Skip to content

RESET. EJERCICIOS TENTATIVOS

RESET. Ejercicios tentativos es un montaje realizado por Centex (Centro de extensión del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio), en Valparaíso (Chile), para reunir un cuerpo de obra producido bajo las restricciones impuestas por la crisis sanitaria. Seis artistas de la región de Valparaíso fueron invitados a este proceso de trabajo bajo las preocupaciones inmunológicas de un virus que ha llevado al colapso de los sistemas de respuesta médica en distintas regiones del mundo. Temor, encierro, aislamiento, soledad, los condimentos más recurrentes del confinamiento, han sido desafiados por el trabajo de Rodrigo Arteaga, Majo Puga, Verónica Soto, César González, Javiera Ovalle y Paz Castañeda.

A continuación, una breve conversación entre Pedro Donoso, responsable de contenidos del Centex, y Juan Yolin, escritor encargado de acompañar el proceso de obra que se llevó a cabo, nos revela algunas de las situaciones vividas.

RESET, Ejercicios tentativos, en el Centex, Valparaíso, Chile, 2021. Foto: Verónica Soto Carvajal

Pedro Donoso: Bueno Juan, pese a todo aquí hay exposición. Pese a la pandemia, digo, pese a los confinamientos, a los cambios, a las distancias, a las interdicciones, a los altos y a los bajos. Una exposición contiene, por supuesto, el resultado de un proceso y de un aprender a hacer. Quería brevemente, preguntarte entonces por ese momento de preparación. Junto a Félix Pino (cámara), fueron testigos de lo que fue sucediendo en los talleres de cada uno/a de los seis artistas que conforman la muestra RESET en el Centex ¿Qué vieron en los talleres? ¿Qué encontraron en mitad de este ambiente de obligada reclusión? Más de un meme bromea con los artistas, para quienes la pandemia no significó una interrupción sino una continuación de su método de trabajo. ¿Qué clase de experiencia encontraron Félix y tú?

Juan Yolin: Ahora, más que nunca, el trabajo artístico ocupa el primer lugar de las actividades no esenciales. Cuando comenzó esta residencia pensaba que junto a Félix íbamos a encontrar a personas sedientas de afuera, sacando la cabeza por la ventana, pero no fue así. Si tuviese que encontrar alguna cosa en común, diría que en todos los talleres se podía percibir la inercia del encierro. Eran y son, eso sí, artistas en su propia contemporaneidad: están implicados, están adentro y son parte del virus. De una u otra manera, esas condiciones moldean y se hacen parte de nuestro trabajo. De ahí que viera, en el caso de artistas como Rodrigo (Arteaga), César (González) y Paz (Castañeda), una revisita de sus prácticas, historias, tópicos, en contraposición al confinamiento. Algo así como si se dieran la vuelta larga para mirar en perspectiva su práctica. Mientras que en el caso de Verónica (Soto), Javiera (Ovalle) y Majo (Puga), quedaba claro que sus propuestas apuntaban, en distinta intensidad, a estrechar manos con el afuera, de hacer parte a su comunidad, fauna, públicos, etc.    

PD: Interesante pensar en esta tensión entre el adentro y el afuera que mencionas, Juan, porque, por otra parte, también se reproduce en el funcionamiento de la exposición. De alguna manera, la muestra ha quedado encerrada y los trabajos -todos muy distintos- han sido entregados a un espacio expositivo que alberga y aparta, o sea, que acoge la obra pero donde es difícil el acceso para las personas por motivos sanitarios. La necesidad de redefinir el modelo de circulación de la producción artística queda a la vista. Tal vez ha llegado el momento de pensar el final de toda una épica de la exposición para empezar a pensar en la vinculación. Y cuando digo vinculación, no solo hablo de la unión entre las obras, sino entre los modos de observación. Cuéntame, entiendo que los artistas, pese a trabajar aislados en sus talleres, lograron el fervor y el entusiasmo de una tarea colectiva. El deseo se hizo operativo, se podría decir, ¿no?

JY: Hacer de RESET algo parecido a una residencia fue un principio de organización, o al menos eso me gusta pensar. Quizá ahí radica el entusiasmo. Pero el contexto era y es implacable: al comienzo nos encontramos como una serie de caras pateadas contra el Zoom. Quizá recuerdes que la idea de grabar una película con mi camarada Félix Pino-Kovalenko fue algo espontáneo que se dijo en el chat, sin miramientos. Nuestros colegas tejían lo suyo sin hablar demasiado, pero aún así, había un extramuro. No sólo en el caso de artistas sino también nos involucramos contigo, dirección, museografía, mediación, en fin. Se dio una suerte de circulación crítica. Y antes, quizá, hubiese habido más fronteras entre nosotros.

