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UNA REVISIÓN AL PRIMER CONJUNTO DE ESCULTURAS DEL MSSA A 48 AÑOS DE SU DONACIÓN

«En nombre del pueblo y del Gobierno de Chile,  hago llegar mi emocionada gratitud a los artistas que han donado sus obras para constituir la base del futuro Museo de la Solidaridad. Se trata, sin duda, de un acontecimiento excepcional, que inaugura un tipo de relación inédita entre los creadores de la obra artística y el público”.

Salvador Allende, A los artistas del mundo, 1972.

La fragilidad que adquiere nuestra relación con el pasado reclama la permanente necesidad de volver a revisar nuestra historia, para resituar en el presente aquellos relatos que, reprimidos y olvidados, se hacen imprescindibles para la reelaboración de nuestra memoria colectiva e histórica. Ante las magnitudes del tiempo y, especialmente, ante la “liquidez” voraz en la que se configura nuestra realidad contemporánea, la investigación en torno a la historia del arte se suma a los esfuerzos por recuperar la memoria política y cultural de nuestro pasado reciente, con el fin de comprender el presente como el resultado de los acontecimientos, las batallas, las luchas, los sueños y utopías de muchos otros.

En el actual contexto de crisis social que atraviesa Chile, el diálogo entre pasado y presente se hace imperativo, vital y, a la vez, exigente. En esta línea, la investigación sobre el fondo de esculturas donadas al Museo de la Solidaridad Salvador Allende (MSSA) durante el periodo Solidaridad (1971-1973) busca recuperar, valorar y divulgar la historia de 32 esculturas donadas en 1972, que actualmente son parte de su acervo y que señalan el origen fundacional de este museo en Chile.

El momento de su gestación se enmarca en el contexto de la Operación Verdad, mediante la cual un grupo de intelectuales propuso una iniciativa inédita: la creación de un museo de arte moderno y experimental dedicado al pueblo de Chile, el que estaría conformado sólo por donaciones. Este gesto original, basado en un vínculo entre arte, fraternidad y solidaridad tuvo como finalidad, según la Declaración Necesaria redactada por los miembros del Comité de Solidaridad Artística con Chile, (C.I.S.A.C),  “una sociedad más justa, más libre y más humana que la que prevalece actualmente en la mayor parte del mundo”[1], ideal que se actualiza permanentemente a través de la producción simbólica del MSSA; curadurías, exposiciones, vinculación con el medio e investigación, agendan su línea programática de acuerdo al devenir social y cultural del presente, respondiendo, a la vez, a la necesidad de preservar la memoria del pasado histórico.

El proyecto de investigación desarrollado durante el 2019 por quien escribe y por la historiadora del arte, Constanza Jensen, en conjunto con la coordinadora de Colección del MSSA, Caroll Yasky y su equipo de trabajo, ha contemplado la investigación de los contextos de producción de las esculturas donadas en este periodo y los hitos dentro la historia institucional del museo que facilitaron su donación por parte de los artistas. El objetivo principal de esta investigación ha sido la escritura de fichas razonadas de cada obra para la realización de un futuro Catálogo Razonado específico de esta disciplina, cuya colección, conformada de 146 piezas escultóricas, representa alrededor del 5% del total de obras donadas por más de mil artistas nacionales e internacionales a lo largo de los tres periodos históricos del museo, cuyo aniversario se celebra el presente mes: Museo de la Solidaridad (1971-1973), Museo Internacional de la Resistencia Salvador Allende (1975-1990) y Museo de la Solidaridad Salvador Allende (1991-hoy).

Jorge Oteiza, Desocupación espacial del cubo, (1958-62), escultura en chapa de acero sobre eje pivotante. Donada por el artista al Museo de la Solidaridad. Colección MSSA. Imagen Archivo MSSA
Jorge Oteiza, Desocupación espacial del cubo, (1958-62), escultura en chapa de acero sobre eje pivotante. Donada por el artista al Museo de la Solidaridad. Colección MSSA. Imagen Archivo MSSA

