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INTERFERENCIAS DE AJAYUS: COLABORACIÓN FOTOGRÁFICA ENTRE NICOLÁS JANOWSKI Y FREDDY MAMANI

El proyecto colaborativo El Espíritu de las casas es realizado por Freddy Mamani (Bolivia) y Nicolás Janowski (Argentina) y se exhibe en la Galería Vigil Gonzáles, ubicada en Urubamba, Cusco (Perú). Para la producción, ambos artistas acordaron reunirse en Bolivia, particularmente en la ciudad de El Alto, el año 2019. Este encuentro sucedió días antes de la crisis política en el país, por lo que fue una confluencia frágilmente posible. El resultado es un trabajo donde vemos cómo ambas miradas se entrelazan.

Nicolás Janowski es un artista en el que confluyen varios intereses que le permiten repensar las prácticas interdisciplinarias actuales, caminos que parecen no respetar los tradicionales y más bien exploran el vértigo de la creación. Su pensamiento transita entre los universos de la fotografía, la curaduría y la antropología, y esto lo conduce por distintas latitudes en busca del encuentro con personas y lugares que le permitan detonar sus ideas.

Freddy Mamani es un referente imprescindible de la emergencia de la arquitectura neoandina en Bolivia. En los últimos años, se convirtió en la figura autoral más representativa de los edificios implementados principalmente en la ciudad de El Alto, conocidos como “cholets”. Es parte de una propuesta arquitectónica que también es la materialización de la fuerza política, estética, económica y cultural de la población indígena aymara urbana. La arquitectura de Mamani ha sido difundida a nivel nacional e internacional, circulando en prestigiosos eventos y espacios artísticos, incluyendo la Fundación Cartier por el Arte Contemporáneo (Francia), el Metropolitan Museum of Arts (EEUU) o el Foro Latinoamericano de Fotografía (Brasil), lugar donde coincidieron con Janowski como ponentes invitados.

Vista de la exposición «El espíritu de las casas», de Freddy Mamani y Nicolás Janowski en la Galería Vigil Gonzáles, Urubamba, Cusco (Perú), 2021. Cortesía de la galería

La exposición El Espíritu de las casas contiene dos líneas de trabajo. La primera es una reinterpretación y apropiación de imágenes de archivo de la expedición francesa a Tiwanaku en la primera década del siglo XX. En esta encontramos una serie de fotografías históricas sobre los trabajos arqueológicos en las ruinas prehispánicas. Según Carlos Ponce Sanginés, en estas primeras misiones extranjeras lo boliviano era postergado o sometido a un segundo plano o lugar auxiliar. En esta época se observó “una relación asimétrica de dependencia, dado que la iniciativa provenía de afuera, con perspectiva netamente neocolonial. (…) En el país mismo se miraba con reticencia las expresiones nativas y hasta se las consideraba como algo retrógrado y por consiguiente se asignaba escasa importancia a las culturas prehispánicas” (Ponce Sanginés, 1995).

Frente a este archivo fotográfico que es el testimonio de la extracción del patrimonio cultural de Tiwanaku a Europa, Janowski propone trabajar una relectura, para lo que gestiona una copia de las fotografías del Brooklyn Museum, colección con el título de Mission scientifique française en Amérique du sud: travaux et fouilles de Tiahuanaco 1903. Dichas imágenes las ajusta, retoca e imprime en copias de algodón y como práctica curatorial las traslada a El Alto, para trabajar con Mamani. Este gesto evoca la repatriación de patrimonio sustraído.

Freddy Mamani interviene las fotografías documentales con una serie de dibujos que consiste en diseños, planos y bocetos de edificios que son parte de la arquitectura neoandina en Bolivia. Edificaciones que brotan como semillas de las ruinas arqueológicas. Las piedras de Tiwanaku tienen el valor de contener y conservar el pasado en sus marcas, relieves y figuras. En estos testigos de la historia podemos reconocer la bonanza de una cultura construida al pie del Lago Titicaca, y que los teóricos aún disputan si hay una continuidad o no con los aymaras del presente. Mamani hace que de ese pasado florezcan los diseños de cholets. Simultáneamente, Janowski interviene las imágenes escribiendo con su sangre palabras en aymara como un modo de reivindicar y fortalecer los usos de la lengua aymara en el presente. En estas fotografías intervenidas por ambos encontramos una interferencia de temporalidades donde el pasado y el presente se atraviesan.

