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IVÁN ARGOTE: CHAFLIERPLATZ. LA IRRESISTIBLE PRESENCIA DEL OTRO

Un neologismo, chaflear (en inglés, to chaffle), al que se anexa la palabra platz (plaza, en alemán), es protagonista de esta bella exhibición de Iván Argote en Dortmund (Alemania), cuidadosamente curada por Rebekka Seubert. Lo que significa chaflear lo descubrirá no sólo el atento visitante a la exhibición: además, los ciudadanos en Dortmund son invitados a chaflear a través de afiches en los muros de la ciudad.

La Dortmunder Kunstverein es ideal para la invitación porque colinda entre dos plazas, una de carácter privada y la otra pública, donde el concreto es el mayor protagonista con excepción de algunos árboles. Las paredes exteriores del Kunstverein son de vidrio. Ventanas que miran hacia las plazas todo el tiempo. La exhibición utiliza elementos y materiales típicos del mobiliario urbano: una mesa larga de madera robusta, así como bancas de la misma madera (construidas para responder a la intemperie) y una pequeña plaza con plantas y piso de concreto vertido. Monitores con videos que sólo pueden verse desde afuera (aprovechando la transparencia de los cristales) están magistralmente montados en estructuras de andamiaje.

Iván Argote, Chaflieren / To chaffle, libro de artista, impresión risográfica, 2021. Foto: Jens Franke. Cortesía del artista, Dortmunder Kunstverein y Galerie Perrotin, 2021
Iván Argote, Chaflierplatz, 2021. Vista de instalación en Dortmunder Kunstverein. Foto: Jens Franke. Cortesía del artista, Dortmunder Kunstverein y Galerie Perrotin, 2021

La exhibición se construye usando una gramática exacta de materiales, enfatizando a un nivel sensorial el interés de Iván Argote por imaginarios alrededor de los espacios públicos urbanos, su construcción, sus narrativas y sus usos, en especial cuando aquellos espacios se convierten en lugares de significación mediante monumentos.

Ahora bien, sería justo que una exhibición atravesada por un neologismo sea comentada de manera correcta a través de otro, pero chaflear es tan extenso que se le pueden añadir sinónimos -a saber, alteridad u otredad, pues la obra de Argote incorpora y desarrolla la presencia del otro como condición de necesidad para pensar, o incluso imaginar, los espacios urbanos. Lo valioso aquí es que el otro viene a ser recogido, llamado y evocado de una manera particular. Como una presencia agradable, irresistible, que invita a un beso.

En obras anteriores, Argote había desarrollado el beso como una fórmula para el encuentro con el otro. A través del beso se encuentran las antípodas, en las que un colombiano, con un pie aquí y otro allá, dedica la canción del argentino Nino Bravo Un beso y una flor (un éxito de los años 70) a todos los que se encuentran en ambos lados del mundo. Un beso con lengua es, además, uno de los posibles significado de chaflear, según el video que titula la exhibición, La Plaza del Chafleo (2019).

El beso que supone una lengua usa el apéndice más singular para un encuentro íntimo con el otro. De igual forma, el momento más íntimo de la exhibición es el folleto de artista, chanflieren/to chafle (2021), una preciosa edición gráfica de 300 copias que el visitante puede adquirir por muy poco valor, en la que Argote narra cómo llegó a construir un neologismo durante la reflexión sobre participar en un proyecto de arte público. Dos lenguas que intentan acercarse la una con la otra es la obra gráfica del libro de artista, un leitmotiv que se repite en la superficie de una de las bancas que adornan la plaza.

Tampoco olvidemos que la saliva quedó puesta en sospecha tras la pandemia, por lo que la lengua sufrió de una censura similar a la del uso del espacio público urbano. No es de extrañar entonces que el corto video de apenas más de un minuto, Altruism (2011), en el que Iván Argote lame el pasamanos del metro, haya sido durante el encierro obligado celebrado y viralizado en las redes sociales como un challenge. Adaptado en un nuevo contexto, el video también se presenta en la exhibición.

Iván Argote, Chaflierplatz, 2021. Vista de la exposición en Dortmunder Kunstverein. Foto: Jens Franke. Cortesía del artista, Dortmunder Kunstverein y Galerie Perrotin, 2021
Iván Argote, Altruism, video, 2011. Foto: Jens Franke. Cortesía del artista, Dortmunder Kunstverein y Galerie Perrotin, 2021

Pero el tenor Chaflierplatz no es exclusivamente un discurso sobre los retos cotidianos e históricos: la exhibición desarrolla procesos de reconciliación con los otros mediante la experiencia estética de lo cotidiano. Tanto lengua como el uso del espacio público son rescatados de su ostracismo post-pandemia, gracias a que en el espacio expositivo, ahora un espacio público imaginado, la escultura de bronce Lengua con Lengua (2019) funciona como un monumento que celebra la vida y la saliva.

