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Piet Mondrian y Sus Talleres

Las pinturas de Piet Mondrian se han convertido en algunas de las obras más conocidas y apreciadas del siglo XX, y los talleres en los que las creó -en Amsterdam, París, Londres y Nueva York- eran increíblemente importantes en el proceso, con sus paredes cubiertas con tarjetas de colores como referentes. Como se ha señalado en numerosas investigaciones, estos espacios fueron una expansión experimental de la obra y la condición misma para su realización.

Mondrian y sus talleres (Mondrian and his Studios), muestra organizada por Tate Liverpool para conmemorar el 70 aniversario de la muerte del artista holandés, se enfoca precisamente en la compleja relación entre su obra y el espacio que la rodea, su relación con la arquitectura y el urbanismo, y su contribución al desarrollo del pensamiento moderno. La exposición presenta un variado grupo de pinturas seminales de Mondrian, junto con la reconstrucción de su atelier en París.

Fue en esa ciudad donde Mondrian comenzó a extender sus prácticas de composición pictórica hacia el espacio del taller. La exposición incluye una réplica de tamaño natural del estudio más famoso de Mondrian, en el barrio de Montparnasse, en París, que habitó entre 1921 y 1936 (el período más largo de ocupación de cualquiera de sus talleres). La muestra también proporciona un sentido claro de la relación entre el espacio arquitectónico y el uso de colores primarios y líneas rectas propias de Mondrian, e ilustra cómo el espacio pictórico de sus lienzos estuvo en diálogo constante con su entorno inmediato.

Durante sus últimos años de vida, Mondrian experimentó sucesivas mudanzas forzadas. Borrando las fronteras entre arte y vida, la vitalidad que imprimió a sus pinturas fluyó hacia todas las superficies de sus talleres, en los que continuamente alteró composiciones de planos de color. Al momento de su muerte, la personalidad de Mondrian se volvió inseparable del ambiente de trabajo que creó para sí mismo.

Estudio de Piet Mondrian en 26 rue du Départ, París, fotografiado por Paul Delbo, 1926. Cortesía: RKD Images, La Haya

Estudio de Piet Mondrian en 26 rue du Départ, París, fotografiado por Paul Delbo, 1926. Cortesía: RKD Images, La Haya

 

Al reinstalarse en París en octubre de 1921, Mondrian reacondicionó su nuevo taller: comenzó a fijar paneles de colores en las paredes, una práctica que había desarrollado en su estudios anteriores. La estrecha asociación entre estos arreglos de composición en las paredes del estudio y sus recién concebidas pinturas neo-plásticas fueron notadas rápidamente por sus muchos visitantes. El estudio de Mondrian se convirtió en la comidilla y en un punto de encuentro fundamental de la vanguardia parisina, sobre todo cuando comenzaron a publicarse regularmente fotografías del espacio a partir de 1926. Sin embargo, su configuración de ninguna manera se mantuvo estática, así como Mondrian continuó innovando dentro de las limitaciones de su pintura. Cuando se vio forzado a trasladarse a otro taller cercano en 1936, su primera reacción fue remodelarlo, y escribirle al artista británico Winifred Nicholson que «el estudio es también parte de mi pintura».

La reconstrucción de este atelier en la exposición de la Tate ha sido realizada por Frans Postma utilizando fotografías de registro y material de archivo y de texto, e incluye reproducciones de algunas obras de arte que aparecen en esas fotos.

El impacto de la experimentación de Mondrian en sus talleres también se puede ver en el grupo de pinturas de esta exposición cuya composición está dominada por estructuras abiertas, con apenas uno que otro plano completamente unido por líneas. Mondrian arrastró las áreas de color hacia el borde, como si se expandieran hacia afuera, forzando la disposición interna de la composición a un diálogo con lo externo. Las fotografías de su estudio de finales de los años 20 revelan que cada superficie de pared estaba cubierta de paneles de cartón de colores, composiciones que definitivamente influirían en su pintura. Así como imaginaba su estudio como un entorno dinámico, Mondrian rechazó la idea de formas estáticas de equilibrio y armonía en sus pinturas.

