STUDIO VISIT: ANA ALENSO
Ana Alenso (Caracas, 1982) ha vivido en Alemania desde el año 2009. Tiene un postgrado por la Universidad de Bauhaus en Weimar y otro por la Universidad de Artes (UDK), en Berlín. Desde que se estableció definitivamente en Berlín ha tenido la suerte -como cada vez menos artistas en esta ciudad- de tener un taller, en un edificio industrial en Kreuzberg, a un precio que se aleja astronómicamente de los arriendos actuales.
Este edificio, construido entre 1888 y 1893 para albergar a una gran panadería militar, es uno de los símbolos de la era industrial en Berlín, hoy protegido como monumento histórico. Ubicado en el último piso, al que se accede subiendo amplias escaleras rodeadas de muros de ladrillos, el taller de Alenso corresponde a lo que fue una sala de almacenamiento, con cuatro grandes ventanas curvas y vigas a la vista.
Para Alenso, lo que sucede dentro de su estudio es una parte esencial e inseparable dentro de su práctica, quedando de testimonio una impresionante cantidad de documentación de sus jornadas: reflexiones, performances y publicaciones que forman parte de su discurso, tal como lo plantea en su publicación sobre la serie Work in Progress:
«El ejercicio cotidiano de documentar el atelier busca capturar el sentido efímero y experimental de mi trabajo plástico. El archivo audiovisual resultante me permite visualizar las diferentes fases de una obra y reflexionar sobre los múltiples contenidos que en ella pueden coexistir”.
La metodología de trabajo de la artista comienza por recolectar objetos de la calle y de avisos en internet, tratando en lo posible de consumir lo mínimo para ser consecuente con su statement. Según explica, éste se basa en “utilizar la precariedad y la improvisación como condiciones estéticas y políticas, capaces de generar reflexiones tanto en el ámbito del arte como en el ámbito de la economía y la ecología”.
Una vez en el taller, su trabajo cotidiano es un dinámico proceso de tensión, intercambio y ensamblaje de objetos. La deliberada inestabilidad de sus ensamblajes trae consigo un riesgo y suspenso tácito que desafía y dialoga con el espectador. De esta manera, la intención de la artista no sólo es generar una situación de tensión entre los objetos y el espectador, sino que hace de ésta participación la obra misma, convirtiéndose en una escultura y/o performance social que cuestiona los estados de crisis y fragilidad en los que está inserta la cultura de masas.
Una de las paredes de su taller sirve de plataforma para la experimentación que la artista realiza con impresiones de textos, panfletos y lomos de libros de economía, sociología y filosofía que ella misma ha encontrado y fotocopiado en bibliotecas.
En desarrollo durante los últimos tres años, esta serie denota un interés por entender y reinterpretar conceptos provenientes de la economía política, tales como los ciclos boom and bust, la enfermedad holandesa y la maldición de los recursos, todos fenómenos económicos que acontecen mayormente en países con una economía dependiente de los recursos naturales no renovables, tal como es el caso de Venezuela, el país con las reservas de petróleo más grandes del mundo y productor de este recurso desde 1914, pero paradójicamente uno de los países más violentos y con mayor inflación en la región en la actualidad.
Exploring contradictions es una de las piezas resultantes de estos ejercicios. Allí el texto es un recurso estético que le sirve a la artista para crear contenidos críticos y poéticos que apelan a las dinámicas sociales, políticas y económicas presentes en la actual cultura venezolana, y que además se relacionan formalmente con sus ejercicios objetuales.
La experiencia diaria de Ana Alenso en su estudio se extiende hacia una acción performática y posterior documentación, las que le sirven para crear un archivo formal de ideas que se van construyendo de manera orgánica. Ideas que se materializaron en su última exhibición individual titulada Tropical Curse, en Kinderhook & Caracas (Berlín, nov-dic, 2015).
En esta ocasión, el espectador es invitado a recorrer una construcción experimental de andamios, donde uno de los elementos centrales de la instalación es un barril de petróleo que cuelga de unas luces de automóvil y que emite aún su fétido olor. Desde el fondo del barril se escucha el sonido de los gritos de los corredores de una bolsa de valores. Las paredes están forradas por láminas de plástico y en ciertos lugares se encuentran pequeñas esculturas compuestas de pedazos de asfalto, caucho, un colchón, entre otros.
La instalación estuvo compuesta además por dos eventos: una charla titulada The Goose That Laid the Golden Eggs: Instability and Mirage in Venezuelan Oil Culture, y la proyección de la película francesa Le salaire de la peur [1]. La condición precaria de esta instalación y la complejidad de sus contenidos dejó de manifiesto la intención e interés de la artista en involucrar la sensación de crisis e inestabilidad del espectador al recorrer su obra.
“Se trata de ver si, al explorar vínculos diversificados entre creación y mercado, entre satisfacciones estéticas y malestares políticos, se iluminan correspondencias entre un arte al que le cuesta redefinirse, sociedades donde disminuyó el sentido de optar entre izquierda o derecha y las ciencias sociales que buscan estudiar este paisaje con herramientas diferentes» [2]
[1] Le salaire de la peur en un drama franco-italiano dirigido en 1953 por Henri-Georges Clouzot y basado en la novela francesa Le salaire de la peur («El Salario del Miedo»), de Georges Arnaud (1950).
[2] García Canclini, Néstor, La sociedad sin relato. Antropología y estética de la inminencia, Katz editores, Buenos Aires y Madrid, 2010, S.24.
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