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COLOR LOCAL

Es posible quizás pensar la historia de las instituciones como la historia de las personas que las han habitado, desde la simple visita, o la participación activa, o incluso las irrupciones y berrinches que han tenido lugar en ellas. Un lugar no es más que el conjunto de biografías que lo mencionan.

El Centro Cultural de España en Buenos Aires (CCEBA) y su colección se construyen en el imaginario del arte argentino a partir de una acumulación de gestos y anécdotas que le permite a Color Local identificar cierta genealogía, no sólo de los apellidos y nombres de los artistas que supieron ocupar este espacio, sino de una historia del arte argentino desviado.

Primero conocido como ICI, para después adoptar la sigla CCEBA, este lugar supo albergar en sus primeras décadas de existencia las fantasías de los artistas jóvenes, efervescentes, burbujeantes, de toda una generación. Pasaron los años y se diluyeron con ellos las burbujas, aunque no sin dejar atrás una huella tangible que la muestra nos invita a retomar de un sorbo: una colección armada desde el mismísimo deseo de quienes exhibieron allí. Parece que la operación era simple: se mostraba y al final se dejaba una obra a modo de colaboración con la formación de cierto patrimonio frankenstein. Así se fue armando, a partir de un retazo tras otro, una trama afectiva para una colección de arte argentino queer.

Vista de la exposición «Color Local», en el Centro Cultural de España en Buenos Aires (CCEBA), 2021. Foto: Eugenia Kais
Vista de la exposición «Color Local», en el Centro Cultural de España en Buenos Aires (CCEBA), 2021. Foto: Eugenia Kais
Vista de la exposición «Color Local», en el Centro Cultural de España en Buenos Aires (CCEBA), 2021. Foto: Eugenia Kais

La estrategia está puesta en retomar estos retazos, darles una forma y un lugar para recontextualizarlos con lo más joven y revoltoso del momento, y así reincorporarlos en un modo de pensar el arte argentino de los últimos años que establece una relación con las instituciones y los materiales mucho más abierta que la de aquellas colecciones consolidadas a partir de adquisiciones pomposas.

“¡Vamos a ser cada día más adolescentes! Agitar la belleza con imágenes del hoy del acá”, se lee en un televisor intervenido con el registro de una acción de un grupo de jóvenes platenses que proponía apropiarse de una sala de exhibición a una treintena de artistas para vivir y producir ahí a partir del descarte institucional durante tres días seguidos.

Un gesto similar se encuentra en la performance realizada por Sebastián Gordín en la puerta de la antigua sede de la institución que alberga esta muestra, donde con humor y rebeldía se plantó a dar visitas guiadas a una maqueta de la exhibición que gestionaría de ser invitado a mostrar allí. Tanto el registro como la maqueta forman hoy parte de la colección del Museo Nacional de Bellas Artes, y es que la tradición del agite es una parte intrínseca de la historia del arte argentino, como lo puede ser la tradición de la pintura realista o el costumbrismo.

Es importante para los artistas tener lugares que apropiar, donde ocupen la mayor cantidad de metros cuadrados posible y desplieguen nuevos modos de hacer las instituciones. El aprovechamiento de un lugar para su disfrute es un acto movilizante porque inaugura un modelo productivo otro, torcido y enrarecido.

Vista de la exposición «Color Local», en el Centro Cultural de España en Buenos Aires (CCEBA), 2021. Foto: Eugenia Kais

Color Local, con curaduría de Rodrigo Barcos, se presentó hasta el 17 de diciembre de 2021 en el CCEBA, Paraná 1159, Buenos Aires.

Selección de piezas de la colección del CCEBA con autoría de Eduardo Costa (Buenos Aires 1940), Nicolás García Uriburu (1937), Graciela Hasper (Buenos Aires, 1966), Enio Iommi (Rosario, 1926), Hugo Padeletti (Alcorta, Santa Fe, 1928) y Pablo Suárez (Buenos Aires, 1937) en diálogo con los trabajos de Ana Wandzik (Rosario, 1981), Gaspar Núñez (Tucumán, 1994), Mariela Vita (La Plata, 1978), Fernanda Laguna (Buenos Aires, 1972), Lola Orge Benech (Córdoba, 2000) y el colectivo Felina Súper Heroína (formado en 2010 por artistas de la ciudad de La Plata y de la provincia de Buenos Aires). También se suman fragmentos de videos de la Colección Bruzzone como el de la mítica exposición que realizó Sebastián Gordín en la entrada del ICI en 1992.

Delfina Bustamante

La Plata, Argentina, 1997. Es una curadora cuyas investigaciones circundan las ideas de lo queer como modo de producción específico vinculado a lo subterráneo, la fantasía y la amistad como fuentes para el agenciamiento de una nueva generación de artistas y gestores.

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