MUSEO DE ARTE MODERNO DE CHILOÉ CELEBRA SU 30° ANIVERSARIO
El pasado 13 de enero, el Museo de Arte Moderno de Chiloé (MAM), en Castro (Isla Grande de Chiloé, Chile), celebró sus 30 años de existencia dando inicio a su XXX Muestra Anual, exposición colectiva que, como ha sido la tónica en cada verano desde 1989, es una panorámica del arte contemporáneo chileno, y que permanecerá abierta al público hasta el 31 de marzo.
La muestra es encabezada por el segmento Error de Gravedad del pintor Jorge Tacla (Santiago de Chile, 1958), que incluye una veintena de pinturas en pequeño formato, junto a 3 de mayor tamaño, las que comprenden un periodo desde mediados de la década de 1990 hasta la actualidad.
También forman parte de la XXX Muestra Anual el mural Breve historia del sur de Chile de Ignacio Gumucio (Viña del Mar, Chile, 1971), pintado in situ al interior del MAM; la instalación Viento de Norma Ramírez (Concepción, Chile, 1964) en el exterior del museo; la pieza La sábana de Nicolás Franco (Santiago de Chile, 1973); Storia Illustrata, pintura de Natalia Babarovic (Santiago de Chile, 1966); la serie La pintura enferma de Álvaro Oyarzún (Santiago de Chile, 1960); el proyecto escultórico Más allá del principio del placer de Javier Toro Blum (Santiago de Chile, 1983); un conjunto de 15 pinturas de Héctor León (Valparaíso, 1948) titulado El Gabinete del Perro Blanco; la obra Pasacalle de Guillermo Grez (Concepción, Chile, 1960), artista residente de Chiloé; la pieza sonora El constante auto remixeo de la naturaleza de Mario Z (Santiago de Chile, 1970); y una selección de video arte titulada Nadie, bajo curaduría de Adonay Bermúdez (Lanzarote, España, 1985), con piezas de artistas provenientes de Chile, Bolivia, Perú y España.
Coca González, directora del MAM, conversó con Artishock acerca del trigésimo aniversario del museo.
Nicolás de Sarmiento: ¿Cómo los toma, en qué situación llega este trigésimo aniversario del MAM?
Coca González: Treinta años lo dicen todo: un grupo de personas entusiastas ha dedicado gran parte de sus vidas a la difusión, exposición y experimentación del arte contemporáneo en una región de Chile. Se trata de 30 años de resistencia al lugar común, imponiendo en cada muestra nuestra propia curaduría y manera de hacer las cosas. Con absoluta independencia hemos decidido cada paso y cada exposición, no dejando lugar a la interferencia ni a la censura.
Desde sus inicios –aún bajo la dictadura– el MAM fue pionero, tanto en los contenidos que mostraba como la manera en que lo hacía y sobretodo dónde sucedía; pero más importante que todo ello era que ofrecía un primer gran alero al arte contemporáneo nacional. Luego, a medida que comenzaron a aparecer o re-aparecer otras instituciones en Chile que cumplían este rol, como Matucana 100, MAVI y el mismo MAC, el MAM fue pionero una vez más al comenzar en el año 2003 su programa de Artistas en Residencia.
N.d.S: ¿Qué desafíos o proyecciones a futuro tienen para el museo?
C.G: Hoy nos preocupa el futuro de nuestra colección, que alberga la obra de más de 300 artistas que, en su mayoría, corresponden a los años ochenta y noventa. Este es nuestro principal desafío para la próxima década: poner en valor y al alcance del público este tesoro patrimonial que descansa en Chiloé. Por lo pronto, formaremos parte de un programa experimental de formación de archivos regionales de arte contemporáneo impulsado por el CEDOC, desde su nueva ubicación en el Centro Nacional de Arte Contemporáneo de Cerrillos.
N.d.S: ¿Qué criterios imperaron para seleccionar los artistas y piezas que conforman la actual muestra anual, en el contexto de este importante aniversario?
C.G: Esta XXX Muestra Anual del MAM tiene que ver con celebrar, y nuestros invitados son creadores que creen en el MAM, como todos los artistas que forman parte de nuestra colección, así como todos los que en él han expuesto, y hemos escogido para ello tan sólo obras que podemos considerar monumentales. Obras que, sin ocupar la totalidad del espacio, lo llenan de sobra, gracias a la complejidad y dimensión de cada una de ellas.
N.d.S: ¿Cómo crees que se relaciona, o cómo encaja, el MAM en el contexto cultural y artístico chileno?
C.G: El MAM posee una libertad de acción que difícilmente puede tener otro espacio museal chileno. Su independencia es la característica fundamental que lo hace único en el contexto cultural y artístico chileno. No es el gobierno ni la academia ni el mercado quienes regulan su acción, sino un grupo de personas apasionadas por el arte contemporáneo.
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