FRANCISCA BENÍTEZ: ACCIÓN DIRECTA
A lo largo de la última década, la artista chilena Francisca Benítez (1974) ha venido explorando el poder de la calle y la acción colectiva como herramientas para promover la justicia social. Ya sea organizándose contra el desplazamiento, enfrentando a las inmobiliarias de lujo, luchando por la vivienda o cantando sobre el futuro climático, Francisca imagina el equilibrio social más allá del neoliberalismo.
En Acción Directa, exposición abierta hasta el 9 de septiembre en Storefront for Art and Architecture (Nueva York), la artista aborda la importancia de la accesibilidad al espacio público y su papel en el activismo y la protesta. La lucha contra las prácticas extractivistas la emprende junto a varias organizaciones locales, como Reverendo Billy y el Coro Pare de Comprar, Arte contra el Desplazamiento, East River Park Action y la Asamblea Popular de Chile en Nueva York.
Durante la exposición, la galería funciona como sala de reuniones, de ensayos y talleres. Storefront se ha convertido en un sitio para la interacción social abierto a los grupos de activistas de los que Francisca forma parte, y quienes a través de ‘acciones directas’ invitan a participar en los esfuerzos de organización colectiva.
Carla Macchiavello Cornejo: Lo primero que me llamó la atención al entrar a la exposición en Storefront for Art and Architecture fue que, en medio del espacio, entre los frotados que están en los muros y otros objetos, hubiese un piano y una balsa. La balsa es quizás la imagen más icónica –en el arte y la vida– de la idea de crisis: ya sea porque habla de un naufragio, de la necesidad de buscar refugio, por ejemplo, ante el nivel del mar que sube. También es símbolo de resistencia, una suerte de suelo temporal, extremadamente frágil y precario, como la superficie de la tierra que nos sostiene.
En esta exposición, casi todas las obras giran de alguna manera en torno al suelo, lo que está a nivel de piso, de suelo, el ground-floor, que es también soporte, plataforma, de acciones directas, de canto, un espacio de reunión e interacción. ¿Cómo surge la idea de la exposición?
Francisca Benítez: Acción Directa hace referencia tanto a la acción de producir una impresión en papel, escala 1:1 de un fragmento del suelo de la ciudad, frotando mi cuerpo con un material (grafito) contra él, como a la acción directa en el sentido político, de organizarse colectivamente y construir el mundo en el que queremos vivir. Acogiendo la invitación que me hizo Storefront de abordar espacios a ras de tierra en la ciudad de Nueva York –on the ground-, la primera idea de fondo sobre la cual estructuré la muestra es que la calle penetre la institución.
La segunda idea es que la exposición tenga una parte material, donde es preponderante mi trabajo individual, y otra parte inmaterial (performances, reuniones, eventos) que conecta con los colectivos de los que soy parte en este mismo sector donde vivo y donde está ubicado Storefront. El piano surge de ahí, de mi involucramiento en los movimientos sociales de este barrio al que emigré y en el que he empezado a echar raíces. Si, la balsa está ahí por la urgencia, también el metrónomo de cemento. Se nos está acabando el tiempo. Es altamente probable que en unos pocos años el suelo de Nueva York esté bajo el agua. El suelo se hace presente a través de toda la exposición, empezando con frotados de grafito en papel de gran formato que hice entre 2008 y 2013 y los más recientes, de 2023, que son más pequeños y acumulativos.
CM: Son frotados que has hecho a lo largo de los años, en distintas circunstancias y lugares. Recuerdo los Property Lines, que tienen otro interés. Estos están vinculados a espacios de protesta. Me imagino que no los habías pensado como un solo cuerpo de obra…
FB: Los he ido haciendo en distintas ciudades y responden a distintos conceptos; en esta exposición solo estoy incluyendo frotados que he hecho en Nueva York y que aluden al concepto de acción directa de diferentes maneras. Hay una relación de escala entre las cosas que se repiten tanto en los frotados como en los objetos, esa relación 1 a 1 con la realidad.
Una rama de los árboles talados en el East River Park se inserta en el sillín de mi bicicleta desintegrado por años de trajín, un pedazo de vereda que, con una pequeña intervención, se vuelve signo. La banca para el piano la hicimos de la misma medida que la banca del piano de la Earth Chxrch, el ex-banco que ocupamos con el Coro Pare de Comprar hace más de un año. Las botellas de plástico que forman parte de la balsa son del jugo de manzana que me tomé mientras preparaba la exposición.
