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NADA PUEDE SER ALGO, ALGO PUEDE SER TODO, Y TODO PUEDE SER NADA. FRACASO, ESCAPISMO Y MANIPULACIÓN

«BEAUTIFUL LOSERS
LOVELY LOVELY LOSERS
JUST YOU AND ME…»

LUCA PRODAN, «BEAUTIFUL LOSER»

Me imagino que puede deberse a la edad, o al tiempo que uno lleva metido dentro de esta olla llamada «mundo del arte», el caso es que tarde o temprano uno comienza a mirar hacia atrás y ver todo lo que ha hecho. No lo hago con un ánimo de satisfacción, ni menos aún retrospectivo. Miro hacia atrás para intentar desentrañar las razones e intereses que finalmente, sin proponérmelo, han marcado mi trabajo. Hasta ahora, nunca me interesó tener claro hacía donde marchaba esto, me parecía que era algo que no me correspondía a mi dilucidar, yo solo confiaba en mi instinto, en que cada paso, tarde o temprano sería una huella clara y precisa de un camino.

Parte de la serie «Rechazos». Cartas de rechazo de diversas instituciones artísticas y de residencias para artistas

Pues nada de eso ha ocurrido, al menos no con esa prístina imagen de iluminación que un veinteañero como yo le otorgaba a la década siguiente. El camino es en verdad una completa selva llena de minúsculas sendas donde avanzas con tu machete abriéndote paso como puedes (intentando no pisar a nadie). Vas conociendo personas, te acoplas, te sueltas, te internas, te mueves, te detienes para hacer un campamento y piensas, sobre todo piensas, y no puedes evitar llevar tus experiencias y reflexiones a la olla del arte, a lo menos para hacerte un caldo y matar el hambre.

Lo que sigue, es la distinción de ciertas ideas que finalmente se han transformado en motores productivos o improductivos de mi trabajo a lo largo de lo que ya se acerca a ser los primeros diez años de «carrera». (Ya el término «carrera» entrega ciertas luces acerca de la forma en que se entiende y percibe la noción de trabajo, no solo dentro del arte. Esta lógica implica una cantidad de «competidores», donde n representa al número total, y n-1 el número de «perdedores». Las carreras sólo una persona las gana).

RELACIONES DE PODER Y FRACASO

Si bien el mundo del arte es un universo diverso, un ecosistema amplio y rico, lleno de animales exóticos, se encuentra depredado por las instituciones mundiales del arte. Funciona de la misma forma que cualquier otro círculo de poder: entidades multimillonarias que crecen gracias a las donaciones descontadas de los impuestos de otras entidades aun más poderosas, capitales históricas, estrellas del espectáculo, grandes shows, fama, triunfo. El círculo virtuoso que se puede encontrar desde Wall Street hasta el Real Madrid se repite también en el MoMA y otros lugares del primer mundo. Siempre es la misma lógica, y está avalada por la palabra éxito.

Dentro de esta matriz, es evidente que aquellos entes que no participan de estos círculos de poder son unos fracasados. En este sentido, Latinoamérica dentro del mundo del arte es una vasta zona de fracaso. Es interesante como, por ejemplo, muchos proyectos, ya sean de arte, o políticos, en este subcontinente de «modernidad tardía», son vistos desde una mirada igualmente fracasante. La U.P. en Chile, sin ir más lejos, el fracaso de la vía chilena al socialismo. Cuando la adaptación al modelo no es fidedigna al original, rápidamente se le cataloga como un fracaso. Fracaso parece ser la manera de distinguir a los países o corrientes ideológicas o culturales, no adheridas o simplemente no invitadas a las grandes «libres» ligas.

A lo largo de dos residencias que realicé durante 2010, la primera en KIOSKO, Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, y la segunda en ISCP, Nueva York, USA, mi trabajo se ha centrado en las formas en que los diversos sistemas sociales fomentan valores como el éxito (económico y reconocimiento social), elcontrol (fuerza pública y sistemas de seguridad) o la soberanía (identidad e inmigración). Desde la perspectiva de un artista Latinoamericano (que viene siendo como la nada de la nada) me ha interesado precisamente trabajar en la subversión de estos «valores» que se encuentran finalmente asociados a la idea de progreso y desarrollo del hombre (y de la mujer últimamente). Me he focalizado en una serie de supuestos «anti-valores» provenientes de la crítica a esta matriz antes expuesta. Estos espacios o intersticios de duda, son para mi: fracaso y ocio, insignificancia e inestabilidad, y movilidad e indeterminación. Pares contrapuestos a las fuerzas del éxito, el control y la soberanía.

Mi intención mediante la valoración de este tipo de factores no se orienta a generar una suerte de reivindicación, no es un intento por ganar o recuperar espacio, ya que todas esas alternativas seguirían centrándose en la lucha de poder, escaramuzas territoriales que buscan cómo repartirse la torta. Esta es una lucha por lo inútil, que es todo lo contrario a una lucha inútil.

Aviso de la Autoridad Metropolitana de Transporte (MTA) New York / Copia de la «caja sospechosa»


Secuencia dejando la «caja sospechosa» en una estación de metro. Brooklyn, New York

INESTABILIDAD, CAPTURA Y ESCAPISMO

Dentro de esta lógica recién explicada, el artista (no sólo ni necesariamente el artista, claro está, sino aquel que utiliza la creatividad en este sentido crítico) tiene un espacio de desarrollo que se da en dos únicos contextos: el primero de ellos es al interior de la jaula. Dentro de este espacio, el artista debiera ser quien se encuentra permanentemente ideando el plan de escape. Él es capaz de abrir un muro con un trozo de corta uñas soldado con un atado de cerillos a una cuchara robada gracias a sus dotes de prestidigitador; o aquel que desarrolla un sistema de tuberías hechas con calcetines dentro de los pantalones, para acarrear la tierra que se extrae del túnel que se está cavando en una de las celdas.

