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CUARENTENA VOYEUR: FUGAS DEL PRESENTE

Una monja vestida de gris bordea las esquinas de una cancha de basquetbol mientras se toma las manos. Especificar el día o la hora es irrelevante: aparece entre los muchos registros que hace el fotógrafo venezolano Luis Cobelo en las Stories de su Instagram. Imágenes cuyo destino es desaparecer pasadas las 24 horas, pero que el fotógrafo decide almacenar en sus álbumes destacados bajo el nombre de CuanrentenaBCN, y cuya numeración va de la 1 a la 7, por ahora. Un señor mayor camina de un punto a otro, repitiendo la misma acción como lo hacen otras personas en sus balcones, techos y ventanas. Un joven con el torso desnudo trota en un espacio reducido, otro hace sentadillas, una niña salta a la cuerda, señoras destienden la ropa ya seca, cuerpos se estiran bajo el atardecer, una muchacha lanza seguidamente un balón sobre la pared, otras toman el sol en traje de baño; acciones que, sin inicio ni final, quedan interrumpidas por los cortes abruptos de la grabación en un dilatado ahora. Instante suspendido en esa secuencia interminable de tomas desde la terraza donde se ubica Cobelo, espía y cronista de smartphone de aquello que sucede a su alrededor.

Luis Cobelo, CuanrentenaBCN. Cortesía del artista
Luis Cobelo, CuanrentenaBCN. Cortesía del artista

El smartphone se ha convertido en una prolongación más de nuestro cuerpo, es el umbral entre la experiencia y el mundo, entre la radical espacialidad del acontecimiento y su devenir imagen inmaterial, dando cuenta de un presente infinito que frecuentemente está actualizándose. Ahora bien, en este caso extremo de confinamiento mundial, sería más apropiado decir que ese umbral queda anulado y, gracias a este objeto, ingresamos y provocamos una experiencia dislocada del mundo. La separación entre experiencia y mundo desaparece y entonces, a través de las ventanas de la interfaz, la subjetividad parece estar determinada por la manipulación que hacemos de nuestros aparatos, del dominio que ejercemos sobre ellos en cuanto mediadores que administran nuestros impulsos y apetitos por medio de nuestra gestualidad táctil, no ya al pulsar el clic de un botón que se hunde, sino al presionar levemente sobre la pantalla touch.

Fragmentos arquitectónicos en cuyas superficies se detienen amarillos deslavados. Esos ocres quemados por el sol. Al fondo, reconocemos construcciones emblemáticas de Barcelona dentro de ese relieve continuo de edificaciones superpuestas a través de las cuales la cámara de celular se desliza de un lugar a otro: busca figuras en los techos y ventanas, enfoca recortes de los cuerpos detrás de muros que impiden ver su totalidad, se acerca y se aleja con un rápido zoom. Indagaciones de la mirada aficionada y abismada que, a la manera del ojo turístico, ejecuta bruscos barridos para dar cuenta de la vida que reverbera en las alturas.  

Luis Cobelo, CuanrentenaBCN. Cortesía del artista
Luis Cobelo, CuanrentenaBCN. Cortesía del artista

La trama tecnológica define cómo son capturadas estas imágenes en movimiento desde la neutralizada liviandad que produce la presencia de un celular en el paisaje del confinamiento: Cobelo encuentra personas que hablan, escriben, se toman fotos y también sujetos que, al advertir son fugazmente apuntados con un teléfono, devuelven la mirada. Esta dispersión de escenas, ¿qué tienen en común si no es la de coincidir en esta experiencia aumentada de la extrañeza, en la pulsión de exponer al propio cuerpo a hacer algo, arrojarlo a la distracción mediante la cual recobrar un mínimo sentido de coherencia? Evocar mínimamente, siquiera, un estado anterior que perturbe de golpe el violento desarraigo que supuso la suspensión del afuera.

Una muchacha enseña a otra las cadencias de la bachata, un mantel es sacudido en el balcón después del almuerzo, la bandera catalana es agitada por el viento, la monja sentada aparece de nuevo, balanceando su cuerpo al ritmo de un rezo. La cámara se inclina a ratos para capturar la sombra quieta de los árboles sobre la acera, la distancia entre las personas que hacen la fila para entrar a algún local. El murmullo lejano de la ciudad se mezcla con las canciones amplificadas, cuyas procedencias resulta difícil localizar. Grado de transparencia de los cuerpos movidos por el tedio a secas, por la deriva de sus costumbres.

En las imágenes de la ciudad, ahora desplazada hacia la verticalidad de sus edificios, vemos a alguien escribir en su cuaderno, a un pintor que mide el paisaje mientras realiza un esbozo sobre el lienzo, pincel en mano, delante del caballete. Vemos que unas muchachas se broncean presintiendo la llegada del verano; ¿qué significan estas imágenes que se repiten todos los días durante el aislamiento social? ¿Cómo leemos estas capas de visibilidad en la dispersión de acciones que expresan en sus superficies una serena perturbación?