Vista de la exposición «El espíritu de las casas», de Freddy Mamani y Nicolás Janowski en la Galería Vigil Gonzáles, Urubamba, Cusco (Perú), 2021. Cortesía de la galería
Nicolás Janowski & Freddy Mamani, Alma, 2021, impresión Giclee en papel de fibra mate Hahnemühle, 80 x 58.57 cm. Ed: 1/5

En la obra podemos visualizar el proceso de reconstrucción y autoidentificación de los aymaras contemporáneos con Tiwanaku, quienes la entienden como una raíz fundamental de su cultura. Es allí donde las obras nos invitan a imaginar la relación y la construcción de un pasado mítico y de herencia entre la arquitectura de los cholets y la de Tiwanaku. Asimismo, es un ejercicio artístico que consiste en una reparación histórica, que podríamos entender como una sanación a la práctica arqueológica de los primeros años del siglo XX en Bolivia, la cual se basaba en la extracción del patrimonio cultural y, a la vez, la reparación frente a la historia colonial que sufrieron y resistieron las poblaciones indígenas en los Andes.

Reconstruir lo indígena obliga muchas veces a reinventar o imaginar el pasado y las conexiones con el presente, más aún en un país donde no se invierten los recursos necesarios para investigaciones arqueológicas y antropológicas que permitan tener mayores datos sobre las continuidades culturales entre los aymaras del presente y Tiwanaku. En este escenario, lo aymara urbano decide construir un puente donde su pasado es glorioso y se encuentra en el imperio al pie del lago Titicaca, y donde se lo reinventa e imagina construyendo narrativas utilizando pequeñas luces, luciérnagas, que nos brinda la información arqueológica.

Para Mejía, la población alteña a través de los cholets “aspira a una nueva subjetividad, en un contexto de reacomodo social donde existe una nueva clase alta mayoritariamente indígena aymara situada en El Alto. Dentro de la consolidación de este grupo social existen distintas formas de demostrar su posición y diferenciarse entre sí, muchas veces a través del uso de estéticas determinadas en sus edificios. Se está creando la nueva subjetividad de un sujeto que pertenece a esta clase alta emergente. En este contexto, las subjetividades a las que se aspira como una nueva clase alta responden a historias distintas. Por ese motivo algunos optan por reivindicar el lado aymara de su identidad, otros resaltar su indigenidad contemporánea y cosmopolita, otros su filiación religiosa y lejanía con prácticas aymaras, entre otras” (2020: 211).

Nicolás Janowski & Freddy Mamani, Sanar, 2021, impresión Giclee en papel de fibra mate Hahnemühle, 120 x 87.26 cm. Ed: 1/3
Nicolás Janowski & Freddy Mamani, Sanar (detalle), 2021, impresión Giclee en papel de fibra mate Hahnemühle, 120 x 87.26 cm. Ed: 1/3

El proyecto de Janowski y Mamani también ayuda a comprender la reconstrucción cultural, al imaginar que las piedras, los monolitos, son los pilares del mundo indígena contemporáneo. ¿Serán o no serán las ruinas de Tiwanaku aymaras? Quizá no es tan importante responder como soñar y reelaborar el valor de reconstruir un pasado (acaso ficcional) sobre los aymaras como los herederos de Tiwanaku. El arte al final es la posibilidad que tenemos de ficcionar y reconstruir nuestros pasados y futuros más deseados. 

