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FRITZIA IRÍZAR: GOLDEN GREEN – GREENING GOLD

El trabajo de Fritzia Irízar (México, 1977) juega con la revalorización económica y simbólica de los objetos, particularmente cuando éstos pasan de su ámbito cotidiano para integrarse al discurso del arte. Asimismo, su trabajo da cuenta de que la historia y las ciencias son casi ficciones, construidas sobre pequeñísimas parcelas de conocimiento sujetas a la decisión de unos cuantos individuos.

De esta manera, para la muestra organizada en Arredondo \ Arozarena (México), titulada Golden Green – Greening Gold, se exhibe un proyecto de esta artista que busca evidenciar el impacto negativo que la extracción de oro ha tenido en la naturaleza a lo largo de la historia. Así, Irízar presenta una serie de acciones realizadas por miembros de una organización ficticia llamada “Golden Green – Greening Gold” cuya misión es clasificar y ordenar el oro a fin de aparentar que la extracción es un proceso lógico, sustentable y verde. En realidad, sólo revela las formas en las que la ciencia y la burocracia sostienen este procedimiento, enmascarando daños permanentes en forma de beneficios económicos.

Aludiendo a tales asuntos propuestos por la muestra, Helena Hugo señala en el escrito que acompaña a la obra: “La anestesia colectiva que el disfraz del orden, la taxonomía, la categoría y el trámite producen, además de legitimar lo irracional, también oculta el problema y, más que el problema, el vacío que lo sustenta. Como confiando ciegamente en la magia de la alquimia, México firma tratados siguiendo políticas extranjeras, sin cuestionarlas, que permiten la explotación de los recursos a fin de obtener algo que, si bien es oro, no siempre brilla. Siguiendo los mitos de progreso norteamericano, y aceptando nuestra posición como cultura colonizada, se acuerdan convenios de los que no se sabe nada —o no se entiende nada— pues el lenguaje de la sociedad a la que se imita parecer ser más bien inaccesible. Y después del consentimiento que se otorga, queda el fetiche”.

En el relato propuesto por la exhibición, la fabulada empresa “Golden Green – Greening Gold” utiliza un aspersor de agua como símbolo colonial y también “aspiracional”, es decir, como el signo de aquello que busca emular a otros países. Igualmente y de manera artificial, el aspersor de agua ayuda al surgimiento de jardines —pequeñas heterotopías que imitan la naturaleza, pero que sólo develan el simulacro— e indica lo irracional de pretender encapsular lo verde para, simultáneamente, trazar la inconsciencia de un olvido social.

“Porque nos importa”, dice el lema de la mentada organización ficticia, reafirmando el sin sentido de sus funciones; o en otras palabras, tratando de poner al espectador en una situación confusa de aparente formalidad, dentro de un grupo de actividades inútiles a los que todos son bienvenidos a unirse: un esqueleto de ave cubierto en hoja de oro, una persona pegando plumas en fotografías de pájaros disecados o alguien clasificando joyería de oro. En definitiva, situaciones sin sentido que actúan, a su vez, como una representación de lo absurdo de la práctica la extracción de oro —desde sus inicios hasta la fecha— y que dan cuenta del daño irreversible a la naturaleza.

FRITZIA IRÍZAR: GOLDEN GREEN – GREENING GOLD

Arredondo \ Arozarena, Ciudad de México.

Hasta 12 de noviembre de 2016.

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