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JULIÁN PREBISCH: 202021

Smart Gallery BA presenta 202021, la primera exposición de Julián Prebisch en esta galería, en la que se reúne una serie de objetos pictóricos creados por el pintor argentino en estos dos últimos años, caracterizados por formas sinuosas y elementos compositivos que se desbordan del soporte. Compartimos el texto de la crítica de arte y curadora Laura Isola.

Vista de la exposición 202021, de Julián Prebisch, en Smart Gallery, Buenos Aires, 2021. Foto cortesía de la galería

EL ORIGEN DE LA ESPECIE

Por Laura Isola

Esta es la relación de cómo todo estaba en suspenso,
todo en calma, en silencio; todo inmóvil, callado,
y vacía la extensión del cielo.

Popol Vuh

Para narrar la creación del mundo, algunas cosmogonías se dividen en dos grandes grupos: el modelo que se basa en el logos y el que encuentra su explicación en el agón. Para el primero, la palabra es la que hace que todo lo que está dormido tome vida y se despierte. Será, entonces, uno o varios dioses, según la creencia, los que pongan a funcionar el mundo por medio de una sentencia hablada a las materias inertes en el principio de todo.

En cambio, la otra mitología elige a la lucha como el comienzo del mundo. La batalla entre un dios contra los monstruos del mar, en una de las versiones del Génesis de la Biblia, o del dios Marduk de Babilonia contra el dragón del caos primordial, son algunos ejemplos de cómo el combate por salir de las tinieblas y que se haga la luz es la fórmula poderosa para poner a funcionar el cosmos.

El mito de origen griego, por su parte, prefiere, tal como lo cuenta Hesíodo en la Teogonía, algo más de sexo para dar vida, aunque Gea -sin ayuda masculina- engendró a Urano, el cielo. Luego se desquitó y con la ayuda de este nacieron los Titanes, luego los Cíclopes, de un solo ojo, y por fin los Hecatónquiros o Centimani, de cien manos y cincuenta rostros. Nada fue fácil ni poco violento: peleas, castraciones, traiciones y la sospecha infinita sobre el enemigo futuro y las alianzas destructivas.

Der: Julián Prebisch, La puerta, 2020, acrílico sobre tela y madera, 213 x 182 cm. Cortesía: Smart Gallery

El Popol Vuh relata la inexistencia del mundo hasta que el creador y formador decidió generar la vida. La intención era que sus propias creaciones le pudieran hablar y agradecerle por estos dones. Primero se formaron la tierra, las montañas y los valles; se dividieron las corrientes de agua, los arroyos se fueron corriendo libremente entre los cerros, y las aguas quedaron separadas cuando aparecieron las altas montañas.

Después los animales y, finalmente, los hombres. Estos fueron inicialmente hechos de barro, pero como el intento fracasó, el gran creador y formador decidió extraerlos de la madera. Una vez constituidas otras tantas familias, el creador y formador, temeroso de que a sus criaturas pudiera tentarlas la idea de suplantarlos en sabiduría, disminuyó la vista e inteligencia de los ocho dioses: ¡A probar otra vez!

Ya se acercan el amanecer y la aurora; ¡hagamos al que nos sustentará y alimentará! ¿Cómo haremos para ser invocados para ser recordados sobre la tierra? Ya hemos probado con nuestras primeras obras, nuestras primeras criaturas; pero no se pudo lograr que fuésemos alabados y venerados por ellos. Probemos ahora a hacer unos seres obedientes, respetuosos, que nos sustenten y alimenten. De este modo hicieron a los seres humanos que existen en la tierra.

Esta es la experiencia alucinada que da el libro sagrado de los mayas o Libro del Consejo, que es un compendio que abarca conocimientos sobre religión, astrología, mitología, costumbres, historia y leyendas que relatan el origen del mundo. Una descripción hermosa de esos paisajes mentales donde solo había silencio y oscuridad hasta que la claridad rodea a los seres que estrenan sus primeros rayos y se cubren de colores.

Izq: Julián Prebisch, El último mar, 2021, acrílico sobre tela, 321 x 184 cm. Cortesía: Smart Gallery
Julián Prebisch, La fuente de la vida, 2021, acrílico sobre tela, 180 x 80 cm. Cortesía: Smart Gallery

En los cuadros de Julián Prebisch están estas imágenes de un cosmos en plena invención. Un desarrollo y establecimiento de formas que construyen un paisaje deshabitado. En varios de sus trabajos asistimos al momento en que no había ninguna cosa que se moviera o se agitara. No había ruido; nada que estuviera de pie, sólo las montañas y la faz de la tierra en reposo. Todo en calma, en silencio; todo inmóvil, callado, y vacía la extensión del cielo, leemos en el Popol Vuh, y también vemos en las escenas de sus pinturas.

Pero ya sabemos por estas mismas narraciones que ese sosiego durará poco. Lo mismo ocurre en la imaginería de este artista que propicia ese cambio y transformación con las líneas curvas y serpenteantes, al tiempo que lo morigera con unos colores controlados. Las lunas, las montañas, la superficie terrestre asisten al alumbramiento: es la madre nutricia con sus pares de tetas y sus pliegues. Una diosa de la fertilidad aumentada, hiperbólica. La deidad antigua que se conjuga en una presencia contemporánea.

Porque este conjunto de cuadros es un intento de hacer comprensible el mito de la creación por medio de la pintura. Sin embargo, Prebisch entiende esta práctica en un más allá de la tela: una pintura constructiva. Que se expande en los volúmenes agregados como exoesqueletos de algunas obras. Este es un hallazgo creativo porque dota a las piezas involucradas de una tercera dimensión que hace sentido con la idea de osamenta, de carcasa y de armazón. Renueva el pacto con lo viviente y funciona en la composición de una protección y una máscara para reafirmar la idea que está en las enseñanzas de los mayas y de las demás cosmologías, que de esta manera se perfeccionó la obra, cuando la ejecutaron después de pensar y meditar sobre su feliz terminación.

Julián Prebisch, El palacio de la luna, 2020, acrílico sobre tela y madera, 196 x 146 cm. Cortesía: Smart Gallery
Julián Prebisch, El palacio de la luna, 2020, acrílico sobre tela y madera, 196 x 146 cm. Cortesía: Smart Gallery

202021, de Julián Prebisch, se podrá visitar del 16 de septiembre al 15 de noviembre en Smart Gallery BA, Av. Alvear 1580, PB, Buenos Aires, Argentina

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