MARÍA NAIDICH: CONJURAR EL AGUA, ABLANDAR LAS PIEDRAS
Durante los últimos años, la artista María Naidich (México, 1991) ha desarrollado una sensibilidad material mediante la realización de diversos proyectos en el marco de su proceso de investigación y producción. Actualmente, presenta Conjurar el agua, ablandar las piedras, una muestra que se compone de una serie de obras escultóricas ensambladas a partir de objetos y materiales minerales y orgánicos, como piedras, agua, sales, cerámica, vidrio soplado y termoformado.
El trabajo de Naidich parte de una comprensión vibrante de la materia, pensada como una potencia activa que produce efectos evocativos y diluye los límites entre lo vivo y lo inerte. La artista construye una arqueología especulativa que revela las formas de los materiales en tiempos y espacios no humanos.
Sus piezas son agentes que se reúnen para conjurar e invocar al agua y al lento pero inequívoco ablandamiento de las piedras. Toma el caso de las estalactitas para demostrar que la materia de las piedras, el agua y las sales interactúa entre sí, y que dentro de una gota no existen límites definidos entre lo líquido y lo sólido. Cada estalactita comienza a crearse con una simple gota de agua mineralizada. Cuando la gota cae, deja tras de sí una huella de memoria mineral cristalizada, un goteo continuo que se acumula como memoria de un tiempo profundo y suspendido.
Para esta exposición se presentan algunas de sus piezas más recientes en las que investiga la materialidad mutable del vidrio. Más allá de las similitudes estéticas entre el agua y el vidrio, su capacidad de refracción o su transparencia, la artista recurre al vidrio como un material para explorar la paradoja entre lo sólido y lo líquido.
Durante su periodo como becaria en la Pilchuck Glass School, en Estados Unidos, la artista experimentó con la manipulación del vidrio soplado y creó piezas como Artefactos para observar la memoria I, II, III y IV. A través de estas obras, se cuestiona la soberanía de la mirada humana y se otorga a los materiales la capacidad de revelar la profundidad de sus propiedades y formas.
Naidich emplea la ficción especulativa para dar vida a una imaginación y sensibilidad material que no solo influye en la forma de percibir y conceptualizar, sino que también explora otras posibilidades de cómo las cosas se relacionan entre sí, desde escalas no humanas, mediante la construcción de lenguajes materiales.
La artista ha trabajado con este enfoque en momentos anteriores de su proceso de investigación, como es el caso del proyecto Piedras Blandas (2022), una instalación compuesta por un ensamblaje de objetos. Mediante el ejercicio especulativo de recategorizar o renombrar a partir de la fabulación, se abren preguntas sobre qué lenguajes pueden inventar las cosas para comunicarse entre ellas. Surgen las interrogantes de si es posible escucharlas más allá de todas las cosas que decimos sobre ellas, o si solo queda señalar sus vínculos para mantener la posibilidad que se esconde en la duda.
El trabajo de la artista se sitúa en la intersección entre lo procesual y la práctica de archivo. El formato de la exposición le brinda la oportunidad de mostrar el proceso conceptual que le ha permitido formular las preguntas que entrelazan la investigación con la producción de sus piezas.
En el caso de piezas como Tocador de una ciudad invisible, la iridiscencia de una concha sumergida en un pequeño cuenco de cristal con agua permite que ésta brille con la luz reflejada en el espejo en donde se encuentra colocada. ¿Qué conversaciones se estarán entablando entre sus elementos?
Desde la sensibilidad de Naidich, tanto las piedras como el vidrio, el agua, la cerámica, el reflejo o la luz se entienden como agentes activos con ritmos, movimientos y potencias que, al entrar en relación entre sí, se convierten en cuerpos que interactúan y se activan mutuamente. La artista les permite contar un relato diferente sobre si mismos, dejar que se muestren desde sus gestos: cómo caen, cómo se humedecen, si se hunden o flotan, si se levantan o se funden, si brillan o se evaporan. Quizá las piedras no hablan con palabras sino con densidades, con rasposidades o con transparencias.
En la exposición, se incluyen dos instalaciones experimentales de vidrio soplado, donde la luz y el sonido se convierten en medios que activan y transforman el lenguaje de los materiales. Por un lado, la luz que atraviesa el cristal y el agua en movimiento, y por otro, el sonido amplificado de una gota. Esto abre la posibilidad de cuestionarse sobre las relaciones que se establecen a nivel de la atmósfera del espacio expositivo.
Conjurar el agua, ablandar las piedras se presenta en el Foro R-38 de la Universidad del Claustro de Sor Juana en la Ciudad de México hasta el 31 de enero de 2024.
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