JORGE CABIESES-VALDÉS: PORCELANATRON Y OTROS MEDIOS DE VIOLENCIA PASIVA
«Violencia pasiva» es quizás la frase que mejor define la investigación de Jorge Cabieses-Valdés a lo largo de los últimos años. A través de un imaginario centrado en objetos decorativos de uso doméstico, con una clara estética kitsch y sobrecargada, el artista chileno habla de la perversión implícita en el consumo. Y ese acto de «poseer», que viene de un deseo siempre latente -privado o colectivo, espontáneo o impuesto-, se extiende tanto a objetos de lujo -como en el mobiliario protagonista de su serie de pinturas Violencia Pasiva– como a porcelanas baratas de baja calidad importadas de China, en el caso de La Miniatura.
Con el tiempo, Jorge Cabieses-Valdés ha ido tejiendo varios conceptos y metáforas claves para conformar un cuerpo de trabajo identificable: el mobiliario rococó como parte de la «estética de lo feo», lo ornamental como artificio, el simbolismo de las imágenes de desastres naturales extraídas de los medios de comunicación, las figuritas de porcelana y los aparatos eléctricos como objetos cargados de perversión (y el sonido generado a partir de estos objetos cuando confluyen en construcciones tipo Dada, máquinas que propagan su ruido más allá del espacio doméstico).
En el Museo de Arte Contemporáneo (MAC) del Parque Forestal, Cabieses-Valdés presenta actualmente un trabajo que sintetiza, en cierto modo, estas indagaciones a través de todos los medios que le interesan: el Porcelanatron (*), un instrumento musical de su invención que se interpreta percutiendo con las paletas de una batidora eléctrica sobre las cabezas de figuras de porcelana de distinto tamaño; un video que registra esta acción; una serie de pinturas al óleo que representan con realismo unas batidoras que mezclan masas amarillosas -un motivo pictórico pensado quizás como bisagra para articular esta investigación, más que para ser presentado de forma autónoma-; y un par de recortes de prensa en los que torbellinos de tsunamis crean un paralelismo visual y simbólico entre la magna crueldad de la naturaleza y la perversión a escala hogareña de las batidoras. «Horror doméstico», llama a todo esto el artista en un Manifiesto.
Con esta constante redefinición y refinamiento de aspectos recurrentes y bien específicos, Jorge Cabieses-Valdés se refiere a la violencia subyacente en la naturaleza, en el espacio doméstico, en todo gesto y situación humana.
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(*) El Porcelanatron es un aparato que Cabieses-Valdés ha mostrado en diversos estados y mutaciones, la más reciente, en la Galería Gabriela Mistral de Santiago, donde utilizó cucharas de plata para percutir y, como amplificación, un horno microondas.
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