Yoan Capote:collective Unconscious
Collective Unconscious, la reciente muestra de Yoan Capote en la galería Jack Shainman de Nueva York, explora la historia y las formas distintivas en las que las experiencias sociales compartidas influencian al individuo. Sobre la base de la afirmación de Carl Jung de que el comportamiento y los pensamientos de una persona mantienen un vínculo inconsciente con el pasado y sus arquetipos, Capote se adentra en su nacionalidad cubana mientras habla de una experiencia universal. En estas obras recientes, investiga símbolos culturales, exponiendo sus fisuras, deleitándose en sus contradicciones inherentes, e implorando al espectador a reconsiderar aceptar la historia como verdad absoluta.
En la muestra se presenta Laboratorio, de 2012, una obra que se concretó cuando el artista comenzó a coleccionar fotografías de grandes multitudes congregadas en eventos políticos. Intrigado por la subjetividad de la fotografía como metáfora de la naturaleza construida de la historia, Capote se adentra en el propio proceso fotográfico como acto de construcción de realidad. La instalación presenta frascos y placas de petri colocados sobre una mesa con una variedad de equipamiento del campo de la química. Al acercarnos, las imágenes se hacen visibles a través de las superficies de vidrio, donde estratégicamente han sido impresas fotografías que documentan acontecimientos políticos. En la obra de Capote, la historia se expresa a menudo como un proceso, como cualquier otro, lleno de manipulación, omisión y control.
Desmontando arquetipos históricos con el fin de comprenderlos y reinventarlos es uno de los hilos conductores de Inmanencia (2015), un busto gigante de Fidel Castro construido a partir de miles de bisagras de puertas, originalmente procedentes de edificios de La Habana.
Sacra Geometría (buscando identidad) y Sacra Geometría (perdiendo identidad), ambos de 2015, dan un tratamiento deconstructivo similar a otro icono de Cuba: la bandera. Diseñada mínimamente dentro de un cubo de acero, estas dos alegorías opuestas reflejan la real división en la sociedad cubana, así como la vacuidad en comparación con el valor de ideales abarcadores como la independencia, la igualdad y el nacionalismo.
Aunque muchas de las obras en la exposición apuntan a las formas en que la historia ha sido mayoritariamente configurada por quienes están en el poder, Capote deja espacio para el optimismo. Como en el caso de las bisagras de puertas en Inmanencia y las mismas fronteras de Cuba, lo que una vez estuvo cerrado ahora se puede abrir. Por encima de todo, esta muestra postula esperanza. Si la historia es una construcción maleable, entonces le corresponde al individuo aprovechar las fuerzas colectivas y reclamar la narración de la historia de cara al futuro.
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