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Anselm Kiefer en el Pompidou. Una Retrospectiva

El Centro Pompidou presenta una exploración sin precedentes de la obra de Anselm Kiefer, uno de los pintores alemanes contemporáneos más destacados a nivel mundial. Esta retrospectiva, la primera celebrada en Francia en treinta años, invita al visitante a pasearse a través de unas diez salas temáticas que repasan la carrera del artista desde finales de la década de 1960 hasta la actualidad.

Nacido en marzo de 1945 en Donaueschingen, Anselm Kiefer, junto con Georg Baselitz, Gerhard Richter, Sigmar Polke y Jörg Immendorff, fue parte del renacimiento de la pintura alemana de los años 70 que tuvo lugar en un contexto internacional marcado por el neoexpresionismo.

La obra de Anselm Kiefer fue inmediatamente percibida como singular debido a su tratamiento obsesivo de la Historia y los mitos intrínsecos a la cultura germánica. Cuando representó a Alemania en la Bienal de Venecia de 1980 junto con Georg Baselitz, fue acusado de despertar los demonios de un pasado doloroso e incluso sospechoso de desviaciones nacionalistas.

Sus obras, que hablan del tiempo y la memoria, se caracterizan por una «estética de la ruina», lo que formalmente consigue al añadir a materiales habituales de la pintura otros como la arcilla, yeso, plantas, cenizas, metales como el hierro y especialmente el plomo.

Para el artista, este metal está dotado de virtudes electivas, cualidades físicas como la flexibilidad, la densidad extrema y la impermeabilidad a los rayos electromagnéticos. Este material, esencial para los alquimistas en su proceso de transmutación, es -según Kiefer- capaz de producir una chispa de luz, «una chispa que parece pertenecer a otro mundo, un mundo inaccesible para nosotros».

Vista de la retrospectiva de Anselm Kiefer en el Centro Pompidou, París, 2016. Foto: Mariella Sola

Vista de la retrospectiva de Anselm Kiefer en el Centro Pompidou, París, 2016. Foto: Mariella Sola

Vista de la retrospectiva de Anselm Kiefer en el Centro Pompidou, París, 2016. Foto: Mariella Sola

Vista de la retrospectiva de Anselm Kiefer en el Centro Pompidou, París, 2016. Foto: Mariella Sola

Vista de la retrospectiva de Anselm Kiefer en el Centro Pompidou, París, 2016. Foto: Mariella Sola

Vista de la retrospectiva de Anselm Kiefer en el Centro Pompidou, París, 2016. Foto: Mariella Sola

Vista de la retrospectiva de Anselm Kiefer en el Centro Pompidou, París, 2016. Foto: Mariella Sola

Vista de la retrospectiva de Anselm Kiefer en el Centro Pompidou, París, 2016. Foto: Mariella Sola

Vista de la retrospectiva de Anselm Kiefer en el Centro Pompidou, París, 2016. Foto: Mariella Sola

Vista de la retrospectiva de Anselm Kiefer en el Centro Pompidou, París, 2016. Foto: Mariella Sola

No pinto para hacer una foto. Para mí la pintura es pensamiento, investigación […] y no investigación sobre la pintura

Mirar al pasado para ver el presente

La exposición ocupa 2.000 metros cuadrados en los que se presentan cerca de 150 obras: sesenta pinturas seleccionadas entre las grandes obras maestras del artista, una instalación, un conjunto de vitrinas y trabajos en papel, así como algunos de los primeros libros de artista.

Presentada en una secuencia de salas temáticas en correlación con tiempos y espacios específicos, la muestra incluye una selección excepcional de pinturas que han marcado hitos en su carrera, como Resurrexit (1973), Quaternität (1973), Varus (1976), Margarethe (1981), Sulamith (1983) y Für Paul Celan: Aschenblume (2006). Estos trabajos son «fundamentales» para entender los diferentes temas en la obra de Kiefer: la historia de Alemania, el despertar de la memoria, la dialéctica de la destrucción y la creación, el duelo por la cultura yiddish.

Según Kiefer, hacer esta retrospectiva implicó revisar de nuevo su trabajo, volver al pasado, y encontrarse con sorpresas. «Ves los trabajos de manera diferente después de todos estos años, la visión cambia, el público también. Yo mismo me convierto en el espectador de las obras que hice hace más de cuarenta años. Mi concepción del tiempo es que cuanto más nos remontamos al pasado, más vamos hacia el futuro. Es un movimiento dual, contradictorio, que hace que el tiempo se expanda», dice el artista en una entrevista con el curador de la muestra, Jean-Michel Bouhours, curador en Jefe del Departamento de Colecciones Modernas del Pompidou.

A principios de los años 90, el mundo plástico de Anselm Kiefer se abrió a otros sistemas intelectuales de pensamiento, tales como la Cábala, que enriquecieron y reorientaron sus interrogantes fundamentales. En 2015 el artista produjo un conjunto de unas cuarenta vitrinas sobre los temas de la alquimia y la cábala, tomando prestado de un «depósito de posibilidades» un arsenal de objetos a la espera de su redención.

Protegidos por un cristal, estos «ambientes» presentan un mundo maltratado y Saturnino de una pasada era industrial: máquinas antiguas, restos de metal oxidado, plantas, fotografías, dibujos, tiras y objetos de plomo. A diferencia de los gabinetes de curiosidades, lo que el artista enfatiza es el misterio de su presencia, la emisión de la luz misteriosa inherente a la alquimia.

La obra de Anselm Kiefer, de una singular intensidad plástica y visual, invita al visitante a descubrir diversos mundos poéticos, literarios y filosóficos, que van desde la poesía de Paul Celan, Ingeborg Bachmann o Jean Genet, a la filosofía de Heidegger, tratados alquímicos, las ciencias, lo esotérico, el pensamiento hebreo del Talmud y la Cábala.

Vista de la retrospectiva de Anselm Kiefer en el Centro Pompidou, París, 2016. Foto: Mariella Sola

Vista de la retrospectiva de Anselm Kiefer en el Centro Pompidou, París, 2016. Foto: Mariella Sola

Vista de la retrospectiva de Anselm Kiefer en el Centro Pompidou, París, 2016. Foto: Mariella Sola

Vista de la retrospectiva de Anselm Kiefer en el Centro Pompidou, París, 2016. Foto: Mariella Sola

Vista de la retrospectiva de Anselm Kiefer en el Centro Pompidou, París, 2016. Foto: Mariella Sola

Vista de la retrospectiva de Anselm Kiefer en el Centro Pompidou, París, 2016. Foto: Mariella Sola

Vista de la retrospectiva de Anselm Kiefer en el Centro Pompidou, París, 2016. Foto: Mariella Sola

Vista de la retrospectiva de Anselm Kiefer en el Centro Pompidou, París, 2016. Foto: Mariella Sola

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