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A DOMICILIO RETRATOS

“Uno de los más importantes retratistas de nuestros días me dijo una vez que no sabía qué quería decir la gente cuando hablaban del pintor que desvela el carácter del modelo. No sabía pintar un carácter, sólo sabía pintar un rostro”
Ernst H. Gombrich

La tendencia hacia la individualización a través del reconocimiento facial va de la mano con la historia moderna y los avances de la técnica. Actualmente, el rostro se encamina a ser nuestra futura huella dactilar, bajo mecanismos tecnológicos que se encuentran en estado de actualización permanente. Dentro de estos nuevos confines digitales, el ejercicio de retratar al óleo permanece en la vereda opuesta a los dispositivos visuales que solo responden al flujo de datos sensibles pormenorizados. En oposición a esto, el lema promocional del servicio A Domicilio Retratos señala: “La esencia de su alma capturada en tan solo una pincelada”.

El proyecto, de las artistas chilenas Magdalena Contreras y Aranzazu Moena, desbarata sardónica y pertinazmente los emblemas culturales ligados a la pintura: bucólica, iluminada, solitaria, trascendental, existencialista, comprometida. En su lugar, rentabiliza todas estas cualidades a través de una dimensión utilitaria y especulativa: el oficio de pintar como cualquier otro oficio puede ser un servicio de alta demanda dentro de la ferviente actividad capitalista contemporánea. Su oferta no deja de ser tentadora: “Beauty is short. Portraits are forever”.

"A domicilio retratos", en Parque Forestal, Santiago de Chile, 2020. Cortesía de las artistas
«A domicilio retratos», en Parque Forestal, Santiago de Chile, 2020. Cortesía de las artistas

A Domicilio Retratos es un proyecto que nace en agosto del 2018 y que aúna varias inquietudes que van desde el impulso genuinamente creativo de sus fundadoras hasta la visibilidad necesaria ligada a un ejercicio artístico de acotada circulación. Esto es traducido orgánicamente en un cuerpo productivo con vida propia: correos electrónicos, formularios de encargo, convenios, visitas, entrevistas, capturas y, finalmente, retratos autorales a un módico precio (USD$7.41).

Pese a sus orígenes nobles como variable dentro de los formatos tradicionales de la pintura, el retrato tiene un inevitable carácter servil, ya que su poética no se encuentra tanto en su composición semántica como en lo que esta envuelve, su contexto original, y lo que transmite a través del tiempo. Es un arte más ligado a la habilidad del ojo y la mano que al sentido; más próximo a lo histórico que a lo retórico y moral.

La solución performática al inevitable agotamiento de un tipo de pintura reservada a los tiempos pre-mecánicos es central para reconocer el valor de esta iniciativa: es una forma de recobrar lo obsoleto y de negociar con el presente, sacando partido a los fantasmas inmaculados de los géneros del arte, tal como lo han hecho Andy Warhol, Chuck Close, Cindy Sherman, y en Chile, Eugenio Dittborn, Paz Errázuriz y Bernardo Oyarzún, entre otros.

Como las mismas pintoras enfatizan, existe una diferencia crucial entre la autoproducción o autoedición que caracteriza a nuestra época (la enorme accesibilidad a herramientas de registro y viralización) y la traducción fisonómica que proviene de un otrx/artista. El tránsito y discurrir del proyecto de Magdalena Contreras y Aranzazu Moena lo ubican en un plano relacional que activa, a su vez, una dimensión narrativa a través de bocetos y capturas que forman parte del cotidiano de sus retratados: espacios domésticos, objetos, plantas, mascotas, etcétera, que en su conjunto articulan contextos de vida íntimos y particulares.

Registro durante una visita a domicilio. Cortesía de las artistas
Registro durante una visita a domicilio. Cortesía de las artistas
Exhibición de «A domicilio retratos» en Casa Parque Villaseca, Santiago. Foto: Santiago Miranda
Exhibición de «A domicilio retratos» en Casa Parque Villaseca, Santiago. Foto: Santiago Miranda

Tras la pandemia, la lógica de citas presenciales o encuentros expositivos se vio rápidamente solapada. Para A Domicilio Retratos, esto supuso un acomodamiento respecto a las condiciones de vida impuestas por el distanciamiento social. De este modo, durante el 2020 surgió una nueva arista del proyecto, Teleretratos, que refleja en parte la adaptación masiva a encuentros y reuniones a través de videoconferencias, donde el rostro aparece de manera persistente encasillado en cuadrículas faciales. Así, el día 23 de diciembre del 2020 el proyecto culminó con la entrega en el espacio público de los 82 retratos realizados a distancia.

En el Parque Forestal, en la vereda opuesta al Museo de Bellas Artes de Santiago, las artistas, junto al colectivo musical Melancolía, instalaron una burbuja a escala humana que permitió la entrega segura de las pinturas por encargo. Esta actividad fue concebida como una intervención artística y musical que enfatizaba irónicamente las condiciones de aislamiento vividas durante el 2020. Además de la metáfora asociada a las normas sanitarias, la intervención rememora el desplazamiento del cubo blanco como frontera que señala los límites del arte (la primera entrega del colectivo fue en Casa Parque Villaseca, en 2019), que en el contexto local encuentra antecedentes como Nautilus, la nueva casa transparente del 2000, o el diorama instalado por Máximo Corvalán a las afueras del Museo de Bellas Artes en el año 2006 (V Bienal de Arte del MNBA). A su vez, la idea de un cuerpo inflable e ingrávido desde una perspectiva escultórica tiene como referentes en Chile a las artistas Julen Birke, Carolina Salinas y Camila Ramírez.

El tiempo de un retrato al óleo es el tiempo de los objetos materiales cruzados por el tiempo imaginario del motivo, que es su fuente de vida. El retratista es quien abstrae el presente, reconociendo no una máscara como infraestructura, sino el rostro: en palabras de Gombrich, «la expresión de vida».

Diego Maureira

Santiago de Chile, 1989. Licenciado y Magíster en Teoría e Historia del Arte de la Universidad de Chile. Es docente en el Instituto de Arte de la Universidad Católica de Valparaíso. Ha publicado ensayos e investigaciones ligadas al arte chileno de las últimas décadas en editoriales como Metales Pesados, LOM y la Facultad de Artes de la U. de Chile. Es curador y forma parte del equipo del Departamento de Estudio de los Medios (www.dem.cl).

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