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FERNANDO “COCO” BEDOYA: ARTISTA EN RESIDENCIA

Max Hernández Calvo | Curador

Artista en residencia busca rastrear las preocupaciones estéticas, temáticas y conceptuales que Fernando «Coco» Bedoya (Perú, 1952) ha abordado desde los inicios de su carrera artística hasta la actualidad. La producción reunida, que abarca obra desde 1977 hasta 2022, da cuenta de la manera en que los intereses tempranos del artista se han mantenido presentes en su obra, reactivándose y reelaborándose de cara a los distintos contextos geográficos, sociales, artísticos, institucionales y políticos en los que ha estado inserto—sus diferentes “residencias” artísticas, digamos—.

Fernando Bedoya es un artista de residencias. Pero no en el sentido de un artista que se mueve constantemente entre aquellos espacios físicos y temporales de producción y vivienda que hoy en día son casi un paso obligado en el desarrollo profesional de todo artista (aunque cabe acotar que parte de la producción aquí exhibida fue hecha en una residencia artística de Lima), sino porque Bedoya hace de sus contextos de actuación creativa una suerte de residencia artística: estancias para el intercambio, la producción y el aprendizaje compartidos con distintos interlocutores y colaboradores estéticos, políticos, poéticos, y discursivos con quienes desarrolla obras, proyectos, acciones, escritos, comunidades, saberes.

Vista de la exposición «Artista en residencia», de Fernando «Coco» Bedoya, en el ICPNA Miraflores, Lima, 2022. Foto cortesía del ICPNA
Vista de la exposición «Artista en residencia», de Fernando «Coco» Bedoya, en el ICPNA Miraflores, Lima, 2022. Foto cortesía del ICPNA
Vista de la exposición «Artista en residencia», de Fernando «Coco» Bedoya, en el ICPNA Miraflores, Lima, 2022. Foto cortesía del ICPNA

Estas “residencias” son geográficas como las ciudades de Lima y Buenos Aires en las que ha vivido, pero también son institucionales como el Taller de Dibujo de Cristina Gálvez, el Art Center, y la Escuela Nacional de Bellas Artes por los que pasó. Son los colectivos artísticos como Paréntesis, GAS-TAR (Grupo de Arte Socialista-Taller de Arte Revolucionario), C.A.Pa.Ta.Co. (Colectivo de Arte Participativo – Tarifa Común) de los que formó parte; son los espacios comunitarios que frecuentaba como las casonas de artistas de Barranco en los años 1970 (como “California no duerme”, retratada en La pasteleada), son los eventos artísticos alternativos que impulsó como la legendaria “Contacta 79” organizada en la Plaza de Barranco. También lo son sus acciones estético-sociales como el trabajo con internas de correccionales en Buenos Aires con el Taller La Estampa, o sus “Museos Bailables”, eventos que reunían todo tipo de artistas en discotecas; o incluso el mismo espacio público ha sido una residencia, por ejemplo, a través de su colaboración con las Madres de la Plaza de Mayo y su participación en las marchas de la resistencia, o en eventos como el Siluetazo en los años 1980 en Argentina.

Pero la atención en Artista en residencia no está puesta sobre estas “residencias” específicas, sino en los intereses creativos que se mantienen vigentes a través de ellas, en la manera de trabajar la imagen de Bedoya y en su peculiar metodología creativa.

Vista de la exposición «Artista en residencia», de Fernando «Coco» Bedoya, en el ICPNA Miraflores, Lima, 2022. Foto cortesía del ICPNA

La producción artística reunida hace patente una clara preocupación por el lenguaje, articulada en un acercamiento a la imagen y a los signos convencionales (es decir, entendidos por convención) que busca trastocar sus sentidos y explotar sus ambigüedades, cargadas de un humor que puede ser simultáneamente sutil y corrosivo. Así, por ejemplo, muchas obras incluyen texto escrito (Raspaditas, Vereda que se estremece, el Rap del diccionario) o están hechas de texto (Siluetas, Mecenas). El interés por el lenguaje también resulta evidente en los juegos de palabras y las derivas semánticas que el artista activa a través de sus títulos de guiño mordaz: Coquito (clara alusión a su sobrenombre “Coco”), las Cocotologías (que, remitiendo a su nombre, también citan un texto de Miguel de Unamuno), La pasteleada (que evoca la palabra “coca” vía su alusión a la pasta básica de cocaína), el Malograu (una fusión verbal de malogrado y Grau), los irónicos anuncios de Mecenas publicados en El Comercio (con los nominales guiños alimentarios: me/cenas y el comer/cio), Es-tan-pillo (donde convergen las figuras de estampillas y el pillaje), entre muchísimos otros.