La reconciliación, como dos manos que se acercan a tocarse en momentos del distanciamiento social, construyen el segundo leitmotiv de la exhibición. Aparecen en el video filmado durante la pandemia, Can we shake hands? (2020), en el que Argote, durante la hora diaria en la que era permitido salir a la calle en Francia, invita a paseantes a “darse la mano” con las sombras de los brazos en un día soleado. Se trata de un mecanismo simple de reconciliación, pero allí radica su encanto.

Las manos intentando alcanzarse dibujan la superficie del piso de concreto vaciado que ocupa una de las esquinas del Kunstverein. Con colores azules, verde, rojo y amarillo, este nuevo piso enmarcado con dos pilastras y paredes normales contrasta con el gris neutral característico de la arquitectura reciente, otorgándole al concreto un nuevo orden de significación que se enfrenta con la experiencia cotidiana de la vida en las ciudades. Acero y concreto son además los materiales de Shadows (2021), un retablo en que las manos que apenas se tocan, con sus uñas, o con sus sombras, y que sorprende por la suavidad en la que la dureza de los materiales se ha transformado, adquiriendo la posibilidad de transmitir la emoción y la dulzura en el encuentro con el otro.

En diferentes conversaciones Iván ha utilizado la palabra ternura para completar mis deliberaciones sobre su obra, y él mismo habla sobre una política de la ternura[1], que define la noción final de chaflear en el video de La Plaza del Chafleo.

Es necesario recordar que el tenor en las prácticas artísticas latinoamericanas desde los noventa hasta mediados de la primera década del siglo XXI era incitar la reacción (del espectador) ante la existencia del otro, el que, en particular en Latinoamérica, es un “otro” al ser sujeto y víctima de la marginalización económica y política a través de los mecanismos de la violencia y la corrupción.

Los trabajos de Miguel Calderón, Teresa Margolles y el español -pero activo en México durante muchos años- Santiago Sierra, apelan al choque que produce en la clase burguesa el reconocer la existencia del otro que se mueve periféricamente en el campo o las zonas deprimidas de la ciudad. Este choque, construido con la capacidad simbólica de la imagen del acto violento, desterraba cualquier otra estrategia de reconciliación o de aproximación al otro. A su vez, fueron estas estrategias las que tuvieron éxito en la recepción del arte latinoamericano en Europa en el nuevo milenio, consagrándose como exitosas.

Chaflierplatz redime la experiencia del otro como algo irresistible, añadiendo una carga de erotismo a esta experiencia y, por tanto, se enajena de la tanatología inserta en gran parte del arte latinoamericano de las últimas tres décadas. Las esculturas de bronce de las antípodas que se encuentran dispersas en la exhibición con sus pies en sentido contrario a los de su torso apuntan a la historia fallida de tratar de entender al otro a partir de sistemas de choque, como lo es un sistema colonial. Al sistema de choque responden estrategias del encuentro planeadas en superar las distancias geográficas. Las antípodas, así como las obras de la exhibición, alojan a las plantas que adornan la Chaflierplatz, que provienen de diferentes partes del mundo, creando nuevos órdenes geográficos en los que la plaza y el chafleo son posibles: Buenos Aires, Dortmund, Yaoundé, Bogotá, Paris…

El trabajo curatorial de Rebekka Seubert con la primera exhibición institucional de Iván Argote en Alemania, en un país donde existen problemas sistemáticos[2] (tanto en museos como entre los coleccionistas) para los artistas y curadores de Latinoamérica y el Caribe, establece una nueva y adecuada recepción del arte latinoamericano contemporáneo que anuncia futuras posibilidades.


[1]     Iván Argote en conversación con Julio Cesar Morales y Ana Teresa Fernández. https://kadist.org/program/nosotros-julio-cesar-morales-in-conversation-with-ivan-argote-and-ana-teresa-fernandez/

[2] Sanguino, Jorge. La latina y el latino no existen. 2021. https://esferapublica.org/nfblog/el-latino-y-la-latina-no-existen/


IVÁN ARGOTE: CHAFLIERPLATZ

Dortmunder Kunstverein, Park der Partnerstädte, 2, Dortmund, Alemania

Del 18 de septiembre al 21 de noviembre de 2021

Jorge Sanguino

Filósofo por la Universidad Javeriana de Bogotá e Historiador del Arte por la Humboldt de Berlín. Cofundador de wildpalms, en Düsseldorf, una plataforma con énfasis en investigación artística, prácticas sociales y medioambiente de artistas latinoamericanos en Alemania.

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