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MAMM: LAS FICCIONES DEL GRUPO UTOPÍA Y LA REALIDAD DE UN MUSEO EN EXPANSIÓN

Medellín posee un desarrollo industrial y cultural que le han posicionado como una de las ciudades más dinámicas de Colombia. No en vano, siendo una de sus principales instituciones culturales, el Museo de Arte Moderno de Medellín (MAMM) se encuentra ahora situado en lo que fue la antigua planta de la siderurgia Medellín S.A (Simesa), ubicada en el área denominada hoy Ciudad del Río, y cuyo edificio construido en 1939 es conocido como Talleres Robledo. Ahora, el museo se prepara para expandirse; su planta principal tendrá otro edificio que propone ser un renovado espacio para el arte y la cultura.

Actualmente el MAMM acoge la exposición UTOPÍA. Entre ficción y elucubración, una retrospectiva que repasa el trabajo de las últimas tres décadas que el grupo Utopía, colectivo artístico conformado por Fabio Antonio Ramírez, Jorge Mario Gómez y Ana Patricia Gómez, ha “edificado”, y donde las especulaciones en torno al espacio, las fabulaciones sobre lo que la manipulación estructural de un territorio implica para el orden en las sociedades en relación al construir, al habitar, o lo que Heidegger asumió como ser en el mundo, estar en la tierra (morar), se evidencian en un conjunto de obras que van desde el dibujo de carácter marcadamente técnico, con planos, alzados y perspectivas, hasta la exploración en el collage, la pintura y, en gran medida, en el objeto escultórico que deriva por momentos en propuestas de instalación cuando las dos dimensiones y el objeto único ya no son suficientes. Utopía revela a través de una diversa poética visual las tensiones existentes entre la realidad vivenciada y la ficción proyectada que acontecen en la arquitectura de una urbe como «la Capital de la Montaña”.

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La ruta del río, video instalación. Hall central del Museo de Arte Moderno de Medellín, vista de la exposición UTOPIA. Entre ficción y elucubración. Foto: Úrsula Ochoa

Para entrar en contexto, recordemos que los idealistas del proyecto moderno veían en la arquitectura un emblema de avance y evolución para las sociedades; justamente, algunas de las mentes más prodigiosas del siglo XX tenían la creencia de que el arte, y en especial la arquitectura, podía cambiar a la gente, pues es “el arte en que vivimos”. Pero los arquitectos del movimiento moderno no fueron los primeros en sentir esta especie de urgencia visionaria, en tanto que la utopía ya se vislumbraba en el siglo XV cuando Leon Battista Alberti y Leonardo da Vinci especularon sobre cómo construir la ciudad ideal. Tristemente, las aparentes preocupaciones por los problemas sociales como una de las grandes utopías empezó a desvanecerse cuando nos enfrentamos a los planos de las ciudades “ideales” de Le Corbusier y a las proyectadas “cajas de cristal” de Ludwig Mies Van Der Rohe, y esto se debió, por supuesto, a las estructuras reales de la ciudad misma, pues sabemos que el papel puede con todo, pero al momento de la proyección la cuestión es distinta. Justo conteniendo estas marcadas tensiones es que el grupo Utopía toma partida para abordar su trabajo desde lo que significó el implacable fracaso de la “modernidad heroica”.

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Vista de la exposición UTOPIA. entre ficción y elucubración. Museo de arte Moderno de Medellín. Foto: Úrsula Ochoa

La exposición Utopía corresponde a la investigación realizada por el ensayista, investigador y crítico Efrén Giraldo y el curador Oscar Roldán-Alzate, proyecto ganador del IV Premio de Curaduría Histórica, y cuya publicación Le Corbusier en el río Medellín: Arquitectura, ficción y cartografía en las obras el grupo Utopía (1979-2009) ahora hace parte de la colección de Investigación de Arte Colombiano de la Fundación Gilberto Alzate Avendaño.

El análisis teórico que surgió a partir de la revisión juiciosa de la obra de Utopía destacó tres ejes fundamentales sobre los que se han podido mover, de manera interdisciplinaria y al mismo tiempo crítica, planteamientos y reflexiones que van mucho más allá de los resultados plásticos o de las indagaciones esteticistas.

