Skip to content

Juan Obando:pro Revolution

Por Alejandra Sarria

Detrás de estos pasamontañas estamos ustedes

El encapuchado se reconoce como la figura que representa la resistencia de grupos que han sido marginados y subordinados. Es la expresión de un levantamiento o de una insur­gencia, de un colectivo que rechaza y confronta el orden social esta­blecido. El pasamontañas permite eliminar la individualidad: taparse el rostro es una manera de elevar la causa por encima de los sujetos, una estrategia que apela a la vez a lo clandestino y a lo colectivo. Se supone que es un símbolo de revolución y resistencia cultural, política y social. Pero no todas las figuras encapuchadas son iguales, menos aún cuando el sistema neoliberal se apropia y ataca sus estrategias de anonimato, colectividad y disidencia.

En su proyecto para Espacio Odeón, Juan Obando plantea dos puestas en escena, Pro Revolution y PR, en donde utiliza la figura del encapuchado y su simbología como personaje central, para proponer una lectura en oposición sobre diferentes modelos de revolución y la forma en la que son mediados y cooptados.

Juan Obando, Pro Revolution, 2019. Vista de la exposición en Espacio Odeón, Bogotá. Foto: Ambienta Familiar. Cortesía: Espacio Odeón.

Juan Obando, Pro Revolution, 2019. Vista de la exposición en Espacio Odeón, Bogotá. Foto: Ambienta Familiar. Cortesía: Espacio Odeón.

PRO REVOLUTION

Se trata de un videojuego pirata de Pro Evolution Soccer realizado en colaboración con un hacker local, en donde se lleva a cabo un partido entre el EZLN (Ejército Zapatista de Liberación Nacional) y el Inter de Milán, que se propuso y planeó, pero que nunca llegó a suceder. La si­mulación de ese partido une las resis­tencias del EZLN y los hackers para crear narrativas, mitologías e imágenes desde las que es posible hackear el sistema.

A través de su lucha anti-capitalista, el EZLN se ha valido de la imaginación y la ficción, para proponer no solo un modelo de revolución, sino otro mundo posible. Tanto los hackers como los zapatistas plantean sistemas y zonas autónomas en donde se crean realidades que confrontan o irrumpen directamente el sistema neo­liberal. Esas realidades, sin embargo, no existen aisladas, por el contrario, navegan dentro del capitalismo —están a la vez dentro y en contra— y se valen de sus medios y dispositivos para proponer nuevos imaginarios de convivencia.

Juan Obando, Pro Revolution, 2019. Vista de la exposición en Espacio Odeón, Bogotá. Foto: Ambienta Familiar. Cortesía: Espacio Odeón.

Juan Obando, Pro Revolution, 2019. Vista de la exposición en Espacio Odeón, Bogotá. Foto: Ambienta Familiar. Cortesía: Espacio Odeón.

PR

El 10 de abril se realizó un supuesto concierto de Pussy Riot en Espacio Odeón, que tenía como punto de partida la discusión que se generó el año pasado alrededor del hecho de que las integrantes que se presentaron en Rock al Parque no eran las Pussy Riot “originales”. A esto, el grupo de punk contestó que cualquier persona puede ser Pussy Riot y no hay verdaderas originales: el simple hecho de ponerse la capucha ya puede convertir a cualquiera en parte de esta revolución. Teniendo eso en cuenta, se planteó un concierto “falso” en el que un conjunto de performers presentaron canciones relacionadas con los vínculos de Pussy Riot con el departamento de Estado de Estados Unidos, la campaña de Hillary Clinton, la actualidad política colombiana y la “veracidad” de su lucha y de su existencia como colectivo.

En este caso, el concierto no solamente ironiza esa idea de la rebeldía empaquetada en capuchas de colores y otros souvenirs, sino que busca poner en evidencia cómo esa forma de resistencia en realidad está apropiada por el mercado y las corporaciones. Pussy Riot ha recibido financiación y apoyo de ONG’s que son patrocinadas por el Departamento de Estado de Estados Unidos y reciben recursos a través del National Endowment for Democracy; estas organizaciones buscan insertar desorden en la economía y política de otros países, de la misma manera que se ha hecho con infiltraciones militares y operaciones encubiertas. En esa medida, Pussy Riot podría ser una manifestación directa del neo-liberalismo y de la intervención cultural de Estados Unidos y sus sistemas de control.

Juan Obando, Pro Revolution, 2019. Vista de la exposición en Espacio Odeón, Bogotá. Foto: Ambienta Familiar. Cortesía: Espacio Odeón.

Juan Obando, Pro Revolution, 2019. Vista de la exposición en Espacio Odeón, Bogotá. Foto: Ambienta Familiar. Cortesía: Espacio Odeón.

Juan Obando, Pro Revolution, 2019. Vista de la exposición en Espacio Odeón, Bogotá. Foto: Ambienta Familiar. Cortesía: Espacio Odeón.

Juan Obando, Pro Revolution, 2019. Vista de la exposición en Espacio Odeón, Bogotá. Foto: Ambienta Familiar. Cortesía: Espacio Odeón.

La tensión generada entre estas dos piezas permite pensar en la oposición entre la imaginación zapatista y hackera —con sus espacios de autonomía, intervención e ilegalidad que sobreviven parasitariamente dentro del capitalismo— y las ficciones reductivas implantadas por intereses económicos y formatos de rebeldía creados y mediados por los sistemas neoliberales de control.

Pro Revolution presenta una arqueología de la revolución contemporánea, donde por un lado se busca activar la imaginación local hacia posibles nuevas zonas de intervención revolucionaria —como el hacking y el coding—, y por otro, se intenta presionar una mirada crítica sobre la manera en la que estamos reproduciendo supuestos símbolos y formatos de insurgencia que en realidad están altamente mediados por el dispositivo neo­liberal de poder, es decir: son propaganda.

Mientras que el zapatismo y los hackers imaginan lo que podría ser una revo­lución, las Pussy Riot evidencian la forma en la que el capital instrumentaliza las angustias de los sujetos en función de sus propios intereses. Dentro de un esquema de mercado en el que la justicia social vende, la resistencia se manifiesta en una serie de clics, posts de indig­nación y contenido comercial incluyente, diverso y socialmente consciente, en la que participamos a través de hashtags, shares y peticiones de change.org.

La pantalla se ha convertido en la nueva herramienta de lucha —el nuevo fusil— y nosotros en replicadores de propaganda e ideología. Escondidos detrás de la pantalla y completamente desconectados de la realidad de las causas que decimos defender, creemos que estamos resistiendo, confrontando y haciendo público, mientras que en realidad nos estamos vigilando unos a otros, saboteando y auto-explotando.

Juan Obando, Pro Revolution, 2019. Vista de la exposición en Espacio Odeón, Bogotá. Foto: Ambienta Familiar. Cortesía: Espacio Odeón.

Juan Obando, Pro Revolution, 2019. Vista de la exposición en Espacio Odeón, Bogotá. Foto: Ambienta Familiar. Cortesía: Espacio Odeón.


JUAN OBANDO: PRO REVOLUTION

Espacio Odeón, Cra. 5 #12C-73, Bogotá, Colombia

Hasta el 15 de junio de 2019

También te puede interesar