Crimen y Castigo.sobre la Obra Reciente de Sonia Cunliffe
El trabajo artístico/obseso de Sonia Cunliffe hilvana su práctica arqueológica urbana en los archivos policiales peruanos del siglo XX, indaga y recupera pruebas criminalísticas y sus puestas en escena, la re-construcción de la práctica criminal, la teatralidad de la imagen sangrienta en pose finisecular como prueba inquisidora de delito y culpa, o más bien culpa y delito. Detectives, testigos, asesinos y asesinas trabajan juntos para posibilitar la imposibilidad de la verdad, la prueba criminalística cristiana de la confesión: yo estuve/yo vi, yo fui, agenciados fungen como si fuesen actores de un dramático film hollywoodense exhibido para el ojo morboso del juzgado, dirigido por el fiscal quien edita su propia película, su propia versión de los hechos, la confesión dudosa de los imputados, tal vez la misma serie del género policial perversa que la artista vuelve a manipular y recodificar para imbuirnos a un mundo de pruebas, al mundo del “Yo no fui”, a la dramaturgia de la declaración.
Los sistemas de vigilancia sobre el cuerpo actúan desde la confesión: el sistema necesita pruebas, saber, catalogar y archivar para establecer sus avanzadas de dominación y la explotación de lo no garantizado, la readecuación del mundo categórico delictual a lo mal entendido como civilizado. Lo impune de la sentencia ¿culpable o inocente?, lo re/habilitado, todo lo minoritario: dime qué eres, qué hiciste anoche, cómo es la herida, qué profundidad tiene el corte, cuál fue la trayectoria de la bala, los motivos, dónde estabas tú, cómo te declaras…
La contundente obra de Sonia Cunliffe trabaja en estos vórtices, cambia la trayectoria de los signos, y cuestiona las representaciones del poder (judicial) pos mortem. Desde el ojo presuntuoso y femenino evidencia la sospecha, la forma del desacato, acerca la obra a una revisión en blanco y negro peruana del pop warholiano, tan lejos de nuestra realidad policial, como si de una teleserie latinoamericana forense del arte se tratara.
El trabajo que se plantea Cunliffe indaga en los aparatos de criminalística y sus códigos de vigilancia y resolución para descifrar escenas y prácticas de crimen, marcas de “lo ocurrido”, a través de este archivo fotográfico recuperado en una tienda de antigüedades. A partir de esta documentación, Sonia Cunliffe desentraña con maestría de forense un sistema de claves y criptografías, un lenguaje/código para identificar los rastros del aparataje de excesos o sucesos. Este lenguaje la lleva al reciclaje de lo posmoderno de las artes visuales, rastrea sus métodos y nos formula preguntas respecto a la visualidad, a la forma de mirar y exponer una escena ya escenificada y vuelta a instalar, cierta forma de mirar lo ya visto. Según Susan Sontag, la contemporaneidad sería desde el fragmento; huella arqueológica que la artista, de una manera contundente y poderosa, integra al sistema artístico de la simulación.
Pancho Casas*
*Texto curatorial de Francisco Casas para la muestra No digas nada de lo que viste ayer noche, en DIVINCRI (División de Criminalística), Monumental Callao, Lima, 2015. Organizada por González y González, Lima (Perú).
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