En primera instancia, y trazando un breve mapa de conceptos, nos encontramos con el término elucubraciones, es decir, meditaciones o cavilaciones. Aquí, desde un ámbito formal, las piezas corresponden a “sondeos y experimentos con el espacio”. Proposiciones escultóricas y exploraciones objetuales que desembocan por momentos en la instalación.

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Utopía, de la serie “Fábrica de leche para niños”. A propósito de la guerra del Golfo de 1990, conflicto global, 1992, modelo escultórico en madera, 54 x 141 x 40 cm. Foto: Úrsula Ochoa

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Utopía, de la serie Inmueble, “Muebles rascacielos”, 1999, esculturas en madera, 130 x 25 x 40 cm. Colección particular. Foto: Úrsula Ochoa

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Utopía, “Paisaje Inédito”, 1990, instalación. Paisaje urbano con bosque de bronce y nubes. Foto: Úrsula Ochoa

En segundo lugar nos localizamos dentro del término ficciones, que, en palabras textuales del investigador y crítico Efrén Giraldo, “(…) apelan a mundos posibles que son el resultado, a su vez, de diferentes cruces entre referencias en las que la especulación pictórica se lleva a la realización tridimensional y a referencias que crean mundos imaginarios”.

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Utopía, a la izq.: pinturas de la serie Acrópolis, Sin título, 1987, acrílico sobre madera, 205 x 95 cm c/u. A la der.: objeto de la serie Acrópolis, 1987, ensamble en madera, 108 x 46 x 32 cm. Foto: Úrsula Ochoa

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Utopía, de la serie “La isla de los muertos”, 1986, dibujo, 108 x 78 cm. Foto: Úrsula Ochoa

Finalmente el tercer eje corresponde a las Utopías, trabajos donde se identifica una visión idealizada ya sea de la realidad o de los “ordenes ya conocidos”. En este conjunto de obras toman relevancia las indagaciones sobre el urbanismo, en tanto que la utopía propuso en cualquier modo la representación del espacio como una forma de organizar a las sociedades a través de ese “poder geometrizante” como lo llamará Félix Duque, en la construcción de estructuras arquitectónicas para la creación de “lugares”.

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UTOPIA. Entre ficción y elucubración. Vista de la exposición en el Museo de Arte Moderno de Medellín. Foto: Úrsula Ochoa

Utopía, Talleres Robledo. Museo de Arte Moderno de Medellín, 2009, modelo en balsa, cartón y chapilla de roble. Foto: Úrsula Ochoa

La importancia que toma esta muestra, además de revisar un momento histórico en la creación del arte antioqueño y colombiano, radica en que sin lugar a dudas el grupo Utopía expandió el horizonte en los discursos plásticos interdisciplinarios, introduciendo el uso del lenguaje de la proyección arquitectónica. Así, se ha convertido para las posteriores generaciones de artistas en una referencia importante en tanto que fue a partir del cruce entre estas dos disciplinas, arte y arquitectura, que artistas como Fredy Alzate Gómez o John Mario Ortiz han desarrollado un trabajo consistente donde juegan con las ambivalencias que genera meditar en torno a los problema del espacio arquitectónico (real o imaginario). Son obras en las cuales, de manera proyectiva, han podido expandir nuestras visiones del mundo.

UTOPÍA. Entre ficción y elucubración, vista de la exposición en el Museo del arte Moderno de Medellín. Foto: Úrsula Ochoa

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Utopía, “Decodificación”, 2005, collage e impresión digital, 100 x 70 cm. Cuatro piezas. Exposición UTOPIA. Entre ficción y elucubración. Museo de Arte Moderno de Medellín. Foto: Úrsula Ochoa

El arte de proyectar: un museo en expansión

En aras de continuar dinamizando la actividad cultural de la ciudad, donde los diferentes públicos puedan acceder a otros espacios, y con la necesidad puntual de contar con un lugar propio para instalar su colección, el Museo de Arte Moderno de Medellín se encuentra trabajando en lo que será su nuevo edificio, construcción dieñada por los talleres de arquitectura 51-1 (Perú) y CTRL-G (Colombia) que se estima estará lista para septiembre próximo.

