Liliana Porter. Sutiles Situaciones
Durante mis clases de historia del arte renacentista y barroco, una de las profesoras nos explicó que una de las diferencias entre el David de Donatello o el de Miguel Ángel y el de Bernini era el tratamiento de la temporalidad. Mientras Donatello y Miguel Ángel muestran a David en una posición más bien estática, de relajación, hasta con una sonrisa un poco pícara, Bernini lo muestra en una temporalidad suspendida, en medio de la acción. Como público nos podemos imaginar que hay un antes y un después de ese momento, pero lo más importante es la situación en la que se encuentra.
Las obras de Liliana Porter se encuentran en ese momento pero, a diferencia de Bernini, enfocan nuestra mirada en la historia mínima, en el espacio episódico, de la viñeta que no nos da ninguna pista de qué va a pasar ni antes, ni después. O, más bien, porque estas historias no son heroicas sino parte de nuestro día a día, el después de ese instante es infinitamente igual al anterior.
La exposición Otras Situaciones, curada por el mexicano Humberto Moro en el SCAD Museum of Art (Savannah, Georgia, Estados Unidos), logra a través de 31 obras hacernos oscilar entre los diferentes aspectos de la práctica de Porter, de acuerdo a una revisión temporal pero no necesariamente cronológica. La exposición está dividida en cuatro grandes grupos de obras.
El primer grupo está conformado por las obras fotográficas que se abren a la intervención y se caracterizan por tener una veta fuertemente conceptual. En estas obras es que vemos la primera relación entre espacio y tiempo tan particular de la obra de Porter. Líneas creadas en los 70 en sus manos se expanden a las paredes del museo en el año 2017; así, la obra existe en dos tiempos, en dos ritmos.
El segundo grupo de obras comienza con un ejercicio conceptual que Porter realiza anualmente: el de encontrar un objeto de consumo masivo que hace referencia a un personaje histórico totalmente fuera de su contexto -un crucifijo de chocolate (Sugar Food/Christ, 2006), un queso brie que lleva el nombre de Juana de Arco (Joan of Arc, Elvis, Che, 2011), o un mouse pad con la imagen del Che (Mouse Pad Artwork, 2004).
Esta decontextualización es colindante con el Kitsch. Sin embargo, mirada de Porter mediante, los objetos son retratados de forma delicada y sutil, estetizados de forma clínica frente al fondo blanco del set fotográfico, convirtiéndose así en elementos de gran valor. Esta acción se realiza no sin ejercer un uso extraordinario del sentido del humor, humor propio y un sutil chiste al que el público observador puede acceder -eso sí, para acceder hay que obligatoriamente dedicarle un tiempo a la obra; no podemos captar lo ridículo e irrisorio del objeto sin mirarlo y analizarlo fijamente.
Esta acción nos conduce al tercer grupo de obras: las esculturas miniatura de la serie de trabajos forzados en la que personajes diminutos realizan tareas que parecen infinitamente imposibles, como si quisieras barrer la arena de la playa o pintar con un pincelito la muralla china. Los trabajadores de Porter, como los que encontramos en Trabajo Forzado/Forced Labor (mujer barriendo) [2004-2017], están suspendidos en su tarea sin pasado ni futuro, en una labor sisífica.
Las figuras que son hombres y mujeres tienen tareas adjudicadas que a simple vista son relativas a su género -barredora, tejedora, un hombre con un hacha o leñador-, todos tratando de completar trabajos que les quedan grandes. Al estar detenidos en ese momento de labor, Porter nos obliga a presenciar y considerar el valor de ese trabajo que parece no tener sentido ni objetivo. Lo inviable de su quehacer nos invita a reflexionar una vez más sobre nuestras acciones diarias, la importancia de nuestros movimientos repetitivos para alcanzar ciertos objetivos, que parecen a simple vista importantes pero cuando tomamos una posición de vista de pájaro, en la suma de las cosas, es evidente que no tienen ninguna relevancia.
Al pasar al cuarto grupo de obras, estas viñetas cobran vida pero sólo por unos segundos. Las situaciones se convierten en movimientos en los videos Actualidades (2016) y Matinée (2009). Aún en acción, las situaciones mantienen esa característica temporal trastocada; son movimientos sin antes o después: solo el ahora existe y está contenido en las imágenes que se nos presentan. Las que no están.
Las referencias son múltiples en estos videos, desde Mambrú como soldado y como banda sonora hasta tinteros “chinos” en forma de muñeca que se ven desbordados de tinta. Cada personaje que se presenta en estas viñetas vivas sufre las consecuencias de encontrarse ahí con un destino que bordea entre lo catastrófico y lo trivial -aunque en el mundo de Porter lo trivial puede llegar a ser catastrófico.
Esta revisión de la obra de Liliana Porter funciona como un exquisito menú de cuatro platos que está estratégicamente diseñado para dejarnos con ganas de más.
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