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MARCO MONTIEL-SOTO: NO ME TOQUEN LAS MARACAS

En su primera exposición individual en Tenerife (España), el artista Marco Montiel-Soto (Maracaibo, Venezuela, 1976) aborda el imaginario tropical creado a partir de la idea del mito fundacional e identitario de América del Sur, poniéndolo en relación con las Islas Canarias.

No me toquen las maracas, que se pudo ver hasta el pasado 3 de diciembre en el espacio independiente Batalla, presentó por primera vez de forma completa la serie de Tratado de maracas que el artista viene realizando desde 2013. El trabajo parte de una expedición que hace Montiel-Soto en el año 2010 por el Amazonas venezolano, siguiendo la ruta que en 1800 realizan Alexander von Humboldt y Aimé Bonpland. Para poder pernoctar, se lleva a cabo un trueque en las aldeas por las que pasa el recorrido, obteniendo maracas de los grupos Yanomamis.

A partir del año 2013, Montiel-Soto comienza a realizar la serie de videos Tratado de Maracas después de varias “expediciones” en las que pasa por Perú, Ecuador, Colombia, Chile y Uruguay. En ella juega y analiza, a través de la aparición de una maraca en movimiento en diferentes escenarios, la idea del mito fundacional e identitario que define América del Sur como un territorio tropical. Subvirtiendo la capacidad exotizante, se pone en crisis las representaciones que definen el continente como exuberante, dinámico, lleno de ritmos y cadencias.

Vista de la exposición “No me toquen las maracas”, de Marco Montiel-Soto, en Batalla, Tenerife, Islas Canarias, España, 2021. Cortesía del artista y Batalla
Vista de la exposición “No me toquen las maracas”, de Marco Montiel-Soto, en Batalla, Tenerife, Islas Canarias, España, 2021. Cortesía del artista y Batalla
Vista de la exposición “No me toquen las maracas”, de Marco Montiel-Soto, en Batalla, Tenerife, Islas Canarias, España, 2021. Cortesía del artista y Batalla
Vista de la exposición “No me toquen las maracas”, de Marco Montiel-Soto, en Batalla, Tenerife, Islas Canarias, España, 2021. Cortesía del artista y Batalla
Vista de la exposición “No me toquen las maracas”, de Marco Montiel-Soto, en Batalla, Tenerife, Islas Canarias, España, 2021. Cortesía del artista y Batalla

El artista encuentra en la maraca un objeto asociado al comercio de esclavos desde el continente africano, pero del que también se encuentran rastros de su uso precolonial. En palabras de Marco Montiel-Soto:

Pequeños elementos como piedras, semillas, arroz, frijoles o fragmentos de vidrio y metal se utilizan para golpear las paredes internas de una calabaza seca. El sonido que produce una maraca va mucho más allá del movimiento que hace la mano. Es el lenguaje de un espíritu danzante.

Las maracas son instrumentos de percusión cuyo origen suele situarse en el continente africano y su dispersión fue unida al comercio de esclavos. Sin embargo, hay rastros de su uso en ceremonias y rituales en muchas de las culturas previas a la colonización en todo el continente americano. Son utilizadas, por ejemplo, en serenatas románticas, despojos, magia negra, espiritismo o para intervenir sobre las lluvias.

En la serie de videos expuestos, las maracas de cada lugar se convierten en personajes que danzan ante la cámara. Algunas muestran sus rostros, mientras emanan un sonido único difícil de dominar.

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