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CONVERSATORIO AGAC: RESISTENCIA, CONFIANZA, COOPERACIÓN Y UNA NUEVA INSTITUCIONALIDAD PARA LAS ARTES VISUALES

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Ayer 2 de octubre, en el auditorio de la Municipalidad de Vitacura, se realizó el conversatorio Arte Contemporáneo: Coleccionismo, Galerismo, Mercado, Institucionalidad, organizado por AGAC (Asociación de Galerías de Arte Contemporáneo), una instancia hasta entonces inédita que reunió a cuatro expertos internacionales para debatir sobre el estado del ecosistema del arte chileno, sus proyecciones y desafíos. Un diagnóstico de la escena a escala institucional, su circulación y promoción a nivel privado, nacional e internacional, en el que se atisbaron algunas estrategias viables para remecerlo y revertir esa condición de “inmadurez” -o “afonía”- que muchos actores, dentro y fuera de Chile, aún perciben.

Junto con resaltar la importancia de un trabajo mancomunado entre los agentes que participan activamente en el sector de las artes visuales de Chile, los expositores –Juan Carlos Silva, subsecretario de las Culturas y las Artes; Boris Hirmas, empresario y coleccionista de arte contemporáneo; Isabel Aninat, presidenta de AGAC; y Claudio Golonbek, economista y experto en mercado secundario- esbozaron algunas acciones concretas a emprender, entre ellas impulsar el papel del Estado a través de políticas públicas coherentes y de largo plazo; fomentar las adquisiciones de obras de artistas chilenos por museos nacionales e internacionales; procurar la transparencia en los precios y transacciones de obras por parte de galerías y marchantes; y generar publicaciones que difundan y a la vez legitimen la producción local.

En ese sentido, una medida puntual a nivel de políticas públicas fue la anunciada por el subsecretario Silva ante un auditorio compuesto por galeristas, coleccionistas, gestores culturales, funcionarios públicos, artistas y otros agentes del sector: la creación, el próximo año, de una Subsecretaría Ejecutiva de Artes Visuales, con el propósito de darle el mismo ordenamiento que otros sectores de las llamadas industrias creativas, como el libro, la música, el audiovisual y las artes escénicas.

Dentro de los lineamientos de la nueva institucionalidad para las artes visuales que vislumbra Silva para el 2020 también están darle un rol más activo al Estado en la administración de espacios de exhibición, así como imprimir una visión integral para generar sinergias y una circulación dinámica entre espacios como el Centex (en Valparaíso), la Galería Gabriela Mistral (GGM) y el Centro Nacional de Arte Contemporáneo Cerrillos, en Santiago.

Silva también anunció la creación de un nuevo programa apertrechado con un monto de 7.300 millones de pesos para organizaciones culturales, en sintonía con los proyectos financiados históricamente por FONDART –que para el 2020, dijo, se ha presupuestado en 1.300 millones de pesos para las modalidades de creación, investigación y difusión-, y que “va a permitir que las organizaciones salgan de la anualidad que indica la ley de presupuesto”. Ese presupuesto incluye un tramo específico para artes visuales de 1.700 millones de pesos, para que “cuando se cree la nueva Subsecretaria Ejecutiva de Artes Visuales también venga aparejada de recursos que al final le permitan desarrollar bien sus programas”.

“Contaremos con una partida propia para el fomento y desarrollo de artes visuales, para dar especificidad al sector y marcar su relevancia y jerarquía”, señaló entusiasmado el subsecretario, añadiendo que esta planificación estatal se complementa con el aporte que hacen AGAC y la marca sectorial Sísmica a nivel de internacionalización del arte chileno.

En su intervención, también destacó la importancia de “tener una política de adquisiciones de museos y espacios de arte público clara, y fortalecerla”, una preocupación que fue secundada por otros panelistas, e incluso por el público, durante la sesión final de preguntas y respuestas.

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Otro asunto que se instaló como urgente durante el conversatorio fue la necesidad de generar alianzas estratégicas y una vinculación genuina entre los distintos actores de la escena chilena. La galerista con mayor trayectoria en el país, Isabel Aninat, inició su intervención enfocándose en ello. “Es importante saber que el mundo del arte es un tejido, que estamos todos vinculados, y si falta una parte de ese tejido, este se deforma. Esta unión da confianza. El mundo del arte es esencialmente confianza. Hemos entendido en AGAC que tenemos los mismos objetivos y desafíos. Gracias a Sísmica tenemos apoyo del gobierno a través de ProChile. Esto nos ayudó a salir al mundo para decirle que el arte chileno tiene cosas importantes que decir. Este es un ejemplo de trabajo en red y mancomunado para lograr la internacionalización del arte chileno”, afirmó.

Además de cooperación, otra palabra clave durante el discurso de Aninat fue “resistencia”. “Esto es clave para las galerías”, sostuvo. “Hay artistas que sabemos que son potentes y tienen potencial, pero que no venden. Y hay que seguir apostando a ellos. Las galerías sabemos cuál es la demanda, pero también qué va a ser patrimonio. Nosotros ofrecemos, y la demanda tiene que venir después”.

Si en las galerías impera la resistencia, como asegura Aninat, en el caso de los coleccionistas lo que rige es la pasión, según Boris Hirmas, empresario y coleccionista de arte contemporáneo chileno-mexicano. “Nuestra relación con el arte es muy profunda”, indicó durante su presentación, para luego dar una suerte de definición de lo que para él es ser coleccionista. “No todo el mundo es coleccionista. Hay mucha gente coleccionando por las razones equivocadas. Hay que dedicarle tiempo serio; mucha gente piensa que coleccionar es un hobby. Cuando coleccionas no puede haber conflicto con tu otro trabajo. Uno custodia la obra de arte desde su creación en el taller, hasta su exhibición en la galería y su puesta en el museo”.

