VERÓNICA MELONI: ACCIÓN DE LOS DÍAS
Por Carla Barbero | Curadora
Los días fueron interrumpidos por sucesos inesperados. Vimos la realidad y nuestras referencias sobre ella perderse entre resistencias y esperanzas. Todo, desde los hábitos cotidianos hasta los asuntos de trascendencia, fue alterado sin escala. Este año también puso en evidencia que la vida en comunidad puede comprenderse como una secuencia de relaciones, movimientos y actividades que pueden ser distinguidas según sean o no esenciales, una diferencia que nombró todo aquello que es sustancial para la continuidad de la vida.
Invitada por el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires para elaborar una performance específica durante el contexto de la reapertura, Verónica Meloni (Córdoba, 1974) propone señalar en el espacio público el valor de las tareas de cuidado porque confía en la naturaleza transformadora de la acción. Junto con las trabajadoras y los trabajadores de limpieza del museo, realizó el pasado 29 de noviembre una acción que amplifica la experiencia silenciosa de sus tareas.
Esta comunidad circunstancial traza escrituras efímeras mientras barre cortezas vegetales; una coreografía afectiva acompañada del sonido del roce de las escobas sobre el asfalto de la Avenida San Juan, frente al museo. La obra es parte de una serie que Meloni realiza desde hace dos años, en la que se vale de la acción de barrer como epicentro de una fuerza que oscila entre lo personal y lo colectivo, entre lo poético y lo político. Una obra que comenzó con solitarios actos de escritura realizados con escoba de paja y con tierra, y devino colaboraciones grupales que buscan honrar los vínculos, los oficios y los lazos comunitarios.
Desde hace dos décadas, la artista desarrolla una práctica performática vinculada con la tradición conceptualista. Su trabajo se presenta como un complejo aparato de experiencia sobre el lenguaje, una forma de acceso a nuevas maneras de percibir y conocer la materia de nuestro mundo. En la obra de Meloni, el “suceso” se aloja en la condición efímera del acto performático, que habilita una sensibilidad común entre las personas que participan.
Meloni se desenvuelve con soltura en los momentos de mayores cambios, allí donde el lenguaje parece no ser suficiente para nombrar lo que ocurre. Los cuerpos en presente absoluto se convierten en vehículos de confianza y de oportunidad para el reencuentro comunitario desde los actos más esenciales, como barrer, escribir o cuidar.
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