Las esculturas actualmente investigadas datan entre los años 1958-1972 y son representativas de la evolución de la escultura moderna y del arte abstracto de posguerra producido a partir de 1948 en Europa, Estados Unidos y países latinoamericanos como Argentina, Brasil, Uruguay y Venezuela. Entre ellas, se encuentran esculturas que recogen los postulados constructivistas como la obra Desocupación espacial del cubo (1958-62), del escultor Jorge Oteiza (1908-2003), la cual forma parte del envío autodenominado Euskadi con el pueblo chileno, que buscó promover la identidad cultural vasca mediante una selección representativa de esculturas provenientes de esa región, y que incluyó obras de Néstor Basterretxea (1924-2014), Remigio Mendiburu (1931-1990), Vicente Larrea (1934) y José Ramón Carrera (1935-2013).

Dando cuenta del carácter heterogéneo de las donaciones realizadas en este periodo, figuran además siete piezas donadas por reconocidos escultores de la vanguardia argentina, entre las que podemos identificar el eclecticismo de Libero Badií (1916-2001), la síntesis minimalista de Aldo Paparella (1920-1977), el clasicismo primitivista de Aurelio Macchi (1916-2010), el cinetismo de Eduardo Rodríguez (1934) y Federico Brook (1933), y el arte concreto de Enio Iommi (1926-2013), uno de los máximos referentes de la Asociación Arte Concreto-Invención y del Grupo de artistas modernos de la Argentina.

Dentro del periodo estudiado se encuentra también la presencia de obras tridimensionales que expresan el apogeo de las más avanzadas propuestas del arte cinético del s.XX, como el móvil de pie Sin título (1972) del Alexander Calder (1898-1976); o de la vertiente geométrica y cinética latinoamericana que tuvo lugar en Francia en la década del 50, esta última representada por obras como Physichromie nº591 del artista venezolano Carlos Cruz-Diez (1923-2019); la pieza cinética mecanizada Volumen Virtuel Blue (1970) del argentino Hugo Demarco (1932-1995), y por dos relieves hechos de módulos de madera ensamblada: Atmosphère Chromoplastique nº 249 (1970) del argentino Luis Tomasello (1915-2014), y Sin Título (c. 1970) del brasileño Sergio Camargo (1930-1990).

Museo de la Solidaridad Salvador Allende, 1991. Museo Nacional de Bellas Artes, Santiago. En primer plano la obra Sin título (1972) de Alexander Calder, móvil de pie de planchas de fierro pintado. En segundo plano a la derecha la obra Sin título de la serie Bichos (1960-65) de Lygia Clark, escultura de planchas de aluminio. Al fondo de la imagen la obra Physicromie Nº591 (1972) de Carlos Cruz-Diez, relieve de láminas de acrílico y pintura. Donadas por los artistas al Museo de la Solidaridad. Colección MSSA. Imagen Archivo MSSA.
Museo de la Solidaridad Salvador Allende, 1991. Museo Nacional de Bellas Artes, Santiago. En primer plano la obra Sin título (1972) de Alexander Calder, móvil de pie de planchas de fierro pintado. En segundo plano a la derecha la obra Sin título de la serie Bichos (1960-65) de Lygia Clark, escultura de planchas de aluminio. Al fondo de la imagen la obra Physicromie Nº591 (1972) de Carlos Cruz-Diez, relieve de láminas de acrílico y pintura. Donadas por los artistas al Museo de la Solidaridad. Colección MSSA. Imagen Archivo MSSA.

Ha sido importante identificar que dentro de las 32 esculturas donadas en el periodo solo cinco corresponden a artistas mujeres. Tres de ellas –la brasileña Lygia Clark (1920- 1988) y las argentinas Noemí Gerstein (1908-1996) y Alicia Penalba (1913-1982)­­– se encuentran vinculadas por su integración a la escena artística de París de los años 50, y dos, a la obtención del Gran Premio de Escultura en la VI Bienal de São Paulo de 1961.

Dentro del proceso histórico de conformación del Museo de la Solidaridad, la donación de Alicia Penalba representa un caso paradigmático en relación a las fisuras políticas que conllevaron a dejar sin efecto la concreción del museo en Santiago, ya que la donación de esta artista proyectaba la realización in situ, en el edificio que albergaría definitivamente al museo, de un ejemplar del Gran Relieve de poliéster dorado que había sido premiado y ejecutado en 1969 para el Museo de Hakone, en Japón, y que es considerado uno de sus proyectos arquitectónicos monumentales más importantes.