Para Hirmas, coleccionar “es una excusa para estudiar y discutir con otras personas”. Él es de la práctica de ajustar las colecciones, es decir, deshacerse de lo que ya no apasiona y comprar obra nueva, según corre la experiencia y va evolucionando orgánicamente la narrativa de la colección. Es de los coleccionistas que llega al punto de entender que tiene más obras que paredes, de los que consideran crucial conocer al artista y visitarlo en su taller, pero siempre trabajando en conjunto con las galerías, sin saltarse los eslabones intermediarios de la cadena. Es un ferviente creyente de la difusión editorial para legitimar al artista, y lo que se compra, y llama a entender por dónde circula el arte.

“Los coleccionistas somos parte de comités de museos e instituciones. Nuestras obras, el arte latinoamericano, si no forma parte de museos como la Tate, el MET o el Pompidou, simplemente no existen, nos guste o no. Obviamente, hay muchas otras necesidades en Latinoamérica, pero es importante que logremos acrecentar colecciones en museos estatales y en museos internacionales. La circulación es una industria y, como imagen, a un país esto le reditúa mucho”.

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Claudio Golonbek es economista graduado en la Universidad de Buenos Aires (UBA) y con estudios de postgrado en el Instituto Torcuato Di Tella (ITDT). Su actividad profesional la ha desarrollado en el área de las finanzas e inversiones. Desde el año 2003 se dedica académicamente a la investigación y docencia en el campo de la Economía del Arte. También es autor de libros y consultor de inversores institucionales, galerías de arte, casas de subastas y coleccionistas privados. Su ponencia, centrada en estadísticas del mercado secundario, puso sobre la mesa términos –récord, ranking- que para el mercado chileno, y también Latinoamericano, de menor escala suenan más como a utopía. Cuestiones como que el sudeste de Asia y África tienen un potencial de crecimiento tal que ya pueden competir con el mercado latinoamericano, o que el mercado latinoamericano, a nivel global, padece de cierto estancamiento.

Golonbek hizo ver que la cotización de los artistas latinoamericanos en los últimos años, respecto a fines del siglo XX, ha bajado. “Hoy, nuestra región está por debajo de Estados Unidos, China, Europa Central, Rusia y Europa del Este.  América Latina, en el mercado internacional de subastas, no ha crecido a la par del resto de las regiones. Lo que ha ocurrido es que ha habido en los últimos 20 años una gran ampliación de la oferta global, con una fuerte expansión de los formatos comerciales (ferias y galerías), y un cambio en el gusto estético, un sesgo hacia lo contemporáneo, y la dispar dinámica en la evolución del PBI en la región (1999/2019)”.

Para el economista, la estrategia de posicionamiento del arte latinoamericano a nivel mundial debiera enfocarse en profundizar en lo que él llama el “color local” –lo autóctono, lo distintivo, lo idiosincrático-, aumentar el valor simbólico de la región, elevar su competitividad en el segmento de lo contemporáneo, y generar más información analítica.

Si en algún punto también coincidieron Aninat, Golonbek e Hirmas es que el arte es parte de un entramado donde el mercado es pieza clave. Para ellos, el aspecto comercial del arte aún se debe desmitificar, obviamente descontando los efectos perniciosos que traen las burbujas y especulaciones. “El arte sin sistema económico no es realista, es utópico y no se corresponde con la historia del arte”, aseveró Golonbek.

Para Aninat, en tanto, es importante dejar claro que las galerías son empresas. “No existen galerías no comerciales. A pesar de las dificultades, ese es el papel relevante de una galería: vender a los artistas y tratar de vivir de ello. Como empresas tenemos inversiones: espacios, personal profesional, montajistas, la trastienda –que no es una bodega sino un conjunto de obras que deben estar siempre a la vista, y eso tiene un costo. Viajar y estudiar también son inversiones. Ahora, gracias a ProChile, las galerías estamos todas afuera trabajando en ferias”, señaló.

A su juicio, es fundamental que las galerías, como negocios que son, tengan estrategias comerciales tanto a corto como a largo plazo, así como planes de negocios específicamente diseñados para saber vender a cada uno de los artistas, porque cada uno es diferente. “Nos preocupamos de que los precios sean justos. Nos conviene que los coleccionistas hayan comprado obra que luego mantenga su valor, o suba. Es importante también el factor ‘a quien se vende’. Algunos artistas te dicen ‘expuse en Europa’. ¿Pero dónde en Europa? Se valora el CV, la edad y dónde ha expuesto el artista. La galería, además, le da valor a la obra y la certifica. Sabemos su proveniencia”, dijo Aninat respecto a los criterios que construyen el precio de una obra y la confianza de los coleccionistas.

También según Hirmas, la valoración del arte debe ser la correcta, ya que, si bien los precios en los mercados internacionales han venido subiendo sostenidamente desde el año 2000, si especulas, te va a ir mal. “El mercado del arte es bastante opaco. La gran mayoría de las transacciones se dan en privado, no en subastas. Los precios de subasta no necesariamente reflejan el valor de la obra, porque precisamente la mayoría de las transacciones se dan en privado”, dijo.

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Alejandra Villasmil

Nace en Maracaibo (Venezuela) en 1972. Es directora y fundadora de Artishock, revista online especializada en arte contemporáneo. Licenciada en Comunicación Social, mención audiovisual, por la Universidad Católica Andrés Bello (Caracas), con formación libre en arte contemporáneo (teoría y práctica) en Hunter College, School of Visual Arts y The Art Students League, Nueva York. Es editora y traductora inglés/español de contenidos sobre arte, trabaja en campañas de difusión y escribe regularmente para publicaciones, galerías y artistas de América Latina y El Caribe.

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