CM: Y una cosa puede volverse otra, como en un desvío situacionista, desobedeciendo los sentidos dados a las cosas, a los lugares y cómo comportarse en ellos.
FB: Sí, y otra cosa interesante es que para la construcción de la balsa impliqué a la institución a ser cómplice en un pequeño acto de desafío, de desobediencia civil: tomamos una barricada de madera de la policía que estaba en la esquina. Ya en la construcción de la balsa hay una acción directa, una toma de recursos originalmente destinados a reprimir, reconfigurados como un objeto para sobrevivir. Es lo que pedimos en las calles, menos presupuesto para la policía, más para la vivienda pública. La exposición es una invitación a sentir la urgencia de la situación que se vive en esta ciudad (y planeta) y a unirse a esfuerzos colectivos que utilizan el espacio público para expresar descontento, proponer ideas y elaborar soluciones.
CM: En la exposición hay una suerte de gramática de la acción directa, en el sentido que cada frotado, objeto, video apela a distintas estrategias y formas de llevarla a cabo.
FB: Claro, desde la alusión a un movimiento como Occupy Wall Street a través del frotado Assembly, hasta la presencia en vivo del Reverendo Billy y el Coro Pare de Comprar. La constante es una presencia del cuerpo activo en el espacio público, tanto el cuerpo individual como los cuerpos colectivos.
CM: Además estás poniendo la piel de la ciudad en contacto con tu propio cuerpo. Gran parte de tu práctica tiene que ver con el contacto, juntar los cuerpos, desde ese uno a uno con la ciudad, en el parque, en la protesta, en espacios pedagógicos, en el coro, en los performances…
FB: Sí, en la exposición está también toda esta otra parte inmaterial, que son los performances. Hay una capa de la exposición que palpita, y que cuando no está sucediendo, está siendo evocada por el piano y el video. El piano, en particular, es el objeto de posibilidades latentes en el espacio, el público puede tocarlo. Los performances son una extensión de la idea de la exposición individual –el solo show– a miembros de las comunidades colectivas de las que soy parte.
Son todos compañeres que fui conociendo a través del trabajo de organización comunitaria. Por ejemplo, con Leila Adu nos conocimos en el Stop Shopping Choir, con Cecilia Vicuña preparándonos para la marcha climática del 2015, con Eduardo Pávez Goye en la Asamblea Popular de Chile en Nueva York, y así.
CM: Además de lo que implica abrir ese espacio de la exposición individual a otres colaboradores y sus colaboradores, estás retomando con estos performances y actos colectivos los orígenes de este espacio. Así, el Storefront ya no esté en el mismo lugar donde comenzó, también tuvo una conexión con la calle, con abrirse al espacio público. Son otras historias de la ciudad de Nueva York y sus escenas artísticas, no tan conocidas, su underground, espacios contestatarios, hechos desde el piso literalmente, para las comunidades, preocupados por la injusticia social en un contexto urbano, como lo has hecho en tu propia obra.
En ese sentido, el frotado recuerda el método arqueológico y una especie de inconsciente, personal y público. Me refiero a que pareciera una arqueología de tu propia historia activista, de tu participación en colectivos y en la acción directa, que se entrelaza con tu trabajo en performance (incluso aquí mismo en el Storefront, en 2017), y a la vez cada uno de los frotados se vincula a la historia del activismo en esta ciudad.
FB: Exactamente, Storefront for Art and Architecture abrió en Prince Street con 30 días consecutivos de performances de la A a la Z (Performance A-Z, 1982). Trabajé por un tiempo en Storefront, recién llegada a la ciudad hace más de veinte años. Tengo un vínculo con este lugar y su interés por el espacio público.
La exposición recoge la acción que ocurre en la calle, los grupos en los que participo en el espacio público, incluso el piano se relaciona con movimientos sociales locales, es de Ray Santiago, músico y arreglador de pianos, a quien conocí en las calles, manifestándonos por el derecho a la vivienda y en defensa del East River Park.
Ray tiene su casa-taller en un espacio a ras de suelo en la calle 12, y temprano en el proyecto le pedí ayudarme a poner un piano en Storefront. El piano que decidió prestarme es su joyita: un Mason & Hamlin del año 1900, que le compró a la Brooklyn Academy of Music y que ha estado restaurando durante 5 años. De este acercamiento de a poco, en la calle, a partir de las causas que nos convocaban, quería poner una marca del coro en el espacio: quería que hubiera un piano, como un signo de que el coro está aquí, abre y cierra el show.
