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¿QUÉ ES ESHO? ARTEFACTOS AFECTIVOS, CUERPO, ENCIERRO Y SISTEMA DEL ARTE

¿Cómo habitar la rutina en los espacios domésticos? ¿Cómo transitar los días de confinamiento con un nudo en la garganta? ¿Cómo pensar el futuro post confinamiento? ¿Qué cambios traerá aparejados en el sistema del arte?

La pandemia del COVID-19 arrasa de manera contundente con nuestros días, los aplasta​, los estira​ y los hace un solo continuum de esperar.

En nuestro caso, estamos encerradas en nuestro departamento en Córdoba (Argentina), desde el 9 de marzo que llegamos desde España. Con mi hija, Josefina, de dos años de edad. Ella está transitando esa etapa del crecimiento en la que pasa muchas horas ininterrumpidamente preguntando ¿Qué es “esho” mamá? Por lo tanto, yo me paso horas y horas respondiendo sintagmas reales y otros un poco más delirantes sobre la mesa, artefactos varios domésticos, los cuadros, sus juguetes y todo lo que encuentra a nuestro alrededor.

Pero en algún momento del día, la pregunta vuelve y me cuestiona: ¿Qué es esto que estamos viviendo? ¿Qué nos quiere decir este encierro? ¿Cuándo va a terminar? ​

Pienso en el trayecto que hicimos desde el piso en el que vivimos casi dos meses, ubicado en el centro de Madrid -muy cerca de la estación Ópera del Metro- hacia el aeropuerto de Barajas para regresar a Córdoba. Era 8 de marzo y la ciudad se preparaba para recibir la manifestación de miles de mujeres que reafirmaban en el espacio público la reivindicación de sus derechos. Paralelamente, el taxista intentaba arribar a destino, recibía las indicaciones de sus colegas ya que se iban realizando los cortes de tráfico por la marcha y entre varios choferes pasaban la información. A medida que nos alejábamos del centro, se instalaban los cortes: fue cuestión de minutos, ya que nosotras salimos 15:40h de casa y a las 16:00h los cortes eran totales. Llegamos a Barajas sin problemas. A las 18:50h, con total normalidad, salió nuestro vuelo con un puñado de personas que se protegían su boca con un barbijo o sus manos con guantes de látex.

A lo largo de nuestra estancia madrileña realicé cuatro cursos y la despedida con las amigas fue dura. Tenía tantas ganas de quedarme. Josefina se había adaptado a la guardería, su compis eran hermosos, el fin de semana siguiente tenía un cumpleaños, estaban empezando a brotar los días más otoñales. Dos días después España se desploma. Salir o entrar del país era casi imposible, cierran todos los establecimientos, una catarata de noticias inunda mi timeline: Del Prado, Thyssen, el Reina, uno a uno cierran sin fecha prevista de reapertura.

Días después, un artista con el que estuve en ARCO, charlando, tomando cervezas, abrazados, me cuenta que ya está bien, que tuvo el virus pero que después de dos semanas pudo recuperarse.

La metáfora del recorrido del taxi ha sido la misma de nuestra estadía en España: estuvimos muy cerquita del virus pero pudimos volver a casa, sanas, a resguardarnos. Días después el gobierno argentino toma medidas drásticas pero que en aquel momento de confusión eran un bálsamo de tranquilidad.

“Lo más importante que aprendimos de Foucault es que el cuerpo vivo (y por tanto mortal) es el objeto central de toda política”, dice el filósofo contemporáneo Paul Preciado en El País, cuando la pandemia aún no había llegado a la curva máxima en España. Automáticamente registro las huellas de las percepciones que hace vibrar mi cuerpo: aturdida, herida, desolada, esperanzada, activa, pensante​, dislocada. Frágil.  La conquista es quedarse quieta, dice la artista y escritora Lila Siegrist en REA y voy tras ella a pesar de mi pulsión.

Tomo mucho té, como medicina para no enfermar.
Tomo té y con cada sorbo la ansiedad que me come.
Lo tomo esperando que me ayude a transitar
este encierro en la armonía que no encuentro en la casa
el cuerpo oprimido en el encierro, se libera en ese sorbo.

Vuelvo a Internet. Emerge una catarata de contenidos culturales: películas, libros, cursos, los lives proliferan en todas las plataformas y rápidamente si no te diste cuenta podés estar más ocupada que en la vida real.

«Hablando con el vecino de terraza a terraza, parece que esta pandemia también puede traer nuevos amigos».  -Tweet de @flasherito.

¿Qué consecuencias tendrá en el sistema del arte esta crisis sanitaria? ¿Y el Estado?

