
HALLARNOS PARA PERDERNOS. NATALIA MONTOYA EN GALERÍA MACCHINA
“La piel que arrugan los perros cuando gruñen” es una de las interpretaciones que tiene la palabra aymara sinsiña y es, al mismo tiempo, un título extraño, largo y algo misterioso para una exposición. Si imaginamos lo que este título nos dice, nos encontramos con una imagen mental específica; será distinta para cada unx, pero lo que veremos es un gesto poco amigable.
Esta imagen contrasta con la exposición de Natalia Montoya (Iquique, Chile, 1994) en Galería Macchina con sus colores estimulantes que nos seducen en cuanto espectadores. La piel que arrugan los perros cuando gruñen es un detalle: ¿cómo observar la piel contraída alrededor de los dientes afilados de un animal que te está amenazando, o quizás defendiéndose, porque se siente intimidado? Aun así, todxs podemos imaginarla. Asumo que todxs hemos experimentado alguna vez el toparnos con un perro que nos gruñe, y entendemos que ese gruñido es una advertencia frente al encuentro inesperado.


Esta muestra tiene mucho de encuentros fortuitos. La exploración de Natalia surge del cruce repentino con un traje femenino de los indios Pieles Rojas de la sociedad religiosa Danzantes y Pieles Rojos Damián Mercado, agrupación que se despliega año a año con sus bailes en la Fiesta de La Tirana de la región de Tarapacá, al norte de Chile. La idea de encuentro me resuena también por cómo empezamos a conocernos y, sin embargo, se vuelve molesta cuando recuerdo el concepto histórico que habla del “Encuentro de dos mundos” (celebrado el 12 de octubre).
Decido entonces que, a partir de su obra, nos re-apropiemos del concepto considerando el goce que sus piezas provocan y el goce que me transmite cuando la escucho hablar de su vínculo con La Tirana y su relación con los materiales, colores y formas. Este encuentro, entonces, no es el eufemismo del genocidio: este encuentro es posible porque, a pesar de él, se han levantado comunidades y colectivos que resisten y han construido su propia historia.
En el muro de la sala encontramos dos Natalias, dos dibujos hechos al muro. En uno la vemos de niña disfrazada de Piel Roja y en el otro de adulta, un retrato en el que explora sobre si misma las pieles de las que puede hacerse hoy. Bajo las esculturas, que recrean motivos geométricos e híbridos de la cultura Kiowa, está la presencia velada de la luna, que dialoga con el círculo amarillo del muro (una relación entre dos cuerpos que nunca se encuentran). Las piezas no se instalan en la sala de exhibición, sino que se hace de la sala un lugar que nos envuelva.


Con bordados y mostacillas, Natalia nos da cuenta de una insistencia por crear y realizar figuras para un imaginario heterogéneo y propio que hoy nos comparte. De este mismo modo, reproduce una nueva versión del vestido que la fascinó, para mostrarnos que, así como los norteños se apropiaron del imaginario de los Pieles Rojas, ella puede seguir en esa apropiación. Su obra es un viaje personal, de preguntas acerca de orígenes, espiritualidades y de las posibilidades que le entrega el arte.
Manto cosmogónico es otra reproducción: es su estudio de la representación gráfica que hizo Yamqui Salcamayhua -Juan de Santa Cruz Pachacuti, como fue rebautizado- de la cosmovisión incaica. Mediante la elaboración del dibujo en tela y bordado, Natalia conoció los símbolos y principales ideas que compusieron una concepción de mundo arrasada por el cristianismo. “La piel que arrugan los perros cuando gruñen” es la entrada a un mundo complejo, que con colores danzantes remite a la colonización y a un presente que no muchos conocen, y que puede ser malentendido en tiempos donde la apropiación cultural está en boga. A veces no es necesario entender, a veces basta con dejarnos llevar para encontrarnos a nosotrxs mismxs.


La piel que arrugan los perros cuando gruñen, de Natalia Montoya Lecaros, se presenta del 5 al 26 de octubre de 2021 en Galería Macchina, Campus Oriente de la Universidad Católica, Avda. Jaime Guzmán Errázuriz 3300, Providencia, Santiago de Chile. La muestra es curada por Mónica Bengoa y Danilo Espinoza.
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