Ponemos nuestros cuerpos en las calles
nuestros cuerpos en los árboles
nuestros cuerpos contra las rejas de una planta química
nuestros cuerpos dentro de bancos
nuestros cuerpos en el bosque
nuestros cuerpos contra el pavimento
armonizamos
disonamos
nos convertimos en un cuerpo sonoro
nos extendemos
desaparecemos
reaparecemos
in crescendo, a través de túneles
cuevas, teatros, celdas,
nos convertimos en todos
y en uno con el zumbido de las abejas
—Francisca Benítez
Performance de Cecilia Vicuña para “Direct Action”, Storefront for Art and Architecture, Nueva York, 2023. Foto: PJ Rountree.
CM: ¿Hay otras relaciones con storefronts que se han generado en el espacio producto de la exposición?
FB: Sí, con Art Against Displacement, grupo que nació en este barrio el 2016. El grupo se junta una vez al mes para organizarse, en la biblioteca pública en Seward Park, y justo está cerrada por tres meses por arreglos, coincidió con la exposición. Temprano en el desarrollo de la exposición le propuse a Art Against Displacement que nos juntáramos en Storefront durante estos meses que la biblioteca está cerrada. Tuvimos muy buena participación.
CM: Es quiasmática la exposición, logra ser ella misma una piel que une interior y exterior, lo personal y lo colectivo, que rompe con el individualismo que empuja el mundo del arte.
FB: Todo este espacio está pensado así: el Storefront es un creador de espacios, que siempre muta, es súper poroso, lleno de actividad, sonidos, entran pedazos de conversaciones, es parte de la cualidad sónica del lugar. Me interesaba conectar con el legado histórico de Storefront de proyectos que lidian con problemáticas urbanas locales, como por ejemplo Adam’s House in Paradise, cuando en 1984 Storefront organizó una competencia de arquitectura para conciliar dos necesidades innecesariamente antagonizadas: salvar un jardín comunitario y crear vivienda.
En la actualidad estamos enfrentando la tala del East River Park, el pulmón del Lower East Side, 1000 árboles saludables de 83 años cada uno. Las autoridades nos dicen que es necesario para combatir el cambio climático y las subidas del río, que hay que cortar los árboles y poner ocho pies de relleno. Muchos pensamos que es una aberración.
Me parecía importante traer esta confrontación a Storefront en este momento crítico y darle visibilidad. Aún quedan como 300 árboles sin cortar. También me parecía importante conectar con las luchas locales de la Coalición para Proteger a Chinatown y el Lower East Side y el Grupo de Trabajo de Chinatown, cuya labor organizativa se enfoca en planificación urbana con participación efectiva de la comunidad y resistencia al desplazamiento que están provocando grandes proyectos inmobiliarios de lujo.
CM: Hay historias de solidaridad también que levantas con los frotados, las sacas del inconsciente de la ciudad, con Chile, por ejemplo, contra la dictadura cívico-militar, en el caso del Weather Underground [Tiempo Subterráneo]. Lo irónico es que la imagen del frotado es preciosa, la geometría que presenta, en un estilo Art Deco que está asociado a una serie de edificios vinculados con los poderes más nefastos, las corporaciones más extractivas que tienen su sede en Nueva York. ¿Cuál es la conexión entre este piso geométrico, el Weather Underground y Chile?
FB: El Tiempo Subterráneo es un frotado del suelo de la entrada del edificio ITT (International Telephone & Telegraph) en Broad St., cerca de Wall St. El título El Tiempo Subterráneo alude a y es una mala traducción de Weather Underground, organización que orquestó el bombardeo de este edificio en 1973 en represalia por la participación de ITT en el golpe de estado que acabó con la vida de Salvador Allende y resultó en el establecimiento de la dictadura cívico-militar.
El Weather Underground nació del movimiento estudiantil estadounidense, de Estudiantes por una Sociedad Democrática (SDS) a finales de los años sesenta, como una facción que creía que la acción directa no violenta era ineficaz y buscó intensificar sus tácticas. Este frotado, realizado en un espacio privado de acceso público, apunta a esa acción.
CM: ¿Murió gente esa vez?
FB: No. La única vez que hubo muertes fue la primera vez, cuando estaban aprendiendo a hacer las bombas en su taller en Washington Square, una les explotó a ellos mismos. Ah, otra cosa sobre El Tiempo Subterráneo: lo re-froté especialmente para esta exposición en 2023 para conmemorar 50 años de resistencia al golpe. El frotado original lo hice en 2012 y está en Chile.
CM: Luego está el otro lado del espectro… hay un caso muy anárquico de acción directa en la ciudad, el de REVS.
