
Pinta London, por Segunda Vez
La segunda edición de Pinta Londres abrió el pasado lunes 5 de junio en el centro de convenciones de Earls Court con una concurrencia masiva, en la que figuraba un grupo de coleccionistas latinoamericanos que asistió a la primera edición y volvió para evaluar y buscar entre la oferta de arte moderno y contemporáneo de unas sesenta galerías, principalmente de Europa y Latinoamérica.
Algunas de las galerías y artistas que estuvieron presentes el año pasado -una edición que estuvo un poco lenta en términos de ventas y asistencia- también regresaron. El traslado de la experiencia de esta feria de arte latinoamericano de Nueva York -donde nació en el 2007- a Londres no es fácil. Se percibió, más bien, la intención de «abrir un camino», dado que la escena de arte latinoamericano en Inglaterra es bastante reducida.
Sin embargo, se notó entusiasmo, sobre todo por parte de algunas instituciones europeas importantes que han apoyado la iniciativa de Pinta, entre ellas la Tate Modern de Londres, el Centro Georges Pompidou de París, la colección de Arte Latinoamericano de la Universidad de Essex de Inglaterra, y el Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León (MUSAC), de España, entre otros.
La feria se distinguió por una amplia oferta de obras de grandes maestros del arte cinético y neoconcreto, como Carlos Cruz Diez, Sergio Camargo y Mira Schendel. Este tipo de obra, que se ha erigido como el último redescubrimiento del arte moderno latinoamericano por parte de coleccionistas internacionales -no sólo de América Latina-, ha demostrado ser muy efectiva para las ferias y subastas de arte, en términos de rentabilidad
El stand de Henrique Faría Fine Art (Venezuela) fue un claro ejemplo de una buena selección de este tipo de obras con relevancia histórica. Este año presentaron un sublime dibujo de Gego y unos mapas intervenidos de Horacio Zabala, además de obras de León Ferrari y Rogelio Polesello.
Otro venezolano que destacó fue Milton Becerra, que mostró en Hardcore Contemporary Art (Miami) unos ensamblajes de fibra natural y billetes, y una video escultura que muestra las imágenes de la reciente exhumación del cuerpo del libertador Simón Bolívar, una de las últimas locuras mediáticas del presidente venezolano Hugo Chávez.
Otro artista más joven que también hace un comentario interesante sobre la política en América Latina es el colombiano Carlos Motta, que mostró en Y Gallery de Nueva York su trabajo SOA Black and White Pain Ting, una recolección de actos de protesta con represiones hechas por miembros de ejércitos latinos preparados en Estados Unidos. Pero su trabajo más potente era un conjunto de fotografías tituladas Graffitis Ideológicos, imágenes que plasman una serie de insatisfacciones anónimas dejadas en las calles de diferentes ciudades.

En esta misma línea se encontraban las pinturas del cubano Ernesto Leal, en la Tasneem Gallery de Barcelona, que llevan mensajes casi ilegibles en frases como «We’re screwed» (Estamos jodidos). Esta fuerte afirmación está inscrita con unas letras que parecen tubos de plomería y recuerdan las máquinas de Léger con los colores fluorescentes de Peter Halley, artistas que creyeron en su momento en unas ideas de futuro que en la Cuba de Ernesto Leal ya se saben incumplidas.
También en Y Gallery se exhibió obra de la chilena Manuela Viera-Gallo. Su obra, Warriors from Behind Closed Doors Warriors, consiste en esculturas de pájaros guerreros (cuervos, águilas y palomas) que aluden a «la toma de decisiones a puertas cerradas (Behind Closed Doors), a las fuerzas misteriosas que deciden el destino de la sociedad en los grandes eventos mundiales». Parte de esta serie también se encontraba en el stand de la galería Isabel Aninat (Chile).

Manuela Viera-Gallo, Warriors from Behind Closed Doors Warriors, arcilla, plástico, metal, madera, 2011. Cortesía Y Gallery
Buen parte del trabajo exhibido en Pinta se caracterizó por el peso de lo formal, heredado, quizás, de la tradición geométrica abstracta latinoamericana. Es el caso de la propuesta de Ricardo Alcaide, que mostró con la Galería Blanca Soto (Madrid) en la sección de Solo Projects curada por Pablo León de la Barra. Sus fotografías de los habitats de cartón y tela de las personas que viven en la calle están acompañadas de la abstracción gráfica de las mismas: unas pequeñas pinturas de acrílico sobre papel.
Emilio Chapela, otro artista de Henrique Faría Fine Art y que también participa en esta sección, propone unas pinturas monocromáticas tituladas Izquierda política, Derecha política, mientras que el venezolano Daniel Medina evoca el cinetismo venezolano con sus mapas de papel entretejidos en Maddox Art (Londres). Estos trabajos de Medina que cuestionan las jerarquías geopolíticas actuales también son abordados en unos rompecabezas donde crea países híbridos usualmente antagónicos.
Maddox Art (Londres). Cortesía Pinta Londres 2011
Otra tendencia en esta edición de Pinta Londres fue la de mostrar menos artistas por galería. En la sección de Pablo León de la Barra se exhibieron solo 15 artistas, mientras que algunas galerías mostraron dos o tres, logrando así destacar más la obra de cada uno y, por demás, que el montaje luciera más limpio.
Uno de estos espacios fue el de la galería Sicart de Barcelona con las imponentes fotografías de Nicola Constantino, el de Magda Belloti (Madrid) con la obra de Luz Angela Lizardo y con una instalación de dibujo y esculturas en bronce intervenidas con hilo de Cristina Ataíde.
En la galería AFA de Chile resaltaron la instalación de dibujos de Alvaro Oyarzún. AFA también mostró dibujos en gran formato en carbón sobre papel de Joaquín Cociña, trabajos que siguen la línea de su muestra Las muertes leves de Benjamín, organizada por esta galería el año pasado. Otros dibujos laboriosos los mostró la galería Edel Assanti. Su artista Carlos Zuñiga pintó un gran paisaje en tinta sobre páginas de guía telefónica.

Joaquín Cociña, Luego vinieron los hombres y las mujeres a ponerles miles de nombres feos a las cosas, en idiomas asquerosos, 2011, carbón sobre papel, 200 x 145 cm. Cortesía Galería AFA
Otros ejemplos de espacios con pocos o incluso un solo artista fueron Christopher Paschall (Bogotá), con pinturas de Alejandro Ospina, y Enrique Guerrero, México, con el proyecto de Pablo Helguera.
Otras obras que se quedaron conmigo fueron las fotografías de Ignacio Iasparra, unos paisajes tropicales tupidos donde los rayitos de luz y las sombras absolutas dibujan las siluetas de los árboles; una pintura abstracta muy sugerente de Deborah Pruden (ambos en Cosmocosa, Buenos Aires); las pinturas de Jill Mulleady en Teresa Anchorena (Buenos Aires); las instalaciones en los Solo Projects de Darío Escobar y Rivane Neueschwander; y la escultura de Iván Navarro y las fotografías de Alexander Apóstol en Distrito 4 (Madrid), parte de la serie Ensayando la Postura Nacional, inspirada en las pinturas de Centeno Vallenillo que forjaron una «identidad» nacional durante la época de la dictadura de Marcos Pérez Jimenez en Venezuela, y que actualmente son parte del pabellón de Latinoamérica en la Bienal de Venecia.
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