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REGINA JOSÉ GALINDO: CUESTIONES DE ESTADO

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cuestiones de estado, de Regina José Galindo, es un proyecto complejo que reflexiona sobre la incidencia del poder en la vida del ser humano. cuestiones de estado se desarrolla en Lavarse las manos, realizado en Roma, y La historia la escriben quienes sobreviven, realizada en Madrid, dos obras relacionales que afrontan el tema de la migración gracias al don de los testimonios de los protagonistas, llevados a cabo en su idioma madre.

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Por Federica La Paglia, comisaria

(fragmentos tomados del texto publicado en la hoja de sala de la exposición cuestiones de estado: La historia la escriben quienes sobreviven y Lavarse las manos, de Regina José Galindo, Casa América, Madrid 2019)

 

Para contener en una sola idea todo el complejo trabajo sobre la migración que Regina José Galindo ha desarrollado para Roma y Madrid, se afirma necesariamente el concepto de asuntos de estado. En minúscula, sí, pero no para quitarle peso sino para, paradójicamente, amplificar su alcance incluyendo lo que, generalmente, no se considera: el ser humano.

cuestiones de estado es entendido como punto de contacto entre los Asuntos de Estado y la condición en la que se encuentra la persona por consecuencia o como reacción a los mismos.

El proyecto comienza con un período de residencia de la artista en la Real Academia de España en Roma y se desarrolla en el tiempo transcurrido en Madrid. Las obras que han nacido son fruto del análisis del contexto y de un fundamental proceso relacional.

Ambos trabajos – Lavarse las manos y La historia la escriben quienes sobreviven – se fundan en relaciones que se han desarrollado a través de la evolución de la economía del don [1]: el don del migrante, que está hecho del relato de la propia vida contracambiado con el espacio y la resonancia que la artista es capaz de ofrecer. […]

El enfoque relacional, la relación entre la artista y los protagonistas de las obras, marca en los efectos una acción de cambio de la aún fuerte inclinación a la visión eurocéntrica. […]

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Lavarse las manos inicia con el encuentro en Roma entre mujeres de origen diferente  –Guatemala, Costa de Marfil, Congo, Kurdistán turco, Somalia– y de las palabras que han intercambiado en la intimidad; nace de la cercanía humana y femenina, de la increíble similitud de acontecimientos en sus países, de la urgencia común de la migración, del tema de la violencia sobre las mujeres y de la explotación humana en economías al servicio de las potencias que, en época poscolonial, mueven en realidad las piezas de un tablero de tipo neocolonial.

Tras las confidencias privadas, las mujeres refugiadas invitadas a compartir han elegido donar el relato de su propia vida, recibiendo a cambio el espacio de escucha pública del que dispone la artista.

En la dinámica activada por Galindo, el poder está en quien elige trasferir su propia historia, en el donar según la forma de economía enunciada por Marcel Mauss (1924). El don del relato – que es narración y acción del narrar – prevé ser correspondido. Así, durante la performance – que en Madrid si presenta en la edición vídeo – durante la narración de las mujeres, la artista está inmóvil y de pie, vistiendo el relativo traje tradicional, sin mímesis, pero dejando que se vean las metafóricas diferencias de talla, donde también se divisa el rechazo de la práctica de apropiación y sometimiento cultural.

En ella no hay identificación sino empatía; acorta las distancias dejando que se entienda que uno no puede lavarse las manos de cuanto compartido, por conciencia o sentido de la historia.

El título de la obra tiene su origen en la expresión de matriz bíblica y en el hecho de que en la versión original en Roma, antes de la acción, el público ha sido invitado a la lavarse las manos, acto necesario también para poder acceder a la exposición que sucede a la performance.  A través de la referencia al gesto cotidiano la artista pone en marcha un proceso de responsabilización del público que plantea cuestiones sobre la normalidad de la indiferencia y cuya intención es la de destapar prejuicios, cómoda inconsciencia o paternalismos. […].

Regina ha pedido que el relato se realizara en el idioma madre, no en el oficial del país: un acto preciso que pasa a través del rechazo de la supremacía de los otros pero que, al mismo tiempo, traiciona la historia y las constricciones sufridas. […]

“Frecuentemente la historia se escribe sobre el cuerpo de las mujeres”, suele repetir la artista, que se detiene sobre la violencia de género como acto de poder y control, estrategia del terror, ejercicio de sumisión; en Lavarse las manos emerge de los relatos de las torturas y violencias sexuales, pero también de prácticas aún habituales como la imposición del matrimonio. Emerge el patriarcado político y el cultural.

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La historia la escriben quienes sobreviven, que ha sido concebido y realizado en Madrid, se mueve desde la tesis negante de la frase “La historia la escriben los vencedores”; la artista comienza de una expresión universal pero se distancia del evento que la ha generado y la asume en su uso ordinario con el fin de llevar a cabo una inversión de perspectiva que rechaza la narración dominante.

La historia la escriben quienes sobreviven tiene como protagonistas a tres vendedores ambulantes provenientes de Senegal.[…]

Como Lavarse las manos, también este trabajo está marcado por el enfoque relacional que ha conducido al don de los testimonios en el idioma madre […].En la exposición sus relatos se oyen con auriculares, cerca de mantas en las que extienden sus mercancías, instrumento de trabajo expuesto como si fuera un cuadro que naturalmente absorbe y remite las experiencias, los pensamientos, las ambiciones del artista que lo ha realizado.

[…] De ello emerge el retrato de los que han sobrevivido y de los supervivientes, pero también de orgullosos trabajadores que desean ser miembros activos y regulares de una sociedad que los relega a una dimensión de ilegalidad; una narración lejana de la occidental que ahonda en visiones (neo)colonialistas y se refuerza en un sistema capitalista en crisis, que exacerba los conflictos sociales y dibuja un retrato del migrante siempre en equilibrio entre el holgazán, el criminal y el peligroso competidor en el mercado del trabajo.

A través de la economía del don la artista revela las razones de la economía de mercado que mueven el viaje y marcan la vida en Occidente, poniendo el público ante la propia visión estereotipada, que sufre la influencia de retornos del siglo XIX y de los miedos inducidos de la crisis global. Al mismo tiempo, la obra saca a relucir la contradicción entre esta visión y la irrenunciable pulsión al consumo (y a la ganancia) que mantiene ese mercado ilegal paralelo, única posibilidad de supervivencia a la que se ve obligado el migrante. […]

Restituyendo una narración no contaminada por el modelo dominante – que también se alimenta del paternalismo que ni siquiera considera o acepta al otro si no lo ve debilitado por las penurias – Regina José Galindo afronta la migración a través de la lente del capitalismo. […]

 


[1] Marcel Mauss, Ensayo sobre el don. Forma y función del intercambio en las sociedades arcaicas, Katz Editores, 2009. En la relación que se crea, el don se convierte en un hecho social total.

Fragmentos tomados del texto publicado en la hoja de sala de la exposición cuestiones de estado: La historia la escriben quienes sobreviven y Lavarse las manos, de Regina José Galindo, Casa América, Madrid 2019)

La exposición permanecerá abierta hasta el 20 de enero de 2020 en Casa de América, Madrid. Un proyecto producido por la Real Academia de España en Roma y el Centro Cultural de España en Guatemala.

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