FB: Quería incluir una acción directa distinta, la del grafitero, el que no tiene relación con una organización política como las de los otros grupos citados en las otras obras. Lo incluyo por su desafiante individualidad en un espacio comodificado, atiborrado de mensajes publicitarios que llama a conformarse, a comprar, a obedecer. Su constante toma de espacio y límites, su insistente transgresión, es la contra-comodificación del espacio público.
REVS es un trabajólico imparable, prolífico, solitario y a la vez perteneciente a una comunidad que se comunica a través de los muros. Los quince primeros años en Nueva York me los pasé entendiendo su tag, buscándolo hasta encontrarlo, estaba obsesionada. Por eso y más la obra se llama Leyenda.
CM: Distinto también al frotado que se vincula con Occupy Wall Street, Assembly, donde aparece otro patrón más regular pero dinámico, con líneas diagonales y un espacio en blanco abierto.
FB: Las froté un año después de Occupy Wall Street, en 2012. Son las escaleras donde se hacían las asambleas. Pese a que es un espacio público, apenas estaba ahí haciendo el frotado aparecieron unos guardias de seguridad privada a echarme, por eso está inacabado. Yo quería hacer el suelo de la plaza también, pero no pude.
En relación con esto también me gustaría mencionar que, en términos de cronología de las obras que componen la exposición, esta muestra refleja una etapa particular en mi vida, en que fui de ser emigrante con greencard a ciudadana estadounidense votante. Hay un proceso de echar raíces, de participar, de comprometerse.
CM: Hay un cambio también en la escala de algunos frotados, de unos espacios que se sienten más monumentales, abiertos, a unos más pequeños, donde aparecen las letras.
FB: Si, los frotados más antiguos y grandes son hechos como sola impresión de una gran forma existente en el piso, sin mover el papel, para hacer una copia de la forma en cuestión. Los frotados más recientes son más pequeños y son compuestos frotando detalles de suelo de diferentes lugares en el mismo papel, sumando así elementos, “sampleando” si se quiere, fragmentos de varias locaciones en un mismo papel.
Estos dos frotados chicos en la exposición fueron hechos pensados como afiches: uno para nombrar la exposición –Direct Action– y ser impreso en escala 1:1 en la clásica newsletter que Storefront ha publicado desde sus inicios, y otro para el show del 4 de abril de 2023 en la Earth Chxrch, en que nombramos santo de nuestra congregación al poeta Bob Holman, fundador del Bowery Poetry Club.
Para hacer el frotado Acción Directa tomé una prueba de artista que me quedó al hacer El Tiempo subterráneo; se me había rajado en un borde, así es que la tuve que rehacer y me quedó esta prueba rajada, que era justo del tamaño como para hacer el newsletter. Luego sobre ese mismo frotado, froté en el primer peldaño de mi edificio, y texturas del suelo en la vereda, conmemorando el espacio donde por primera me uní a un movimiento, en el 2015.
Ese frotado habla de ese momento en que me uní a esa marcha, y desde ahí he trabajado con ellos. La frase “AMERICAN CAST IRON PRODUCT INC” es de una tapa de alcantarillado a la vuelta de la esquina, fui frotando las letras por separado una a una, moviendo el papel y readecuándolo para imprimir con ellas DIRECT ACTION. En el fondo, la idea es usar la calle como una impresora.
CM: Otro desvío… usar la ciudad misma y su cuerpo como la impresora, colaborando con ella. Ahora me doy cuenta de que incluso en el objeto que parece metrónomo, se repiten los triángulos, en la arquitectura de este mismo espacio del Storefront, por todos lados está la cuña, meterse en un lugar, como la canción del coro, “breaking into public space!”.
FB: Sí, esa era la energía gráfica que quería lograr.
CM: Energía que resuena en la voz, en el coro, en la lengua de señas que también utilizan, que hace tiempo forma parte de tu obra. Con el coro han estado no solo en NY, en Londres… en otros espacios artísticos, otras calles. Pienso si somos inocentes al pensar que a través de la canción algo se logra cambiar, reparar, sanar, cuidar… ¿cómo lo ves en estos años de trabajo con el coro?
FB: Se ha hecho parte de mi práctica y de mi vida. Yo creo que no es inocente pensar eso, el canto es una tecnología ancestral para comunicarnos, para pensar, para crear, es tan sofisticado como lo es intuitivo. Los cambios que necesitamos hacer como sociedad son tan grandes, difíciles y necesitan tanto esfuerzo que es imposible pensarlos sin música.
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