Luis Cobelo, CuanrentenaBCN. Cortesía del artista
Luis Cobelo, CuanrentenaBCN. Cortesía del artista
Luis Cobelo, CuanrentenaBCN. Cortesía del artista
Luis Cobelo, CuanrentenaBCN. Cortesía del artista

Las Stories de Cobelo me hicieron volver a ver La ventana indiscreta (1954) de Alfred Hitchcock, una historia, como es conocido, de suspenso, humor y romance. Hacer que la música y los sonidos de la película provengan de los espacios domésticos y de la vida efervescente del exterior, fue una decisión inédita para la época. La crítica a la indiferencia social, la mirada sensible en torno a la soledad del sujeto moderno, la relación entre lo público y lo privado a través de la ventana del fotógrafo que espía, hace eco con lo que sucede en la actualidad. Además de la matriz tecnológica, ¿cómo nos relacionamos con el afuera? Este clásico me hace pensar en los encuadres y ángulos desde los cuales pasan las cosas. Cobelo, así como muchos con circunstancias parecidas, debe esperar a que mejoren las condiciones en el lugar donde pensó iba a alojarse por un corto tiempo. Mientras tanto, así como sucede en la película, se van hilando escenas instantáneas, a través de los objetos y los gestos, que expresan situaciones anímicas, perfiles posibles, estados reflexivos.

Las nubes flotan con lentitud, las sábanas se agitan por el viento, hay pequeñas reuniones a manera de picnics, alguien camina en círculos, dobla la ropa. La monja pasea a un señor en sillas de ruedas en el patio. Todos estos recortes, en su conjunto, componen insignificantes acontecimientos que me hacen pensar la imagen, no como una totalidad sino como una latencia parcial y vibrante formada por ausencias e impurezas. Aquí, despojadas del artificio de la intervención, no muestran ni prueban nada, son apenas evidencias anónimas, testimonios minúsculos. Restos donde se traza, tácitamente, la idea de una urgencia en ese gesto fotográfico que lo inscribe en las pantallas. En este universo expandido de imágenes que producimos, consumimos y desechamos.  

Impresiones sobre la actualidad, del artista José Ruiz. Cortesía: Espacio El Dorado, Bogotá
Impresiones sobre la actualidad, del artista José Ruiz. Cortesía: Espacio El Dorado, Bogotá
Impresiones sobre la actualidad, del artista José Ruiz. Cortesía: Espacio El Dorado, Bogotá
Impresiones sobre la actualidad, del artista José Ruiz. Cortesía: Espacio El Dorado, Bogotá
Impresiones sobre la actualidad, del artista José Ruiz. Cortesía: Espacio El Dorado, Bogotá
Impresiones sobre la actualidad, del artista José Ruiz. Cortesía: Espacio El Dorado, Bogotá

En estos momentos, se desarrolla en Bogotá un proyecto en la galería Espacio El Dorado, Impresiones sobre la actualidad, del artista José Ruiz, que resuena con la emergencia de estas imágenes. En el fondo, ambas instancias traman cuestiones similares: la espera diaria ante la incertidumbre. Con intenciones, intensidades y procesos diferentes entre sí, estas dos experiencias coinciden en plasmar la ambigüedad que implica la espesura que nos envuelve en estos días. En el caso de Cobelo, se trata de un proyecto espontáneo que fue configurándose a través de las grabaciones desde su celular, según lo que ha ido explorando a su alrededor en el contexto de la cuarentena; y en el de Ruiz, de un proyecto artístico que empieza con una investigación sobre cómo era el tratamiento de la palabra «hoy» en algunas publicaciones colombianas de distintos períodos del siglo XX, y cuyos hallazgos evocan la organicidad propia de la lengua: arqueología de los medios donde destella una filosofía del lenguaje ordinario.

Impresiones sobre la actualidad, del artista José Ruiz. Cortesía: Espacio El Dorado, Bogotá
Impresiones sobre la actualidad, del artista José Ruiz. Cortesía: Espacio El Dorado, Bogotá
Impresiones sobre la actualidad, del artista José Ruiz. Cortesía: Espacio El Dorado, Bogotá
Impresiones sobre la actualidad, del artista José Ruiz. Cortesía: Espacio El Dorado, Bogotá

Ruiz elabora sus impresiones con tipografías inspiradas en un antiguo anuncio de un teatro bogotano, lugar que fuera la sede del Teatro Popular de Bogotá, donde actualmente funciona Espacio Odeón —escenario donde inicialmente se desarrolló este proyecto el año pasado—. El artista encuentra el anuncio en una imagen del fotógrafo colombiano Gabriel Carvajal que forma parte del archivo de la Biblioteca Pública Piloto en Medellín. Así pues, comenta que el hallazgo de este anuncio supuso un punto de partida desde el cual reconstruir el alfabeto pues el aviso en cuestión sólo poseía las letras o, d, e y n. Ruiz no sólo conserva en este proyecto el rojo, que era el color de las letras en la fotografía de Carvajal, sino la forma en la que dispone compositivamente sus diseños, aludiendo a la forma en la que los eventos y las películas eran popularizadas durante las décadas de los sesenta y setenta.

