materia vibrante». Y continúa: «¿Qué formas de vida política y culturas de resistencia se generan o impulsan? En un clima actual que ha hecho que muchxs sientan que han perdido la voz, puede que sea el propio sonido el que se la devuelva». Labelle destaca las culturas sonoras y las iniciativas sociales existentes que utilizan el sonido para abordar los conflictos, y señala su trabajo como modelo para un movimiento más amplio.

Bernardo Ortiz, Ruido, 2021, 20 dibujos en gouache sobre papel parafinado, 25 x 35 cms c/u. Cortesía: Albarrán Bourdais
Bernardo Ortiz, Ruido, 2021, 20 dibujos en gouache sobre papel parafinado, 25 x 35 cms c/u. Cortesía: Albarrán Bourdais
Bernardo Ortiz, Manifesto contra la imagen. Cortesía del artista y Albarrán Bourdais

Nombrar el agua, de la artista mexicana Tania Candiani, es una instalación de escultura, video y sonido. Nombrar las cosas es reconocer su existencia y situarlas en este mundo. La obra toma como punto de partida la tradición de la comunidad indígena del valle de Tehuacán en Puebla, México, que consiste en pasar una noche al año nombrando todas las cosas para que sigan existiendo. En el video observamos un chorro de agua que se eleva en el aire y cae bruscamente golpeando un suelo de piedra. El sonido del agua es rápidamente interrumpido por las voces de las lenguas nativas que pronuncian diferentes formas de nombrar el agua. Todas estas lenguas han desaparecido, al igual que el destino de este recurso natural. Como acto de resistencia, Candiani convierte las imágenes en sonido, el sonido en esculturas, como si al convertirlas de una cosa a otra no fueran a desaparecer*.

Entre los diversos reconocimientos y logros del oceanógrafo francés Jacques Cousteau (1910-1997) se encuentra un temprano ecologismo antes de que esta preocupación fuera reconocida. En 1960, Cousteau lideró una resistencia contra el plan del gobierno francés de eliminar residuos nucleares en el Mediterráneo. Le preocupaba que hubiéramos llegado a considerar el océano como un recurso infinitamente vasto en lugar de un delicado ecosistema que podía ser destruido por la contaminación y la sobrepesca…

Our flesh feeling what the fish scales know, título del video de la artista colombiana Mariana Murcia y el artista alemán Jacob Ott, es una frase que Jaques Cousteau escribió para describir el conocimiento que le proporcionó su invención del «Aqualung», un sistema autónomo de respiración submarina que funcionó por primera vez en 1943. ¿Qué sentiría Cousteau hoy en día ante la catástrofe ecológica y la desaparición de los ecosistemas de los océanos?

A través de este vídeo los artistas reflexionan: «Si los peces se mueven naturalmente bajo el agua, sentir lo que sus escamas saben es convertirse parcialmente en peces». Como ha descrito Morton, convertirse en un pez puede resultar menos extraño si nuestros cuerpos se aclimatan. La música y las imágenes nos hacen viajar hacia delante y hacia atrás, como un flujo constante. Estas imágenes son del jardín de los padres de Ott, un precioso ecosistema cultivado con amor y aprecio como una entidad propia. Mariana aparece nadando en un océano de imágenes del jardín, fundiéndose con el entorno. Se siente casi como un pez.

Tania Candiani, Nombrar el agua, 2021, video, 5’20» + 22 piezas, impresión 3D en arcilla representando en volumen el sonido de una palabras. Dimensión aprox. 15 x 10 cm c/u. Cortesía: Albarrán Bourdais
Tania Candiani, Nombrar el agua, 2021, 22 piezas, impresión 3D en arcilla representando en volumen el sonido de una palabras. Dimensión aprox. 15 x 10 cm c/u. Cortesía: Albarrán Bourdais
Mariana Murcia & Jacob Ott, Our flesh feeling what the fish scales know, video. Still cortesía de los artistas.

*Agradecimiento especial a Víctor Torres por su colaboración

Hasta el 29 de enero de 2022 en Albarrán Bourdais, Callejón de Jorge Juan 12D, Madrid.

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