Por otra parte, en la intervención de Janowski de escribir palabras en aymara con su sangre mediante la técnica de la serigrafía, al lado de los dibujos de los cholets sobre las fotografías de Tiwanaku, nos invita a construir un discurso que rompe las temporalidades. Por muchos años, estuvimos debatiendo sobre los cholets: ¿qué significan?, ¿qué son en realidad?, ¿son indígenas?, ¿de dónde provienen?, ¿tienen influencias asiáticas?, ¿son una estrategia de mercado?, entre otras preguntas. Los cholets, para los artistas, serían una reconstrucción, la posibilidad de imaginar una herencia o un pasado de Tiwanaku para desde allí explorar el futuro aymara tanto en términos políticos como también estéticos, tanto en la arquitectura y el arte como en la lengua.

Por último, terminamos con una revisión sobre la segunda línea que nos propone la muestra en Cusco, la cual consiste en una serie de interpretaciones poéticas desde la mirada y estética de Janowski sobre la ontología andina. Alejándose de la fotografía positivista de inicios del siglo XX, Janowski nos propone una fotografía capaz de generar múltiples rostros y paisajes deconstruidos, temporalidades que se atraviesan y se confunden, el pasado y el futuro se interfieren. La objetividad de la fotografía científica es anulada por la evidente subjetividad con la que Janowski se presenta al momento de acercarse a la arquitectura neoandina. Su impronta queda registrada en cada imagen. Estas fotos nos invitan a pensar que en un mundo cada vez más globalizado, donde la voz y la historia indígena se presentan como una evidencia de la diferencia, se convierten en una posibilidad de cambio y transformación. Además, la obra nos permite soñar la posibilidad de un encuentro simétrico entre diversos. Entonces, la creación se convierte en una posibilidad de respetar, pero a la vez celebrar las diferencias culturales.

Nicolás Janowski, Chiripa (Lago Titicaca), 2021, impresión Gicleé sobre papel fotográfico luster Hahnemühle, 30 x 22.5 cm. Ed: 1/5

Esta exposición la interpreto como ajayus que se interfieren. Temporalidades que se entrelazan. Pasados, presentes y futuros que se solapan en una sola imagen. Historias que se encuentran y se superponen. Empatías por los distintos tiempos y realidades. Solidaridad de unos con otros. Conversaciones sobre el presente sin omitir el pasado. Capacidad de imaginar una construcción entre diferentes. Mamani recibe, acoge y le muestra su mundo a Janowski. Este, como extranjero en Bolivia, dialoga y es empático con Mamani. Ambos conversan, cuestionan e interpelan la historia. Construyen una contra narrativa. A su vez, realzan la importancia de Tiwanaku y lo proyectan al futuro. Esta obra testifica la posibilidad de encuentro entre distintos momentos históricos, lugares de enunciación y realidades a partir de reinterpretar un archivo fotográfico.  

En la exposición en Vigil Gonzáles nos encontramos ajayus (almas) que se interfieren para seguir creando en medio de la pandemia.



Fuentes

Fabbri, Juan, Nicolás Janowski y Andrea Mejía. 2021. Diálogos durante la producción de la exposición El Espíritu de las casas, de Nicolás Janowski y Freddy Mamani. Vigil Gonzáles Galería, Urubamba, Cusco, Perú.

Mejía, Andrea. 2020. Cholets: distinción y sectores emergentes en El Alto – Bolivia. Una exploración del diseño, valorización y usos del ‘cholet’. Tesis de grado. Asesora: Gisela Elvira Cánepa Koch. Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima, Perú.

Ponce Sanginés, Carlos. 1995. Tiwanaku, 200 años de investigaciones arqueológicas. Producciones CIMA. La Paz, Bolivia.

The Brooklyn Museum. 2021. Mission scientifique française en Amérique du sud: travaux et fouilles de Tiahuanaco 1903. Nueva York, EEUU.


El Espíritu de las casas, de Nicolás Janowski y Freddy Mamani, se podrá ver del 23 de septiembre al 15 de octubre de 2021 en Vigil Gonzáles Galería | Jr. Grau 654 – Urubamba | Valle Sagrado de los Incas. Horarios: martes – jueves / 11 – 6 pm (solo con cita previa; escribir a info@vigilgonzales.com).

Juan Fabbri

Antropólogo - Curador - Artista. Docente investigador, Instituto de Investigaciones de Antropología y Arqueología de la Universidad Mayor de San Andrés (Bolivia).

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