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EL OJO ELÉCTRICO. ART BRUT EN LA CASA ENCENDIDA

La Casa Encendida, en Madrid, presenta la exposición El ojo eléctrico, una selección de la Colección Treger/Saint Silvestre, considerada una de las colecciones privadas de Art Brut más completas del mundo, y que se encuentra en depósito en el Centro de Arte Oliva (São João da Madeira, Portugal) desde 2014.

La colección Treger-Saint Silvestre está compuesta por varios centenares de piezas que van desde principios del siglo XX hasta la actualidad, y contiene nombres como Henry Darger, Adolf Wölfli, Scottie Wilson, Lubos Plny, Guo Fengyi, Anna Zemánková, Augustin Lesage o Eugene Von Bruenchenhein.

Para la exposición El ojo eléctrico, comisariada por Pilar Soler y Antonia Gaeta, se han seleccionado 78 obras de 41 creadores como Martín Ramírez (México 1895-1963), Jaime Fernandes (Portugal 1899-1968), C.V.M. (Portugal, 1972), Óscar Morales (Chile, 1951), Agatha Wojciechowsky (Alemania, 1896-1986), Friedrich Schröder-Sonnenstern (Lituânia, 1892-1982) o Madge Gill (Inglaterra 1882-1961).

Adolf Wölfli, Sin título (s. f.). Lápices de color y grafito sobre papel, 39,8 x 65 cm. Colección Treger/Saint Silvestre en Centro de Arte Oliva, S. João da Madeira. Foto: Paulo Cunha Martins
Dinis Santos, Adelhyd van Bender Ordner #21, 1999 – 2014. Técnica mixta sobre papel y documentos plastificados, 42 x 30 x 21 cm. Colección Treger/Saint Silvestre en Centro de Arte Oliva, S. João da Madeira. Foto: Dinis Santos
Agatha Wojciechowsky, Sin título (s. f.) Pastel al óleo sobre papel, 60,4 x 47,6 cm. Colección Treger/Saint Silvestre en Centro de Arte Oliva, S. João da Madeira. Foto: André Rocha

Se trata de artistas de difícil clasificación. Forman parte del Art Brut, pero además siguen unas ideas que comenzaron a aparecer en el siglo XIX y que abren la puerta a “lo maravilloso”. Algunos se incluyeron en discursos de vanguardia de la primera mitad del siglo XX, como Wölfli, Scottie Wilson, Lesage, Friedrich Schröder-Sonnenstern o FleuryJoseph Crépin; otros, aparecen hoy en bienales junto a discursos de arte contemporáneo como Bruly Bouabré, Albino Braz o Vasilij Romanenkov; también se incorporan artistas que actúan como médiums, como Madge Gill, Agatha Wojciechowsky, Anna Zemánkova, Guo Fengyi, Nina Karasek o Margarethe Held; profetas, como Aníbal Brizuela o Adelhyd van Bender; cosmogonías como las de Janko Domsic o John Urho Kemp; mensajes encriptados y secretos como los de Harald Stoffers, Melvin Way o Beverly Baker; y obras que funcionan como elementos mágicos, como las de Hort Ademeit o Raimundo Camilo. En la exposición hay una intención deliberada de mezclar artistas de diferentes épocas sin un orden aparente para mantener el halo de misterio que albergan.

La exposición cuestiona los límites de la razón a través de diferentes mensajes codificados, fórmulas, figuras inventadas y códigos secretos, pues siempre queda algo oculto que se convierte en enigma. El proyecto expositivo pensado en esos términos, muestra la fuerza de los procesos subjetivos, obsesiones compulsivas y visiones fantásticas.

En la muestra se acentúa la imposibilidad de descifrar en su totalidad el mensaje inscrito en las obras, ya que muchas veces los artistas actúan como mediadores entre el mundo racional y otro desconocido, o quizás trascendental. Estas obras se convierten en relatos del inconsciente y asumen, sin querer, aspectos subversivos ante el discurso del orden establecido.

John Urho Kemp, Sin título (The Mark of The Beast), 1999. Bolígrafo sobre papel, 21,5 x 27,9 cm. Colección Treger/Saint Silvestre en Centro de Arte Oliva, S. João da Madeira. Foto: André Rocha
Aníbal Birzuela, Sin título (s. f.). Rotulador sobre papel, 31,7 x 24 cm. Colección Treger/Saint Silvestre en Centro de Arte Oliva, S. João da Madeira. Foto: André Rocha
Janko Domsic, Sin título (s. f.) Bolígrafo y rotulador sobre papel, 64,5 x 49,6 cm. Colección Treger/Saint Silvestre en Centro de Arte Oliva, S. João da Madeira. Foto: André Rocha

No se puede comprender el Art Brut sin conocer las ideas que están detrás de su origen, como la teoría aristotélica según la cual el genio y la locura son estados indisociables o la exploración del inconsciente de finales del siglo XIX hasta mediados del XX.

El término Art Brut fue creado por Jean Dubuffet en 1945 para referirse al arte creado fuera de los límites de la cultura oficial. El interés de Dubuffet se dirigía hacia las manifestaciones artísticas llevadas a cabo por pacientes de hospitales psiquiátricos, artistas marginales que desarrollaban su creación sin ningún contacto con las instituciones artísticas establecidas. Se le llama por eso “el arte de los locos, los médiums, de personalidades extraordinarias invadidas de fiebre creadora”.

En la actualidad, el Art Brut forma parte de las colecciones de los grandes museos del mundo, desde el MoMa, el Pompidou o la Tate Modern y, en 2013, apareció por primera vez en la Bienal de Venecia, generando un fuerte discurso y bibliografía en torno al mismo. Este movimiento artístico, que influenció a gran número de artistas de las vanguardias de principio del siglo XX, se ha convertido en el siglo XXI en una de las vertientes más vivas del arte contemporáneo.

Bruly Bouabré, Sin título (Mitología de bestias), 2000. Lápices de color, grafito y bolígrafo sobre papel, 16,5 x 11,2 cm. Colección Treger/Saint Silvestre en Centro de Arte Oliva, S. João da Madeira. Foto: Marta Pina

EL OJO ELÉCTRICO

La Casa Encendida, Ronda de Valencia, 2, Madrid

Del 11 de octubre de 2019 al 5 de enero de 2020

Imagen destacada: Óscar Morales, Sin título, 2012. Rotulador sobre papel. Colección Treger/Saint Silvestre en Centro de Arte Oliva, S. João da Madeira. Cortesía: Galerie Christian Berst.

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