El conjunto de obras estudiado tiene su correlato en la historia del museo y es testimonio de la receptividad y apoyo de los “artistas del mundo” al proceso histórico que estaba llevando a cabo el gobierno de Salvador Allende (1908-1973) en su vía democrática hacia el socialismo. Las donaciones fueron gestionadas por figuras de gran renombre mundial que formaron parte del C.I.S.A.C, entre los que se encontraban el crítico de arte español José María Moreno Galván (1923-1981), el crítico brasileño Mário Pedrosa (1900-1981) y el intelectual argentino Aldo Pellegrini (1903-1973), quienes proyectaron para este museo sus más altruístas ideales sociales y establecieron profundos lazos de solidaridad con los artistas. Un ejemplo de ello es el del escultor español Pablo Serrano (1908-1985), quien al momento de su donación suscribió por escrito su férreo compromiso con el museo. También fueron significativas en la gestión de las donaciones las intervenciones del poeta chileno Pablo Neruda (1904-1973), quien en la época fue embajador de Chile en París, y de la galerista Carmen Waugh (1932-2013). Esta última, a través de su reconocido trabajo en la galería Central de Arte en Santiago y en la galería que llevó su nombre en la calle Florida de Buenos Aires fue, según la curadora e historiadora del arte Soledad García, una figura importante en la promoción de intercambios artísticos trasandinos que aportaron a la discusión y transmisión de ideas en torno al proceso de transformación político y social que vivía Chile.

En este sentido, la investigación aborda, ineludiblemente, la tensión entre la historia del arte y la historia política del s.XX, especialmente la historia de Chile bajo el advenimiento del golpe de Estado de 1973, el que significó la suspensión de los derechos democráticos y, por lo tanto, la interrupción del proyecto de conformación del museo. En consecuencia, sobrevino la disolución del proyecto y de su comité artístico en Chile y así, la pérdida del rastro sobre algunas obras que se encontraban en la aduana chilena, como es el caso de la escultura minimalista del artista norteamericano Carl Andre (1935) titulada 8 Leaden Ring (1970), la que fue realizada en una nueva edición en Chile en el 2015, bajo la supervisión e indicación del propio artista, y donada al Museo de la Solidaridad Salvador Allende como gesto de restitución.

Noemí Gerstein, Retrato del lobo feroz (1963), escultura de hierro pintado. Donada por la artista al Museo de la Solidaridad. Colección MSSA. Imagen Archivo MSSA.
Alicia Penalba, Grand relief (Gran relieve) de poliéster dorado (1969). Museo al aire libre de Hakone, Japón. Imagen Archivo MSSA.

Durante la dictadura militar, la mayoría de las esculturas que fueron recibidas se mantuvieron bajo la custodia del Museo de Arte Contemporáneo de la Universidad de Chile en inciertas condiciones de conservación, hasta su recuperación por parte del MSSA en 1991. La actual investigación ha buscado recomponer este trazo de la historia en un intento por recobrar –desde los restos de un pasado fragmentado– la memoria de aquellos acontecimientos que fueron fisurados por la violencia y olvidados en el tiempo. Volver a revisar y cotejar aspectos hasta el momento desatendidos sobre algunas de estas obras ha permitido restituir información como año de data, título original y/o títulos alternativos, técnicas y procesos de producción. Es el caso de las obras Tres formas espaciales (1965), de Enio Iommi, Lunar III (1965-70), de Alicia Penalba, y Gong (1971), del uruguayo Octavio Podestá (1929).

La investigación ha indagado también en los contextos de donación sobre los cuales se configuraron y organizaron los envíos desde los diferentes países de procedencia: Argentina, España, Francia, Italia, Estados Unidos, México y Uruguay. En el caso de este último país, persisten aún grandes interrogantes respecto a la ubicación actual de dos de las tres esculturas donadas, las que aún se encuentran desaparecidas, como la obra La niña y la paloma del artista Armando González.