Paralelamente, desde la lúdica reminiscencia respecto a este modo de promocionar un evento, el artista bogotano interviene cada día la vitrina de la galería que da a la calle: «HOY incertidumbre, HOY virtual, HOY futuro incierto, HOY aislamiento, HOY contenido viral, HOY gobiernos indefensos, HOY cae el peso, HOY teoría del miedo, HOY aumenta el pánico, HOY conexión remota, HOY calamidad pública, HOY nostalgia, HOY antropofagia», son algunos de los enunciados leídos desde el espacio público que, paradójicamente, trastocan y hacen tambalear esos límites que sostienen la noción de presente.  ¿Cómo nos relacionamos con ciertas ficciones que impone el lenguaje? ¿Cuáles son las tensiones que entre lengua e imagen aparecen cuando se cuestiona esta detenida y vertiginosa contemporaneidad? ¿Cómo pensar el hecho de que Ruiz interactúa con el público por medio de la plataforma Instagram, mientras está siendo grabado durante su confinamiento en la exposición por la cámara de video vigilancia de la galería, espacio donde no sólo se lleva a cabo la muestra, sino que, a su vez, se ha convertido en su residencia durante esta temporada indefinida?*

Desfondamiento del hoy que pierde su forma y cualquier rasgo de especificidad, desprendimiento de temporalidades que estremecen este giro subjetivo y epocal poblado de fragilidades. Sea a través de la experimentación tipográfica y sus infinitas posibilidades combinatorias, o de la rutina de reunir imágenes en esa memoria espectral que permite la tecnología, los dos referentes amplifican y hacen modular nuestras percepciones respecto a esta circunstancia excepcional e impensable que aún no sabemos bien cómo nombrar y contener en su presencia excedida.

Impresiones sobre la actualidad, del artista José Ruiz. Cortesía: Espacio El Dorado, Bogotá
Impresiones sobre la actualidad, del artista José Ruiz. Cortesía: Espacio El Dorado, Bogotá
Impresiones sobre la actualidad, del artista José Ruiz. Cortesía: Espacio El Dorado, Bogotá
Impresiones sobre la actualidad, del artista José Ruiz. Cortesía: Espacio El Dorado, Bogotá

El arruinamiento y la reinvención de lo actual es aquello que se configura en la serie CuarentenaBCN. Su contenido podría ser parcialmente descrito con las palabras que pronuncia el amigo detective del protagonista de la película de Hitchcock: «Estás observando un mundo secreto y privado. Todos hacen cosas en la intimidad que no pueden explicar en público». Sin embargo, intuimos que el mundo ha abandonado el secreto y no le importa perderlo. Lo íntimo, mera desatención, ingresa en esa zona de transparencias omnipresentes y desbordadas que vemos en las imágenes de Cobelo continuamente —no sabemos hasta cuándo, ni tampoco la fecha de culminación de Impresiones sobre la actualidad, pues son proyectos que siguen sucediendo—. Hoy fueron personas que boxean, juegan ping pong, hacen labores de jardinería, aplauden. Desgastada y fulgurante cotidianidad de distancias impuestas que se ubica en ese resquicio entre la experiencia vibrante del cuerpo y la transición hacia esa virtualidad que empezamos a habitar mientras alguien trabaja en su computador o se hace una selfie. Mientras, vemos a la monja extraer sigilosamente unas calas del jardín colectivo.


*José Ruiz también presenta este proyecto de forma virtual como artista residente de Tropical Papers

Bárbara Muñoz Porqué

Investigadora venezolana residente en Bogotá. Trabaja en los campos de la cultura visual y la estética contemporánea. Se concentra en el estudio de las narrativas y representaciones del arte latinoamericano a partir de procesos y obras que se relacionan con el espacio museal, las estrategias del coleccionismo y la construcción de archivos de memoria visual y escrita. Se interesa por indagar sobre las maneras en que los espacios para albergar arte construyen formas discursivas con las que se piensa la identidad —local, nacional, global—. Doctora en Filosofía con mención en Estética y Teoría del Arte por la Universidad de Chile (2018), Máster en Antropología Visual por la Universitat de Barcelona (2008) y Licenciada en Letras por la Universidad del Zulia (2005). Es profesora en el Departamento de Diseño de la Universidad de los Andes y en el Departamento de Artes Visuales de la Pontificia Universidad Javeriana. Ha participado en eventos académicos y publicado textos sobre arte y filosofía, algunos de ellos disponibles en: https://barbaramunozporque.academia.edu/.

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