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DE LETRAS, FRUTAS Y FLORES. CORRESPONDENCIAS ENTRE JAVIER TORO BLUM Y BENJAMÍN OSSA

Por Javier Toro Blum

En septiembre del año 2011 se inauguró la exhibición Formas / Borde de Benjamín Ossa en Galería Tajamar. En esa instancia tuve la oportunidad de escribir el texto sobre el proyecto, que intentaba poner en palabras las ideas relacionadas y espaciales de la obra. “El recubrimiento de espejos implica una inclusión del entorno -tanto urbano y arquitectónico como cotidiano, humano y subjetivo- en la misma piel de la galería.”

Luego de ya casi nueve años, Benjamín retoma ese lenguaje, como esas ideas que quedan flotando en el tiempo, donde se maceran en éter para luego aparecer. Como un retorno inconsciente de una idea madurada en silencio.

De letras, frutas y flores, en Galería Artespacio (Santiago de Chile), se hermana con Formas / Borde en la manera en que las figuras, la pintura y el reflejo están en función de activar su entorno y hacer partícipe a quien observa y a quienes observamos. Esta vez de manera más íntima, donde las piezas se abren como libros para una experiencia personal dentro de lo colectivo.

De la misma manera que la vez anterior es interesante volver a estas ideas, ahora en otro contexto, que permite ampliarse a varias preguntas nuevas. Tanto del arte como respecto a la vida. De manera contingente, sobre todo en el día de hoy, se vuelve central la manera en cómo nos relacionamos con el mundo subjetivo y físico

Así como la invitación a reflexionar a partir de la exhibición de Benjamín, él fue invitado a pensar desde el texto, ideas de su propio trabajo y cuestiones de la naturaleza y la vida. Como una caja de resonancia el pensamiento se fue ampliando.

Decidimos, entonces, hacer esta publicación mostrando el proceso. Fotografías de la exhibición, texto e ideas comunes y amplificadas. La exhibición plantea un conjunto de ideas, luego las palabras generaron nuevos textos, como un sistema concatenado, productivo y retroalimentado Creemos que queda de manifiesto que las ideas inspiran ideas. Mientras sigamos creando seguiremos avanzando, construyendo el mundo que nos rodea. Sin olvidar nunca que esta construcción siempre será más fértil cuando viene desde la posibilidad del diálogo.

Benjamín Ossa, De letras, frutas y flores n° 2. Pintura a base de agua, cristal Kromosystem sobre vidrio, espejo, caja de acero electropintada, 80 x 80 x 20 cm. Pieza única. Foto del artista. Cortesía: Galería Artespacio.
Benjamín Ossa, De letras, frutas y flores n° 2. Pintura a base de agua, cristal Kromosystem sobre vidrio, espejo, caja de acero electropintada, 80 x 80 x 20 cm. Pieza única. Foto del artista. Cortesía: Galería Artespacio.
Benjamín Ossa, De letras, frutas y flores n° 2. Pintura a base de agua, cristal Kromosystem sobre vidrio, espejo, caja de acero electropintada, 80 x 80 x 20 cm. Pieza única. Foto del artista. Cortesía: Galería Artespacio.
Benjamín Ossa, De letras, frutas y flores n° 2. Pintura a base de agua, cristal Kromosystem sobre vidrio, espejo, caja de acero electropintada, 80 x 80 x 20 cm. Pieza única. Foto del artista. Cortesía: Galería Artespacio.
Benjamín Ossa, De letras, frutas y flores n° 5. Pintura a base de agua, cristal Kromosystem sobre vidrio, espejo, caja de acero electropintada, 80 x 80 x 20 cm. Pieza única. Foto del artista. Cortesía: Galería Artespacio.
Benjamín Ossa, De letras, frutas y flores n° 5. Pintura a base de agua, cristal Kromosystem sobre vidrio, espejo, caja de acero electropintada, 80 x 80 x 20 cm. Pieza única. Foto del artista. Cortesía: Galería Artespacio.
Benjamín Ossa, De letras, frutas y flores n° 5. Pintura a base de agua, cristal Kromosystem sobre vidrio, espejo, caja de acero electropintada, 80 x 80 x 20 cm. Pieza única. Foto del artista. Cortesía: Galería Artespacio.
Benjamín Ossa, De letras, frutas y flores n° 5. Pintura a base de agua, cristal Kromosystem sobre vidrio, espejo, caja de acero electropintada, 80 x 80 x 20 cm. Pieza única. Foto del artista. Cortesía: Galería Artespacio.