La investigación también ha considerado un acucioso trabajo de actualización de la información técnica relacionada a cada escultura, el que se ha desarrollado en conjunto con la conservadora del museo, Camila Rodríguez, y la encargada de registro de la colección, Natalia Keller, mediante una exhaustiva revisión de cada obra. Esto ha permitido identificar y corroborar datos como dimensiones, materialidad, firmas, inscripciones, número de inventario, entre otros, facilitando la actualización de las condiciones de conservación de estas obras y la identificación de la necesidad de restaurar algunas de ellas, como es el caso del móvil de pie de Alexander Calder y de las piezas mecanizadas Ojo (1972) de Eduardo Rodríguez, caja luminodinámica que hace girar los nombres de personas que participaron en la lucha social revolucionaria, y Hombre en la luna PA5-S72 (1965-69) de Federico Brook, escultura cinética que según el historiador Giulio Argan buscaba la apropiación de fragmentos del espacio cósmico. Ambos argentinos, junto a la artista mexicana Elva Garma Islas, figuran dentro de los artistas vivos con quienes se han retomado los lazos de colaboración a partir de este estudio.

Recorte de prensa Museo de la Solidaridad, diario La Nación, julio 1972, Santiago, Chile. Al costado derechola escultura de bronce La niña y la paloma de Armando González. Donada por el artista al Museo de la Solidaridad. Colección MSSA. Imagen Archivo MSSA

El proceso de investigación se ha centrado en consultar el Archivo del Museo de la Solidaridad Salvador Allende, el cual a partir del trabajo de su coordinadora María José Lemaitre y de la archivera Isabel Cáceres se ha sometido a una permanente sistematización desde el 2014, y actualmente pone a disposición documentos pertenecientes a sus archivos institucionales históricos, tales como correspondencia personal e institucional, inventarios, catálogos, recortes de prensa, expedientes de donación, carpetas de artista, fotografías y bocetos de obra. Esta documentación se ha puesto en contexto con la revisión remota de otros archivos extranjeros pertenecientes a museos, instituciones y archivos de los propios artistas. La pesquisa no sólo se suscribe a la línea de tiempo específica de los años en que se realizaron las donaciones, sino que también abarca los procesos que intentaron la recuperación de algunos de los antecedentes históricos de las obras en contextos recientes. En especial, se revisó la gestión de dirección del museo de Carmen Waugh, entre 1991 y 2005, ya que fue ella quien facilitó en los primeros años el restablecimiento de la comunicación, el intercambio y la ratificación del compromiso y apoyo al museo por parte de algunos artistas, como por ejemplo Vicente Larrea y Carlos Cruz-Diez.

El resultado de este proyecto –financiado por Fondart Regional, Línea Patrimonio Cultural, modalidad Investigación 2019– se verá materializado el segundo semestre del 2020, con la publicación digital en la web del MSSA de una síntesis de la ficha razonada de cada una de las obras y a través de la realización de un conversatorio público y gratuito sobre los resultados de esta investigación, el que contará con la participación de una investigadora latinoamericana especialista en el arte de este periodo, lo que busca contribuir al desarrollo de la historia del arte en Chile y Latinoamérica y aportar en la visibilización de las valiosas esculturas pertenecientes a esta colección pública.


[1] Comité Internacional de Solidaridad Artística con Chile. Declaración Necesaria. Noviembre, 1971. Archivo Museo de la Solidaridad Salvador Allende.

Marcela Ilabaca Zamorano

Nace en Santiago de Chile, en 1978. Es escultora e investigadora independiente. Magíster en Artes con mención en Teoría e Historia del Arte por la Universidad de Chile y Licenciada en Educación por la Universidad Alberto Hurtado. Su trabajo busca interrogar las tensiones entre escultura y contexto, y explorar los diálogos entre modernidad y arte latinoamericano. Autora del ensayo “Las políticas de emplazamiento en la obra de Carlos Ortúzar” (CeDoc y LOM Ediciones, 2014). Desde el año 2014 forma parte del equipo permanente de Artishock, aportando a la reflexión sobre la experiencia de la escultura en el mundo contemporáneo. Actualmente, está a cargo del proyecto de investigación “Catálogo Razonado de Esculturas de la Colección MSSA. Etapa 1: Periodo Solidaridad (1971-1973)”, financiado por Fondart 2019.

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