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Olafur Eliasson:riverbed

Un paisaje avasallante se extiende a lo largo del ala sur del Louisiana Museum of Modern Art, en Humlebæk, Dinamarca. Esta gran extensión de tierra, piedras, lodo y agua, una agresiva y descolocante intervención del artista danés-islandés Olafur Eliasson, invita no sólo a pensar en la relación entre hombre y naturaleza -o el impacto de aquél en ésta-, sino también en la experiencia estética como algo más que el encuentro entre el visitante y las obras de arte ubicadas en el piso o las paredes, en el rol del museo como «contenedor» de obras, su visión curatorial, su política de conservación, sus dispositivos de montaje y el papel que cumple (o puede cumplir) frente a otros espacios de exhibición y en la generación de experiencias vitales para el visitante, porque es sólo a través de este encuentro que el arte puede cobrar vida.

Riverbed (2014) es una instalación site-specific creada especialmente para el museo danés. Se basa en la conexión única entre la naturaleza, la arquitectura y el arte que caracterizan al Louisiana Museum. Eliasson transforma el lugar con un dramático gesto artístico: un cauce de río que se toma toda una gran sala del museo. La corriente de agua corre por entre piedras y entre las galerías. Los visitantes caminan por este paisaje interior sin horizonte ni luz natural, deteniéndose para tomar una piedra, tomar la temperatura del agua, dejar hundir la pisada en la suavizada tierra, mirar, contemplar, dejarse envolver.

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Olafur Eliasson, Riverbed, 2014, vista de instalación. Foto: Anders Sune Berg. Cortesía: Louisiana Museum of Modern Art, Humlebæk

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Olafur Eliasson, Riverbed, 2014, vista de instalación. Foto: Anders Sune Berg. Cortesía: Louisiana Museum of Modern Art, Humlebæk

Si consideramos la instalación como obra escultórica, sus materiales no son sólo rocas, tierra, agua y galerías. La obra también estima el mismo movimiento a través del museo como entidad escultórica. La forma en que nuestros cuerpos y pies ocupan las habitaciones del museo se reinventa. El recorrido no es un medio para ver la obra: constituye la experiencia real de la obra.

La instalación voltea además la tradicional relación entre la obra de arte y el museo. Mientras que el museo por lo general actúa como un «contenedor», un marco alrededor de las obras expuestas, la obra en este caso está igualmente exponiendo al museo. De esta manera, el trabajo se convierte en parte de la arquitectura, y la arquitectura en parte de la obra. El contenido de la exposición no es un paisaje de río en forma aislada, sino la situación, nueva y específica, que emerge en la comunión entre museo, obra y visitante.

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Olafur Eliasson, Riverbed, 2014, vista de instalación. Foto: Anders Sune Berg. Cortesía: Louisiana Museum of Modern Art, Humlebæk

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Olafur Eliasson, Riverbed, 2014, vista de instalación. Foto: Anders Sune Berg. Cortesía: Louisiana Museum of Modern Art, Humlebæk

Si miramos Riverbead como parte del sólido cuerpo de trabajo de Eliasson, encontramos una lógica de continuidad e investigación que se remonta a obras en las que ha presentado materiales naturales -rocas, hielo, agua, moho- en el espacio expositivo, casi de manera virgen (o con un mínimo tratamiento o intervención por parte del artista o la misma arquitectura). Obras que quizás nos evocarían la seminal intervención de Walter de Maria The New York Earth Room (1977), que si bien implica llenar un espacio de exhibición con toneladas de tierra, éste espacio es inaccesible, convirtiéndose así en una experiencia más bien estética y visual, de contemplación más que de experiencias, que es lo que pretende Eliasson con Riverbed.

Otras obras de Eliasson consisten en «construir» fenómenos naturales mediante procedimientos mecánicos simples, que en algunos casos dejan al descubierto su propio funcionamiento como parte misma de la obra. Es el caso de Waterfall (2004), Beauty (1993) y, por supuesto, el conocido The Weather Project (2003), un sol artificial instalado en la Tate Modern de Londres. Eliasson describe sus obras como «experimentos o máquinas que destacan por su rol como catalizadores de experiencias». Obras sensoriales, donde el movimiento, la interacción, la contemplación y el tiempo son factores determinantes para su completa aprehensión.

Alejandra Villasmil

Nace en Maracaibo (Venezuela) en 1972. Es directora y fundadora de Artishock, revista online especializada en arte contemporáneo. Licenciada en Comunicación Social, mención audiovisual, por la Universidad Católica Andrés Bello (Caracas), con formación libre en arte contemporáneo (teoría y práctica) en Hunter College, School of Visual Arts y The Art Students League, Nueva York. Es editora y traductora inglés/español de contenidos sobre arte, trabaja en campañas de difusión y escribe regularmente para publicaciones, galerías y artistas de América Latina y El Caribe.

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