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EDUARDO ALEGRÍA: ANIMAL POLÍTIQUEER

Durante agosto de 2019, el Museo de Arte Contemporáneo (MAC) de Puerto Rico presentó en una de sus salas la exposición Animal Polítiqueer, del artista puertorriqueño Eduardo Alegría. A través de una selección de materiales que abarcan video, fotografía, vestuarios, dibujos y su archivo personal, esta presentación trazó un recorrido desde su juventud como hombre queer y sus primeros años de carrera como bailarín, coreógrafo y dramaturgo, hasta su participación estelar en las bandas Superaquello y Alegría Rampante, pasando por sus colaboraciones con otros artistas.

Curada por el filósofo Bernat Tort, este repaso por su trayectoria incluyó además varios talleres, dos conciertos y el estreno del video de su canción más reciente, Jirafa, en dueto con Fofé Abreu.

El MAC presenta ahora una versión online de Animal Polítiqueer a través de la plataforma internacional Google Arts & Culture que enriquece aquella experiencia presencial con comentarios en voz del propio artista, además de la incorporación de contenido complementario que no estuvo físicamente en el museo –dibujos, extractos de piezas teatrales de su autoría– y una publicación descargable con los textos curatoriales escritos por Tort.

Eduardo Alegría aborda en tono reflexivo el vínculo performático y musical de su proyecto de vida como uno de los principales artistas iniciados de la escena queer-cultural en Puerto Rico. Según Tort, al revisar su obra se puede proyectar la evolución de un bestiario de personajes y animales que van desde Lucy –una pieza de danza de 1995, representación de «un género prehistórico», ingenua–  hasta Jirafa, un tema musical performático producido por el MAC que alude al cuerpo reprimido en busca de su liberación.

En ese sentido, la mitología particular creada por el artista (farifos, patos, iguanas y ornitorrincos) se sostiene como un grito coherente de resistencia a las imposiciones sociales y como una apuesta lúdica hacia la autonomía del cuerpo y el espíritu. 

Vista de la exposición «Animal Polítiqueer», de Eduardo Alegría, en el MAC Puerto Rico. Cortesía del museo
Vista de la exposición «Animal Polítiqueer», de Eduardo Alegría, en el MAC Puerto Rico. Cortesía del museo
Vista de la exposición «Animal Polítiqueer», de Eduardo Alegría, en el MAC Puerto Rico. Cortesía del museo

ANIMAL POLÍTIQUEER: LA EVOLUCIÓN DEL DEVENIR-ANIMAL DE LO HUMANO EN LA OBRA DE EDUARDO ALEGRÍA

Por Bernat Tort

Al mirar retrospectivamente la obra completa de Eduardo Alegría — su danza, su teatro y su música— se descubre en ella una caravana de animales extraños; una preocupación ininterrumpida por la evolución de lo humano mediante su transformismo en lo animal. Aparece en ella una suerte de bestiario queer, un conjunto de personajes que incomodan y cuestionan las expectativas sociales de los cuerpos y propone con ellos una serie de metamorfosis, no solo de lo que lo humano ha sido, sino, sobre todo, de lo que puede ser.

Esta intervención zoológica de Alegría no es inocente. Desde la paulatina corrupción social de una sexualidad y un género prehistórico, primigenio, ingenuo, previo al contrato social en la pieza de danza Lucy, hasta la transformación de un cuerpo reprimido, tullido, accidentado, herido, en la canción Jirafa de Alegría Rampante, como forma de liberación y resistencia contra “una postura/ una línea dura” (a straight line?), pasando por un desfile de patos, ornitorrincos, iguanas, puercoespines y el cuerpo simultáneamente antropomórfico y zoológicamente ambiguo que protagoniza el video musical El recipiente (2014), Alegría presenta una propuesta política. Lo animal en su obra propone un nuevo “zoon politikon”.

Si bien es cierto que con Aristóteles ya nos reconocemos como “animal político” desde la antigüedad, este animal de la polis es tradicionalmente visto como un animal de consenso, que negocia sus diferencias en pro de lo común a todos, que sigue una lógica de mayorías. El que propone Alegría, sin embargo, es un animal político queer. Un animal antisocial, animal de minorías (Men-Che-Bi-Kes, 1992); un animal que se instala —siempre contingentemente— en la diferencia y obliga a la norma a doblarse, a ampliarse, a romperse y así dar lugar a la novedad inesperada. Un animal polítiqueer como apuesta al futuro que pueda generar esa diferencia.

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