GABRIEL RODRÍGUEZ PELLECER: VIENTO SOLAR
Por Cecilia Delgado Masse
Como dijo Hofmannsthal: “La profundidad hay que esconderla. ¿Dónde? En la superficie”. Y Wittgenstein iba más lejos que Hofmannsthal cundo decía: “Lo que está oculto no nos interesa”.
Italo Calvino
La superficie marca el adentro del afuera, es el límite o término de un cuerpo, que lo separa y lo distingue de lo que no es él,[1] esa extensión externa, pequeña o grande, que marca y delimita su volumen en un espacio determinado. El mundo en su totalidad se encuentra conformado por superficies, donde el cuerpo humano es una más que se manifiesta en la frontera de la piel.
Viento solar, de Gabriel Rodríguez Pellecer (Guatemala, 1984), reúne una serie de obras que nos obligan a inquirir que el cuerpo es parte de ese “tejido del mundo”,[2] de esa superficie, donde las cosas son una prolongación del cuerpo y parte de su definición completa, de algo concreto donde nos hacemos con lo otro; son el interior del exterior y el exterior del interior, que la duplicidad del sentir hace posible y sin la cual nunca entenderíamos la casi presencia e inminente visibilidad que configura el problema de lo imaginario.[3] Ya que entre lo real, lo imaginario y lo simbólico, se construye una aproximación a ese mundo que vemos y es visto, y a partir del cual se consolida una realidad que es normada socialmente, históricamente y donde lo imaginario, como espacio de lo simbólico, es el recurso al que apela la hegemonía para configurar las formas en que el cuerpo se regula.
Rodríguez plantea un nuevo relato que configura por un lado la propia experiencia corporal que se manifiesta como una manera de estar y ser con el mundo, estableciendo una analogía con otras superficies que se manifiestan como una extensión natural y material de su habitar, de su quehacer, de sus especulaciones casi alquímicas que indagan sobre procesos más complejos que inquieren sobre la identidad del mestizo. La piel, el lino y el papel se ven transformadas por el carboncillo, el índigo, el cloro o el sol para inquirir somos superficie.
[1] Real Academia Española, Diccionario de la lengua española, 22ª. edición, “superficie”, en: http://buscon.rae.es/draeI/
[2] Parafraseando la idea que señala Merlau-Ponty: “Visible y móvil, mi cuerpo es una cosa entre cosas; está preso en el tejido del mundo, y su cohesión es la de una cosa”, en: Merleau-Ponty, ibid., p. 104.
[3] Merleau-Ponty. ibid., p. 107.
GABRIEL RODRÍGUEZ PELLECER: VIENTO SOLAR
Galería EXTRA, Ruta 4 7-56, zona 4, Ciudad de Guatemala
Del 22 de mayo al 9 de Julio 2021
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