Paz Carvajal en RESET, Ejercicios tentativos, en el Centex, Valparaíso, Chile, 2021. Foto: Verónica Soto Carvajal
RESET, Ejercicios tentativos, en el Centex, Valparaíso, Chile, 2021. Foto: Verónica Soto Carvajal

PD: Reconozco el sentimiento de desánimo que nos obliga a inventarnos nuevos propósitos. Nos une la urgencia por reconstituirnos. RESET es reinstalar, resetear, como se dice en la versión hispanizada. Como si pudiéramos reinventarnos. Porque al final, esa puede ser la misión de la práctica artística en tiempos de crisis: buscar nuevos caminos para proponer a la comunidad. Estaba leyendo sobre la coincidencia de lo crítico y lo clínico. A grandes rasgos, lo crítico está en un punto límite que exige cambio. Y ahí coincide con lo clínico, con la forma de tratamiento para dar salida a una situación desesperada. Exagerando un poco, podemos decir que la producción cultural es una forma de ficha médica de una sociedad. Al mismo tiempo, siguiendo esa línea, también es un deseo de recuperación de la sanidad. En el caso de Paz Castañeda, la coincidencia con el tema clínico farmacológico es patente: sus elegantes pinturas de plantas silvestres cuyos principios activos son empleados para hacer remedios están pintadas, justamente, sobre cajas de remedios. El contraste, en la exposición, es con esa gran planta verde que Rodrigo Arteaga instala en mitad del hall de Centex: una planta falsa, una imitación. ¿Qué más hay detrás? ¿De dónde sale ese ejemplar vegetal?

JY: La pintura de Paz me sugiere una mirada un tanto desafectada. En sus trabajos anteriores se percibe una progresión que va dejando de lado al humano: de la figura humana al paisaje, luego al paisaje de las ruinas como el triunfo de la naturaleza sobre las estructuras artificiales, y ahora último, este género de la ilustración botánica visto desde las plantas medicinales usadas por la industria farmacéutica. No sabría cómo definirlo, pero es una especie de misantropía pictórica que se me hace de lo más sana; un rechazo a ciertos modos de hacer de la contemporaneidad. Cuando fuimos a su casa para grabar escenas del documental compartimos con una familia que llevaba el encierro de lo más bien, rodeada por un jardín tremendo que trabaja su compañero, hábil jardinero. 

Por otra parte, el esqueje gigante que hay en el hall tiene una historia. Rodrigo Arteaga guarda en un lugar especial de su pasado el jardín gigante de Mundo Mágico. Es una aproximación de su biografía, que en realidad no es sólo suya, de cualquiera que haya visitado este parque. El asunto es que su trabajo consistía en recuperar una de esas plantas gigantes y trasladarla al Centex. Habló con ustedes en Centex, con el alcalde de Lo Prado en Santiago, con la Corporación de Salud de esa comuna, y consiguió los permisos para entrar al terreno y sacar la estructura. Solo ahí pudo darse cuenta de que esas plantas artificiales se habían consumido en un incendio. Es decir, su proyecto partía de una ficción y a la larga todos fuimos parte del chiste. Chile en miniatura, el diorama, es la metáfora de un país, una ilusión grandota y mediocre. Mundo Mágico tuvo su auge en plena dictadura y, desde ahí, podemos entender este espacio como un lavado de imagen: un país funcional con una industria expresiva y bonachona, levantada por encima del genocidio. Mirado en retrospectiva, el Esqueje no habla de un pasado idealizado, pero intuye una distopía: Mundo Mágico en ruinas.

RESET, Ejercicios tentativos, en el Centex, Valparaíso, Chile, 2021. Foto: Verónica Soto Carvajal
RESET, Ejercicios tentativos, en el Centex, Valparaíso, Chile, 2021. Foto: Verónica Soto Carvajal
RESET, Ejercicios tentativos, en el Centex, Valparaíso, Chile, 2021. Foto: Verónica Soto Carvajal

PD: A diferencia de esa lógica del diorama nacionalista que fue Mundo Mágico, tenemos en RESET tres trabajos que revisan con cuidado la conformación de las estructuras de convivencia desde ángulos muy diferentes. Por una parte, Majo Puga sigue las señales de sus sueños para salir a trabajar con la gente de su barrio y armar una obra social, un ejercicio de coexistencia vecinal en condiciones de pandemia. El contraste, tal vez, lo ofrece César González que en su trabajo revisa la estandarización de los métodos, propósitos y deseos del sistema de educación. Nos educan para que la socialización sea la reducción de nuestros rasgos a un estándar de intercambio neutralizado. Por último, Javiera Ovalle apela a las sociedades no-humanas con las que convivimos sin siquiera saber: fijándose en todos esos animales que han organizado sus modos de supervivencia en paralelo, la maquinaria social de la especie humana aparece como una forma más de vida, si acaso, algo más imperfecta que la de los animales. Es raro pensar la sociedad sin vivirla, especialmente en un país cuya crisis sistémica indica que aquí lo que no existe, precisamente, es una comunidad. Y aquí tenemos, sin embargo, a un grupo de artistas dando ejemplo de lo contrario: con sus formatos propios, con sus intereses personales, cada uno marca un modo de resistir.

