NICOLE CHAPUT: VENUS ATÓMICA
“Debajo de la piel son sebo las mujeres, mamá, son grasa las mujeres, son pedos y coágulos las mujeres”
Nuestro mundo muerto, Liliana Colanzi
Por Roselin Rodríguez Espinosa
Cuando estas criaturas nacieron no era posible saber quiénes eran ni de dónde provenían. Ahora sabemos que son deseos que han ganado un cuerpo; sentimientos y humores que han encontrado una forma material. Son también cuerpos femeninos que de tanto desear e imaginar otras formas de existir en el mundo han encontrado su forma ideal como quimeras, sirenas, volumen visceral y entidades místicas. Ellas, además, son visiones del cuerpo interior. No de la apariencia externa que tanto buscamos embellecer para una mirada ajena, sino de cómo se siente, se experimenta y se imagina el cuerpo por dentro.
Estas pinturas blandas son cuerpos especulativos de la anatomía femenina cuyas mutaciones orgánicas son estrategias de supervivencia para adaptarse a atmósferas hostiles en un mundo post apocalíptico. En ese sentido, son criaturas de un tiempo lejano, un futuro inimaginable que vuelve a ser arcaico. Son cuerpos acelerados o ralentizados al límite de la deformación; organismos postraumáticos que han encontrado su propia sabiduría en la ambivalencia de una seducción ominosa. Como ocurre con las perlas, cuya inesperada forma de capas nacaradas crea el molusco como mecanismo de defensa, los cuerpos pictóricos de Chaput han generado su forma propia guiados por su deseo de existir en la fortaleza de la anomalía.
Las mutaciones orgánicas de estas pinturas corporizadas e hinchadas proliferan para adaptarse a entornos amenazantes. La unión de fragmentos conforma su materialidad a través de costuras quirúrgicas, el fluido cosmético y orgánico del óleo y los accesorios prostéticos de lujo (stilettos, uñas esmaltadas, rímel). Su imaginario particular combina fabulaciones del cine experimental de posguerra, el mundo del diseño de la alta moda, así como ciertas formas insólitas de la naturaleza. Remiten a películas como Daisies (Věra Chytilová, 1966), donde la explosión de una bomba atómica desata un collage de lúdicas perversiones entre cuerpos e imágenes protagonizadas por dos jóvenes chicas; y The Brood (David Cronenberg, 1979), donde una serie de criaturas siniestras son engendradas por humores femeninos de enojo. También están ligadas a la sensibilidad gótica de dos colecciones singulares de Alexander McQueen: su debut Jack the Ripper Stalks his Victim (1992), que presentó un traje que simulaba la piel humana sangrante, y Voss (2001), cuyos vestidos y accesorios fueron realizados con materiales orgánicos como flores, aves y almejas. Sus caprichosas formas también están emparentadas con la irregular anatomía de los corales, conchas, moluscos y feather stars (estrellas emplumadas).
Con este conjunto, Nicole Chaput propone una reinvención del imaginario del cuerpo femenino desde la pintura. Al presentarlas como cuerpos pictóricos vulnerables despojados de la estructura rígida del bastidor, desafía la omnipotencia atribuida históricamente a este medio artístico para representar y narrar, desde la mirada masculina, los cuerpos femeninos y sus historias. Sugiere en cambio imaginar cuerpos que se desean y se buscan a sí mismos en sus propias mutaciones.
Encontrarlas y estar con ellas nos hace sentir en una órbita de encantamiento y curación inseparable del visible proceso de las costuras con que fueron creadas por la artista. Emanan una intensa energía meditativa que quiere conducirnos a un lugar donde las tensiones que dominan hoy nuestra relación con las imágenes de los cuerpos han transmutado. Aparecen como médiums para hablarnos de una sabiduría corporal/psíquica aún desconocida, como deidades matriarcales de un culto ginecocrático en diálogo con las estatuillas prehistóricas o venus impúdicas. Estos cuerpos abiertos muestran su caverna interior. Como las venus anatómicas del barroco, exhiben lo que está debajo de la piel. Son interiores que exteriorizan la fragilidad de la gestación, el espacio profundo donde la vida toma cuerpo, la fuerza de las entrañas al momento de nacer.
Venus Atómica, de Nicole Chaput (Ciudad de México, 1995), se puede ver hasta el 22 de enero de 2022 en Galería Karen Huber, Bucareli 120, planta alta, Colonia Juárez, CDMX
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