Su directora general, María Mercedes González, cree que más allá de una inversión enorme en espacio físico se trata, sobre todo, de un compromiso decidido con el arte, los artistas, los públicos (los de hoy y los futuros) que podrán disfrutar de más exposiciones y de una programación cultural diversa y renovada. “Esperamos que el MAMM se consolide como el lugar del arte contemporáneo en Colombia y que más y nuevos públicos se acerquen y visiten el Museo. Será también una etapa llena de oportunidades para repensar el MAMM en relación con la escena global de las artes, y claro, no me cabe duda de que la escena cultural y artística de la ciudad se verá altamente beneficiada con los nuevos espacios y la nueva programación”, dice.

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Render del nuevo edificio del Museo de Arte Moderno de Medellín. Cortesía: MAMM

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Vista del proceso de construcción del nuevo edificio del Museo de Arte Moderno de Medellín. Cortesía: MAMM

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Vista del proceso de construcción del nuevo edificio del Museo de Arte Moderno de Medellín. Cortesía: MAMM

El curador en jefe del MAMM, Emiliano Valdés, tiene una visión incluyente, pues cree que los museos, más que ser estructuras que funcionan como referentes arquitectónicos en una ciudad, son herramientas esenciales para el crecimiento de toda una escena cultural.

“Estoy convencido de que la función de un museo –en este caso en particular el MAMM– no es solo velar y trabajar por su propio crecimiento, sino incidir de manera efectiva en el entorno en el que se sitúa. En ese sentido, me parece que la expansión del MAMM no sólo responde y refleja el momento de efervescencia que está viviendo la ciudad, sino que también debería situarse como uno de los motores o guías (dependiendo de cómo se quiera ver) de esos procesos, en el sentido de que como institución le corresponde contribuir al crecimiento de toda la escena artística  y no sólo del museo mismo. De nada serviría tener un museo enorme en medio de un entorno árido, pero afortunadamente en Medellín hay mucho talento y creo que el MAMM con sus 36 años de experiencia y su respaldo institucional, puede ayudar a encausar toda esa energía, inquietud y talento. Mis expectativas son justamente esas: que el MAMM pueda jugar un papel fundamental en esta transformación del arte y la cultura en la ciudad, contribuyendo a generar más vínculos entre los actores locales pero también entre éstos y un circuito del arte internacional. Además espero que el museo se vuelva una referencia en la presentación de arte moderno y contemporáneo en la ciudad y el país. Es ambicioso, pero me parece que la institución tiene todas las de lograrlo”.

El MAMM está consciente de la enorme responsabilidad que encamina llevar las riendas de este gran proyecto, el cual, más que una nueva edificación -como lo han manifestado tanto su directora como su curador en jefe- será o deberá ser un referente clave en la cultura de Medellín. Sus artistas ahora necesitan una nueva mirada, una que derribe los conocidos esquemas de centralismo en el arte. El MAMM se repiensa no para convertirse en una maquinaria aislada, o para propiciarse un beneficio cerrado como institución, sino para expandir las perspectivas de lo que significa para la propia ciudad y para el sistema internacional y el arte de Colombia.

Ursula Ochoa

Vive y trabaja en Medellín-Colombia. Magíster en Estética de la Universidad Nacional de Colombia, donde obtuvo la Beca de Facultad. Tiene un pregrado en Artes Plásticas, estudió Periodismo Cultural y Crítica de Arte, Estética y Teoría del Arte del siglo XVIII en la Universidad de Cádiz, y ha estudiado sobre el pensamiento Estético en Friedrich Nietzsche y Aby Warburg en la Universidad Nacional de Colombia. Recibió la Mención Honorífica en el concurso de Ensayo sobre las Bienales de Arte de Medellín organizado por el periódico El Mundo y la Fundación Ángel Gómez en el año 2018, y en el año 2020 recibió el premio al mejor libro de ensayo “Una crítica incipiente”, con la editorial independiente Fallidos Editores.
Fue crítica de arte para la sección Palabra y Obra del periódico El Mundo (2013-2020), y curadora editorial de la revista EXCLAMA durante la realización del libro sobre arte contemporáneo colombiano PUNTO en el año 2019, donde también se desempeña como escritora de manera habitual. Actualmente escribe para la sección de Cultura de El Espectador, y se desempeña como asesora de proyectos de arte, curadora independiente y es cofundadora del proyecto Korai Art, una plataforma para la visibilización y venta de obras realizadas por mujeres artistas en Colombia.

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