JY: Resistencia a la alienación de la pandemia, a este sistema mezquino. César, Majo y Javiera son conscientes de ello. En el caso del primero, realiza una instalación que simula un aula desierta y construida a partir de materiales de reciclaje; sillas de cartón que no son obras sino sobras de arte. El aula de su niñez, su paso por un sistema escolar exigido por la dictadura. De ahí que el trabajo de César sea un filoso comentario del salón de clases como primera experiencia de normalización de las infancias, mirada educacional suscrita a la movilización social, aunque eso muchas veces sea una ficción.

Majo, por su parte, lleva a cabo una serie de acciones orientadas desde su experiencia en el arte relacional y comunitario: el proceso de integrarse a la comunidad de la Población Márquez aquí en Valparaíso. Esa exploración le plantea a su vecindad una serie de preguntas y reflexiones para salir de la cabeza, de la casa, del taller, de las propias circunstancias de los pobladores y pobladoras de la Márquez. Más que un contexto, yo diría que es un pretexto para que esa comunidad se mire y vea lo que la rodea, lo que le sucede, y de paso, ubicar a esta artista fuera de su casa para conectar con su comunidad.

Por último, Javiera explora comunidades de animales salvajes y domésticos cruzadas por las costumbres humanas. Una deriva que ella hace desde un espacio ecosófico y lingüístico, su pregunta es qué sucede cuando se lleva el lenguaje escrito a lo considerado salvaje. Nos contó que había al menos una parte de ella que inconscientemente buscaba su propio salvajismo. Además, encerrados como estamos, al menos los que habitamos la ciudad, no nos preguntamos qué será del vuelo de los pelícanos, ni si aparecen día a día en la Caleta Portales. O quién cuida de los gatos y perros repartidos por la Población Lord Cochrane. Hay una parte de su texto que se me quedó pegada: “Luego del colapso de las estructuras de poder, los animales comienzan a escribir”.

PD: Y de pronto, también pensar que esto acabará, que esta relación pandémica se convertirá en una costumbre lejana de una emergencia extinguida y lo que quedarán serán costumbres respiratorias y rumores en el lenguaje, cuentos que se transmitirán a las próximas generaciones. Pero la exposición cuenta, en el caso del dispositivo fotográfico de Verónica Soto, con un trabajo de emulsión lenta, cámaras estenopéicas insertadas como un mecanismo que graba y absorbe el tiempo muy lento. ¿Hasta dónde, crees tú, que ese registro será la única imagen fiel de lo que ha sucedido en estos meses llenos de dudas e interrupciones?

JY: Son tres meses, 90 días, 2160 horas, 129000 segundos de exposición estenopéica. Las estructuras de Verónica capturan la huella de todo lo que pasa en la sala. Y ahora mismo, mientras conversamos, la sala está siendo ocupada por personas que esperan, sentadas entre las obras, su respectiva vacuna. Un buen giro: de centro de extensión a vacunatorio*, o “vacunarte”, como dijo alguien del grupo. Desde lo conceptual de su trabajo, la idea del panóptico, el miedo a la libertad entre otros asuntos vinculados a la vigilancia y la opresión. Pensar en públicos “cautivos”, personas que no asisten a una exposición: van por la cura. Esto le añade algunas capas de sentido. Supongo que esas fotografías tendrán estelas, rastros, fantasmas que se ajustan a la realidad.

Rodrigo Arteaga en RESET, Ejercicios tentativos, en el Centex, Valparaíso, Chile, 2021. Foto: Verónica Soto Carvajal

*A comienzos de marzo de 2021, la exposición ha debido convivir con las instalaciones de un vacunatorio público que atiende a la población general de lunes a viernes.


RESET. EJERCICIOS TENTATIVOS

Centex, Centro de Extensión del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, Valparaíso

Abierta hasta el 14 de mayo de 2021

También te puede interesar

EL EXILIO COMO EXPERIENCIA VIVA

La exposición "No Memorials. Histoires matérielles de l'exil chilien à Genève" es un esfuerzo significativo por rescatar y preservar la memoria colectiva del exilio chileno en Ginebra y, al mismo tiempo, proporcionar un espacio...