Un diálogo sobre la necesidad de la experiencia por Javier Toro Blum y Benjamín Ossa

JTB/ Letras, frutas y flores. Elementos que por sobre todo se relacionan por darse en el tiempo, por ser inmanentes y rotundos por un instante, pero que en el fondo son herramientas frágiles en servicio de un sistema mayor, la vida y el habla. Unidades básicas, que por sí mismas son, pero que forman el lenguaje y la reproducción natural. La letra es al lenguaje como la fruta a la flor. Ambos son necesarios, y por qué no decir fundamentales, para la vida.

BO/ La idea de Goethe sobre la naturaleza y los “misterios sagrados que encierra” en este sentido estas tres cosas; letras, frutas y flores apuntan cada una a un todo, no hay un afuera o un adentro de ellas. El misterio del cual habla Goethe enciende la búsqueda de la relación y pone en conflicto si la reflexión sobre la naturaleza nos incluye o excluye, o en última instancia nos pone en el espejismo del borde… como si se pudiera observar aún que fuese borrosamente lo que hay dentro y fuera de ella.

JTB/ El título de la exposición se vuelve también un medio para la experiencia. Las formas y los colores se atraen como flores a las abejas, para que algo mayor suceda. Están ahí no solo como un estudio formal sino que activando la percepción de manera directa. El aspecto lúdico de la exhibición obliga al espectador a moverse por la sala para ver los colores escondidos, reflejados y expuestos a diferentes ángulos. Son puertas abiertas, sin el cerrojo obligado de una contemplación externa de la forma. Se vuelven mediadoras de experiencia, donde su forma final está dada por quien la toca, por quien decide observar, no solo con los ojos, sino que con el cuerpo completo.

BO/ Sus colores. Estos inagotables, volubles, indeterminados al punto  de  ser; flor, sopa, fruta, sueño, arrogancia y muerte. Han transitado a lo largo de la historia descritos y argumentados en teorías físicas, en cuentos de tesoros y arcoíris, en banderas, emblemas, hasta el fútbol y el arte… por una infinita lista de situaciones y personas que los han pensado, paseado y tocado. De alguna manera el color es el catalizador que busca guiar al que observa a descubrir lo que existe detrás de la forma. El vínculo de los colores en el espacio tiene la tarea de activar la percepción. Construir un lenguaje, un texto, encontrar las palabras que flotan para nombrar estas relaciones, formas y colores dependientes de nuestro compromiso con lo que vemos.

JTB/ La naturaleza líquida, dada por esta posibilidad de pivotar libremente los vidrios, da formas infinitas a la exhibición. Siempre como rastro arqueológico de que alguien estuvo ahí. El siguiente que visite toma la posta del visitante anterior.  En ese sentido, se vuelven máquinas de experiencia, que posibilitan una manera de mediar una interacción. Como escribe Varela, “Mutatis Mutandis, lidiar con fenómenos subjetivos no es lo mismo que lidiar, como se asume generalmente, con experiencias puramente privadas. Lo subjetivo está intrínsecamente abierto a la validación intersubjetiva, si somos capaces de proveernos de un método y procedimiento que así lo permita”.

BO/ El movimiento de las imágenes y la posta de los que observan, la constante construcción en la exposición me lleva a pensar cómo se genera la luz fosfórica al circular la corriente eléctrica por los filamentos de un tubo, El impacto excita los electrones de los átomos fósforo, a su vez estos emiten fotones de luz construyendo algo que sin el estímulo no existiría. En este sentido, las obra y exposición en su conjunto tienen también una imagen general, un ánimo que se construye por la manipulación y transformación constante de cada una de sus particularidades.