En 1938, temiendo la inminente guerra y viendo marchitar las oportunidades para el arte abstracto en París, Mondrian decidió mudarse una vez más. No quería regresar a los Países Bajos y soñaba con unirse a la Nueva Bauhaus de László Moholy-Nagy, en Chicago. Su contemporáneo, el artista Ben Nicholson, le encontró un espacio en 60 Parkhill Road, Belsize Park, Londres, al lado de su propio taller.

No sobrevive ningún registro visual de este estudio de Mondrian en Londres, aunque sabemos por algunas cartas que sus muchos amigos artistas de la zona lo ayudaron a adquirir el mobiliario básico; que el propio artista construyó otros elementos, como una mesa; y que su arrendador lo pintó de blanco a petición suya. Según recuerda posteriormente Barbara Hepworth, en una semana el taller ya se parecía al de Montparnasse y «sus maravillosos cuadrados de colores primarios trepaban por las paredes».

La reconstrucción digital de este estudio que se muestra en esta exposición se basa en sus dimensiones reales y en especulaciones de su diseño interior informadas por los testimonios escritos de sus visitantes.

El estudio de Mondrian en 15 East 59th Street, Nueva York, fotografiado por Fritz Glarner, 1944 © Mondrian / Holtzman. Fiduciario c / o HCR Internacional EEUU. Cortesía: RKD Images, La Haya

El estudio de Mondrian en 15 East 59th Street, Nueva York, fotografiado por Fritz Glarner, 1944 © Mondrian / Holtzman. Fiduciario c / o HCR Internacional EEUU. Cortesía: RKD Images, La Haya

El estudio de Mondrian en 15 East 59th Street, Nueva York. En la imagen, la obra Victory Boogie Woogie. Tomada por Harry Holtzman pocos días después de la muerte de Mondrian, el 1 de febrero de 1944. Imagen vía <a href="http://onmondrian.blogspot.com/">On Mondrian</a>

El estudio de Mondrian en 15 East 59th Street, Nueva York. En la imagen, la obra Victory Boogie Woogie. Tomada por Harry Holtzman pocos días después de la muerte de Mondrian, el 1 de febrero de 1944. Imagen vía On Mondrian

 

La invasión alemana de los Países Bajos en mayo de 1940 y la caída de París al mes siguiente dejó profundamente preocupado a Mondrian. Muchos de sus vecinos artistas ya había salido de Londres para escapar de los bombardeos inminentes. Mondrían decidió entonces emigrar a EEUU con la ayuda de amigo y artista estadounidense Harry Holtzman, quien lo reubicó en un apartamento en el 353 East 56th Street, en Manhattan. Siguiendo la lógica de sus cambios de taller (y de país), Mondrian remodeló el nuevo espacio en su singular estilo, lo que el marchante de arte Sidney Janis describiría un año más tarde como «parte de sus pinturas», sus paredes «interrumpidas por áreas rectangulares de colores de cartón -rojo, azul, amarillo, desiguales en tamaño- colocadas para formar una composición típica de Mondrian».

Una vez en Nueva York, Mondrian se mudó una vez más, al 15 East 59th Street, en octubre de 1943. El estudio recibió el mismo tratamiento. A pesar de que vivió allí por apenas unos meses, tras su muerte, el 1 de febrero de 1944, Holtzman lo preservó temporalmente como museo y monumento para el artista. Este taller está documentado en la exposición de la Tate con material de archivo, fotografías, una película y los Wall Works, composiciones creadas en ese taller por Mondrian utilizando tarjetas de color, algunas de las cuales pintó.

Las mudanzas de Mondrian a cuatro estudios en tres países durante los últimos ocho años de su vida fueron extremadamente disruptivas. Aludiendo a su profundo sentido de desplazamiento, denominó a sus consecuentes trabajos Transatlánticos, para indicar tanto su movimiento en el espacio como en el tiempo: iniciados en París, continuados en Londres y terminados en Nueva York.

 


Piet Mondrian y sus talleres

Tate Liverpool, Reino Unido

Hasta el 5 de octubre de 2014

 

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