La otra posibilidad deviene de la anterior, ya fuera de la jaula, luego de la fuga. Se trata del artista como prófugo. Actúa escabulléndose por cada rincón del espacio social, haciendo todo lo que está a su alcance para seguir resbalándose jabonosamente de los tentáculos de la institución, el poder y el orden. Se trata de un curioso espacio de libertad, donde se puede hacer lo que se quiera, siempre y cuando no sea descubierto.

Ambas actitudes dentro de la idea de escapismo son igualmente subversivas y estructuralmente inestables, ambas requieren del ingenio, la improvisación y suerte; son, en si mismas, estructuras prontas al colapso, o al menos de un latente colapso e inestabilidad.

Este hecho fuerza al artista a desarrollar sus cualidades adaptativas y de camuflaje al máximo. Ser capaz de leer los contextos y las circunstancias de la manera más eficaz posible, con el objetivo de generar una respuesta que le permita escapar o simplemente parecer que no estuviera. El fin es mantenerse fugitivo por el mayor tiempo posible, hasta ser capturado, donde nuevamente habrá de idear un plan de escape y así hasta el fin.

El argumento de la película de Sam Peckinpah, «Pat Garrett and Billy The Kid» (1973) resume muy bien esta situación antes expuesta. Pat y Billy fueron compañeros de fechorías. Pat fue el padre que Billy nunca tuvo, un tipo que le enseñó la forma de vivir en el lejano oeste fuera de la ley. Pero el tiempo pasa, los años pesan y el maduro Pat Garrett es absorbido por la institución llegando a ser Sheriff del condado de Lincoln. Su misión consiste en deshacerse de Billy, de manera que este no interrumpa el territorio ganadero del condado, espacio simbólico que representa el poder y el progreso del «Oeste Americano». En una de las primeras escenas de la película los dos amigos sostienen una breve conversación al interior de una cantina:

PAT:
Los electores quieren que te vayas fuera del país.
BILLY:
Me lo están diciendo o me lo están preguntando.
PAT:
Yo te lo estoy pidiendo… Pero en cinco días tendré que hacerlo.
(los dos beben un trago)
PAT:
Me han nombrado Sheriff…
BILLY:
Upah. Sheriff Pat Garrett. ¿Como se siente?
PAT:
Se siente como… como que los tiempos están cambiando.
Billy:
Los tiempos quizás, Pat, yo no.
(Billy bebe al seco su whiskey)

Todos conocemos cuál es el final de esta historia y qué es lo que puede pasarle a quien no esté dispuesto a negociar una retirada. Sin duda que la muerte es una de las alternativas más ciertas, no siendo la muerte necesariamente sinónimo de la degradación de la carne: basta con la degradación de las ideas o la memoria. Poco importa el cuerpo, cuando se ha perdido la integridad.

MANIPULACIÓN E INDETERMINACIÓN

Dentro de este panorama determinado por valores conducentes a los logros individuales y excluyentes, donde el verdadero artista se transforma en un escapista, una personalidad furtiva y semi-invisible que deja huellas sólo de vez en cuando, que por lo general se escabulle entre las sombras haciendo con lo que tiene entre sus manos tan solo; ciertas estrategias propias de su condición furtiva se tornan claves.

La manipulación, en este sentido, es el aprovechamiento de las condiciones dadas por el contexto para ser reorganizadas tendenciosamente con el fin de agrietar el sentido original. Es, en este caso, una acción en contra de la originalidad.

Dentro de todas las posibles formas de manipulación, mi interés ha estado en el engaño, la falsificación y la copia. Todas estrategias orientadas a cuestionar los criterios de verdad y hegemonía del conocimiento, la autoridad y la autoría. Por lo general busco manipular iconos o sistemas cuyo carácter o función institucional es claro y preciso: instituciones policiales, emblemas patrios o de comunidades específicas, sistemas de control social, servicios de atención al cliente de grandes compañías, mecanismos de postulación a residencias para artistas o iconos del cine de Hollywood, entre otros.

Cada una de estas acciones se orientan justamente a indeterminar el supuesto sentido original dentro del cual opera; «agrietar» puede ser una palabra demasiado pretenciosa si se toman en cuenta los alcances y la relevancia que el arte puede llegar a tener dentro de la composición de un sistema social, pero lo cierto es que si hasta una mosca es capaz de sacar de quicio a un presidente de los Estados Unidos (por más tonto que este sea), quiere decir que la disparidad de fuerzas y tamaño no siempre aseguran el triunfo de la hegemonía y el poder y que mientras más grande y complejo es un sistema, mayores son las cavidades donde puede reproducirse la mohosa y oscura actitud del artista.


Mojón Autonómico, figura que se repite en varios puntos de la ciudad. Plaza de armas de Santa Cruz de la Sierra. Bolivia / «Autonomía» Cerámica y esmalte. Galería Kiosko, Santa Cruz de la Sierra, Bolivia)

Rayado en el centro de la ciudad de Santa Cruz

FILMOGRAFÍA DE PERSECUCIÓN Y ESCAPISMO

The Great Escape (1963), John Sturges

Escape from Alcatraz (1979), Don Siegel

The Fugitive (1993), Andrew Davis

The 39 Steps (1935), Alfred Hitchcock

Pat Garret & Billy the Kid (1973), Sam Peckinpah

The Defiant Ones (1958), Stanley Kramer

Nicolas Grum

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