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CLAUDIO CORREA Y SEBASTIÁN PREECE: SIN CAER EN EL ESPACIO

La exposición bipersonal Sin caer en el espacio, de Claudio Correa (1972) y Sebastián Preece (1972), considera el hallazgo como una pieza clave para la configuración, conceptual y formal, del trabajo artístico. Mientras Claudio Correa recolectó residuos del armamentismo, profesional y artesanal, que se utiliza en la revuelta de la actual crisis chilena, Sebastián Preece construyó una instalación a partir libros encontrados en una antigua bodega, enmohecidos por el paso del tiempo.

Cuando vemos los hechos sucedidos a lo largo de Chile tras el estallido social del 18 de octubre, solemos recordar los tiempos de dictadura (bajo el régimen militar de Augusto Pinochet, entre 1973 y 1988), sin embargo, hacemos de inmediato la diferenciación respecto de la capacidad de registro y evidencia con que podemos contar hoy, gracias a los medios tecnológicos. Cualquiera puede capturar con su teléfono móvil lo que sucede en el epicentro del conflicto, o la tensión en las zonas periféricas,  y difundirlo en distintas plataformas. El conjunto de estas imágenes mediatizadas va construyendo un relato paralelo a la realidad y la revuelta se vuelve, en cierta medida, imagen de sí misma.

Claudio Correa analiza esa sensación de escenificación tras recorrer la llamada “zona cero” (la Plaza Italia -devenida “Plaza de la Dignidad”- y sus alrededores), sumándose al fervor ciudadano y a la vez recolectando desechos de esa batalla campal que se libra casi a diario en Santiago de Chile. El artista residente en Barcelona elaboró a partir de estos hallazgos las obras independientes y complementarias Guerra de juguete y Gif de plomo.

El título Guerra de juguete alude a la “La drole de guerre” (Guerra de broma), expresión acuñada por un periodista francés para graficar una etapa de la II Guerra Mundial en que las tropas francesas e inglesas, habiendo declarado la guerra a Alemania, apenas se movilizaron, siendo posterior el inicio real de la contienda. El artista dispone aquí una larga cinta de balas con más 300 proyectiles que en su interior contienen bolitas, o canicas, de vidrio, un elemento que en Chile es usualmente lanzado como proyectil por los estudiantes en contra de la policía. Correa reutiliza las bolitas, sugiriendo una suerte de kit de juguetes de guerra.

Claudio Correa, Gif de plomo (2020), Galería AFA, Santiago de Chile. Foto cortesía del artista
Claudio Correa, Gif de plomo (2020), Galería AFA, Santiago de Chile. Foto cortesía del artista
Claudio Correa, Juguete de guerra (2020), Galería AFA, Santiago de Chile. Foto cortesía del artista
Claudio Correa, Juguete de guerra (2020), Galería AFA, Santiago de Chile. Foto cortesía del artista
Claudio Correa, Juguete de guerra (2020), Galería AFA, Santiago de Chile. Foto cortesía del artista
Claudio Correa, Juguete de guerra (2020), Galería AFA, Santiago de Chile. Foto cortesía del artista

Gif de plomo es una instalación lumínica de unas bases de micrófonos intervenidos que proyectan los culotes de lacrimógenas y perdigones policiales, pareciendo atravesarlos. Las proyecciones generan una breve animación en torno a los reflejos de los proyectiles, los que mediante flashazos de luz emulan el obturador de una cámara fotográfica, insinuando una analogía con el disparo de un arma.

Ambas obras establecen una continuidad con otros proyectos recientes de Claudio Correa, en torno a la cosmetización y el fetichismo de la violencia. Observador acucioso de la revuelta chilena, no concentra su obra en denunciar la evidente desigualdad de condiciones en los instrumentos de combate, sino que -aun considerando esa circunstancia- busca poner en escena los niveles de agresividad del conflicto.

Armas represivas y reutilización de objetos domésticos en la resistencia, todo ello conforma en su obra un marco que relativiza la violencia, situándola en un plano de juego e incluso de simulacro. Este escenario suma el elemento simbólico en arengas, afiches, slogans, performances, registrados y teatralizados en un nuevo imago mundo de incesante circulación visual.

“La violencia es inmovilidad. No es acción, sino coacción; no es alteridad, sino alienación. No solo es de la carne o de la enervación de la piel, sino también del lenguaje y de las imágenes. Ante este estado de cosas, es imprescindible preguntarnos ¿Cómo poetizar la inmovilidad que detiene y destruye nuestra imaginación?”, dice la curadora de este proyecto, Pía Cordero.