Benjamín Ossa, De letras, frutas y flores n° 7. Pintura a base de agua, cristal Kromosystem sobre vidrio, espejo, caja de acero electropintada, 80 x 80 x 20 cm. Pieza única. Foto del artista. Cortesía: Galería Artespacio.
Benjamín Ossa, De letras, frutas y flores n° 7. Pintura a base de agua, cristal Kromosystem sobre vidrio, espejo, caja de acero electropintada, 80 x 80 x 20 cm. Pieza única. Foto del artista. Cortesía: Galería Artespacio.
Benjamín Ossa, De letras, frutas y flores n° 7. Pintura a base de agua, cristal Kromosystem sobre vidrio, espejo, caja de acero electropintada, 80 x 80 x 20 cm. Pieza única. Foto del artista. Cortesía: Galería Artespacio.
Benjamín Ossa, De letras, frutas y flores n° 7. Pintura a base de agua, cristal Kromosystem sobre vidrio, espejo, caja de acero electropintada, 80 x 80 x 20 cm. Pieza única. Foto del artista. Cortesía: Galería Artespacio.
Benjamín Ossa, De letras, frutas y flores n° 7. Pintura a base de agua, cristal Kromosystem sobre vidrio, espejo, caja de acero electropintada, 80 x 80 x 20 cm. Pieza única. Foto del artista. Cortesía: Galería Artespacio.
Benjamín Ossa, De letras, frutas y flores n° 7. Pintura a base de agua, cristal Kromosystem sobre vidrio, espejo, caja de acero electropintada, 80 x 80 x 20 cm. Pieza única. Foto del artista. Cortesía: Galería Artespacio.

JTB/ Esta manera de comprender el arte ha estado muy ligado a la cultura sudamericana. Las obras de Lygia Clark o Helio Oiticica ya planteaban desde un aparente formalismo un carácter performático y sensorial. Obras de arte público en Chile de Matilde Pérez y Carlos Ortúzar, por dar un par de ejemplos, llevaron estas ideas a una escala urbana. Así como la Escuela de Arquitectura en Valparaíso y su idea del viaje, la poesía y la arquitectura como morada pasajera también penetraron constructivamente en una forma de relación y comprensión nueva de nuestro entorno. La pregunta está, sobre todo y fundamentalmente, en de qué manera este pensamiento es hoy más vigente que nunca.

JTB/ Es imposible no pensar la realidad hoy en día desde la situación biopolítica en que nos encontramos. Aún así lo que vivimos no es pura contingencia, sino que sintomatiza y vuelve explícita muchas de las maneras en que estamos relacionándonos con el mundo y con quienes nos rodean, con los cuerpos y objetos que conforman nuestro entorno. Hoy más que nunca extrañamos el contacto físico, la cercanía, la experiencia de lo real, poder activar lo social más allá de una pantalla. Existe en las imágenes, videos y transmisiones en vivo una nostalgia implícita que se sustenta en una ausencia. Sin embargo, esta falta positivamente se vuelve el centro de una posibilidad. Podríamos pensar en ese sentido que la exposición de De letras, frutas y flores en Artespacio, a través de este registro, no es solo compartir las imágenes como punto final: son un entremedio hacia la obra y la obra es médium hacia uno mismo.

BO/ Es curioso que estas obras hayan estado creadas desde una colectividad presente y activa, que necesitan ser pensadas y activadas para permear la aproximación del otro y que hoy dada la contingencia que vivimos, están quietas; solo estuvieron cinco días funcionando. Espero pronto vuelvan (y volvamos) a su naturaleza.

JTB/ Lo fundamental aquí es la idea de construir este tipo de arte en la contemporaneidad es una posibilidad donde el medio es realmente mediador y no fin, donde las imágenes son más que imágenes, son experiencias completas que nos comprometen. La experiencia es constante actualización, por eso siempre será presente y necesariamente presencial. Esperemos que estas obras De letras, frutas y flores se vuelvan fértiles ideas de un futuro más íntimo y cálido que esperemos sea el que viene por delante. De que será posible ir a abrir esas puertas de la misma manera en que podremos abrazar a quienes queremos prontamente.

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