En cuanto a las imágenes, Bedoya las altera, combina y transforma con ánimo de subvertir sus funciones comunicativas vía el desconcierto y/o el humor: reproduce, abstrae y altera emblemas como banderas y escudos (serie Emblemas), combina modelos históricos como huacos con logos como el de Coca-Cola (Trepanaciones), hace iconos de objetos cotidianos (Bolsas), superpone figuras arqueológicas como las líneas de Nazca sobre fotografías de sus acciones públicas (Mitos Solares, Mitos Lumínicos), crea pinturas abstractas de herencia modernista con asas estribos de tipo precolombino (Trueque), etc.

Vista de la exposición «Artista en residencia», de Fernando «Coco» Bedoya, en el ICPNA Miraflores, Lima, 2022. Foto cortesía del ICPNA

Bedoya es un artista especialmente interesado en explorar las distintas posibilidades estéticas, formales y evocativas de sus imágenes. Para ello recurre de manera sistemática a repeticiones, alteraciones de forma, permutaciones de color, inversiones especulares, o variaciones de escala. Las presentaciones de conjunto de sus series visibilizan ese aspecto de su práctica artística (ver Te rompo un cuadro en la cabeza, la serie de las Bolsas, o Secuestro). Pero Bedoya no solo despliega las posibles variaciones formales de cada serie, sino que conecta sus series y proyectos unos con otros: superpone, confronta, articula y cita sus distintas series. Dicho en otras palabras, Bedoya revisita sus trabajos retroalimentándolos entre sí.

El artista retoma sus proyectos y los reelabora en otros formatos, a veces con otros materiales, en otras configuraciones y añadiéndoles nuevas capas de sentido. Ello se hace aparente en los nexos estéticos, temáticos y conceptuales que podemos identificar entre obras distintas como ¡Yan-Ken-Pó! y Te rompo un cuadro en la cabeza, en las que las figuras y los gestos manuales de los personajes hacen eco de las consignas e identificaciones políticas, de los señalamientos y las confrontaciones. Las acciones de Siluetazo y Contacta 79 se hacen presentes en la Raspadita, en donde imágenes de dichos eventos son la base sobre la que se superpone texto y pintura metálica de raspar (como de lotería instantánea), en una obra que habla de revelación mientras encripta su mensaje.

Vista de la exposición «Artista en residencia», de Fernando «Coco» Bedoya, en el ICPNA Miraflores, Lima, 2022. Foto cortesía del ICPNA

En Paisajes Humanizados, Tejidos, Trueque y Objeto Rojo la forma del asa estribo circula en metamorfosis, a veces transformada en elemento abstracto, otras en referencia arqueológica, otras haciendo una sátira de la maquinaria comercial industrial. Las series Cocotologías, Pobre-Burro-Bruto-Torpe y Rap del diccionario abordan el lenguaje como herramienta de opresión, a la par que lo desarman lúdicamente; asimismo, emplean formas y materiales plegados como insinuación (literaria) del acto de doblegarse. La Pasteleada y Siluetas comparten el contorno humano en alusión a una ausencia forzada. Es-tan-Pillo, Los Cortados, Siluetas y Secuestro comparten un nexo temático ligado a las fuerzas armadas, las dictaduras y las violaciones de derechos humanos. Y los anuncios de Mecenas, la instalación Artista en residencia y las acuarelas Costumbrismo contemporáneo son planteamientos críticos y paródicos sobre el sistema artístico y la sociedad peruana en general.

Si bien el trabajo de Fernando “Coco” Bedoya ha sido leído sobre todo en términos políticos, algo lógico dados los ambientes por los que ha circulado y los contextos en los que ha trabajado, hay una incuestionable insistencia metodológica de parte del artista en los aspectos formales de la obra de arte que ameritan remarcarse. Dicha aproximación se traduce en una reiteración y reelaboración estética que no obedece a la lógica reactiva de la obra políticamente motivada, entendida como un reclamo ante una coyuntura temporalmente específica. Más bien, lo que este panorama de la producción de Bedoya nos muestra es que su obra responde a una búsqueda sistemática del poder de las imágenes y las palabras que haga estallar la comunicación (entendida como la transmisión de un mensaje) mediante el asombro, la ironía y la posibilidad. Una búsqueda creativa cuyo tiempo siempre es el presente, en el año 1977, en el año 2022 e incluso el día de mañana.


Artista en residencia, de Fernando «Coco» Bedoya, se presenta del 8 de abril al 4 de junio en ICPNA Miraflores, Espacio Germán Krüger Espantoso, Avenida Angamos Oeste 160, Miraflores, Lima.

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