Sebastián Preece, Lo que va quedando de una lata de cerveza y los restos de algunos libros... (2020). Galería AFA, Santiago de Chile. Foto: Macarena Miguel y Yenny Escudero
Sebastián Preece, Lo que va quedando de una lata de cerveza y los restos de algunos libros… (2020). Galería AFA, Santiago de Chile. Foto: Macarena Miguel y Yenny Escudero
Sebastián Preece, Lo que va quedando de una lata de cerveza y los restos de algunos libros… (2020). Galería AFA, Santiago de Chile. Foto: Macarena Miguel y Yenny Escudero
Sebastián Preece, Lo que va quedando de una lata de cerveza y los restos de algunos libros... (2020). Galería AFA, Santiago de Chile. Foto: Macarena Miguel y Yenny Escudero
Sebastián Preece, Lo que va quedando de una lata de cerveza y los restos de algunos libros… (2020). Galería AFA, Santiago de Chile. Foto: Macarena Miguel y Yenny Escudero

Papeles obsoletos, nueva germinaciones

En su trabajo artístico, Sebastián Preece suele realizar exploraciones en terreno entre la naturaleza y las edificaciones; sitios eriazos, ruinas, refugios abandonados, etc. Esta vez, también tiene ese registro artístico- arqueológico presenta su instalación Libros. El trabajosurge de un hallazgo de libros encontrados bajo tierra y en estado de descomposición, en las ruinas de una casa de adobe en el campo, cerca de la ciudad de Los Ángeles (VIII Región de Chile).

Preece realizaba excavaciones en ese inmueble, inhabilitado como residencia luego de un terremoto, y aprovechado en parte como bodega. Buscaba allí ciertas huellas autobiográficas para su proyecto De Los Ángeles y demonios, modelo de un retrato de familia, y fue sorprendido por estos ejemplares en distintos idiomas y de temáticas tan diversas como medicina, poesía y unas actas de la Cámara de Diputados de la República de Chile, fechadas entre los años ’50 y ’70 del siglo XX.  

Luego de catalogarlos y registrarlos fotográficamente, guardó estos ejemplares en cajas de vidrio y los conservó tal cual: húmedos, descompaginados, con restos de tierra y a medio destruir por la presencia de gusanos. Así los mantuvo durante dos años, bajo un régimen de riego regular y exposición al sol, permitiendo germinar la vegetación silvestre impregnada a ellos, transformándose en tierra de páginas. Cuando, finalmente, suspendió el procedimiento de conservación, los libros se  deshidrataron hasta secarse y resquebrajarse, obteniendo de ellos papeles de distintos gramajes.

Reunidos en la exposición, los Libros de Preece conforman micro paisajes, e incitan a explorar analogías entre el territorio geográfico y el territorio textual. El artista acostumbra observar los ciclos de vida de las cosas; a través de investigaciones de largo aliento descubre cómo estas envejecen o se transforman. Remueve física y psíquicamente la memoria material de los lugares, hurgando, construyendo y deconstruyendo, encontrando pistas que pueden ir definiendo lo que finalmente se encarnará como obra. De esta manera, en su procedimiento coexisten pasado, presente y futuro.

“Sebastián Preece nos sitúa paradójicamente en las interferencias, las ruinas y los objetos en descomposición, los cuales quedan fuera del relato oficial de la historia”, analiza Pía Cordero. “Sus Libros, a pesar de estar convertidos en polvo y pedazos de papel, se articulan como crítica a la política centralista de Chile, cuya cara visible es el empobrecimiento y marginación periférica”.

Sebastián Preece, Lo que va quedando de una lata de cerveza y los restos de algunos libros... (2020). Galería AFA, Santiago de Chile. Foto: Macarena Miguel y Yenny Escudero
Sebastián Preece, Lo que va quedando de una lata de cerveza y los restos de algunos libros… (2020). Galería AFA, Santiago de Chile. Foto: Macarena Miguel y Yenny Escudero

Sin caer en el espacio es un proyecto financiado por el Fondo Nacional de Desarrollo Cultural y las Artes (FONDART) 2019 y se exhibe en la Galería AFA, Providencia 1614, piso 2, Santiago, desde el 12 de marzo de 2020.

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