Como punto de partida, el virus nos iguala; en el sistema del arte, donde las diferencias de clase están tan marcadas, el virus lo quiebra y lo equilibra. Todos estamos expuestos. ¿Qué sentido tiene la exclusividad? ¿El arte seguirá siendo un producto de lujo? ¿Cómo va a reaccionar el mercado del arte? ¿Seguirá en su burbuja o los cambios se sentirán? ¿Cuándo nos vamos a volver a besar? Los agentes que integran el sistema del arte están expectantes de la evolución de la pandemia y los apoyos económicos por parte de los coleccionistas están siendo tímidos. Por lo tanto, sólo nos salvaremos si pensamos en comunidad, si borramos los límites políticos de las fronteras y nos conectamos con el otro, la otra u otre, que está latente esperando nuestra llamada.

Actualmente se está discutiendo cuánto y cómo el estado debe apoyar a la industria creativa de la cultura, en particular a las artes visuales en este contexto de crisis sanitaria. En el mundo se están ensayando distintas respuestas. El ayuntamiento de Madrid ha lanzado una convocatoria para galerías por un total de 500.000 euros para la adquisición de obras. Ahora está vigente y las galerías tienen que enviar sus propuestas. A diferencia del Estado Nacional español, cuyo ministro de Cultura y Deporte (esa pésima idea de juntarnos con deporte…) ha tenido varios dichos desafortunados durante la última semana que desataron una huelga online desactivada por la ministra de Hacienda al día siguiente.

Por su parte, Pedro Almodóvar en un delicioso artículo publicado hace unos días, cita: “El gobierno francés, sin embargo, se moviliza para defender la cultura nacional frente al coronavirus. El Ministerio de Cultura destinará 22 millones de euros para apoyar al sector cultural. Alemania incluye a la Cultura entre sus bienes de primera necesidad. Específica, según el ABC, que la industria cultural podrá acceder a la línea de liquidez ilimitada prevista por el gobierno de Angela Merkel”.

En lo que respecta al cono sur, en Argentina están recabando datos por parte del estado con una encuesta nacional  y se están empezando a concursar algunas convocatorias que atienden a la cultura comunitaria. Hasta el momento, para el sector de artes visuales, lo único claro es el apoyo del Instituto de Cultura de la Provincia de Corrientes a la segunda edición de ArteCO, Mercado de Arte de Corrientes. En el sector privado, han surgido algunas iniciativas: arteBA rápidamente se mudó de La Rural (el predio donde hace 28 años hace su habitual feria) a Artsy hasta el 30 de abril, y Diego Trulls realizó un experimento llamado Otra Feria.

Por su parte, Brasil tímidamente se empieza a despertar. Los autónomos reciben una ayuda y municipios y provincias abrieron algunas convocatorias que no están siendo muy bien recibidas por las comunidades artísticas. En Perú, se están activando las demandas para incrementar este año el Fondo de Estímulos Económicos a la Cultura para el desarrollo de las industrias culturales y el arte, concebido y ejecutado por el Ministerio de Cultura (MINCUL).

Mientras que Chile ya dio a conocer su Fondo de ayuda a artistas y organizaciones de un total de 15 millones de pesos chilenos. También se han publicado los datos revelados por el primer catastro “Impacto de la crisis sanitaria Covid-19 en lxs trabajadorxs de las artes visuales en Chile” organizado por PAV – Plataforma de Artes Visuales. En el informe, podemos ver el dato que de las 450 personas que llenaron la encuesta casi el 85% ha sufrido la pérdida de trabajo como consecuencia de la crisis sanitaria. Ya solo con ese dato podemos visualizar las nefastas pérdidas económicas que tendrá para el sector esta crisis.

Y… ¿El futuro?

La globalización nos invitó a modificar los modos de producción del arte hace ya décadas. La actual crisis sanitaria pone el acento en la tecnología como medio de comunicación por excelencia.

Sin embargo, todavía los cuerpos son más potentes al tocarse y el deseo que activa nuestras subjetividades y, a partir de ellas, las narrativas poéticas y políticas de la creación artística, prevalecen ante la virtualidad de las redes sociales. En el mes de enero, antes que el mundo estuviera acechado por este virus, le pregunté a Maribel López Zambrana -directora de ARCOmadrid- por el futuro del arte; ella muy sabiamente me respondió que no importaba cuánto avanzara la digitalización de la vida cotidiana, el contacto con la obra de arte será lo que prevalecerá. Pues, me quedo con eso: cuando podamos salir de casa buscaremos a esa otra, otro, otre para abrazarlo.

Natalia Albanese Gisbert

Docente y gestora cultural argentina. Se ha especializado en la gestión de proyectos de las Industrias Creativas y en especial en el desarrollo del mercado de arte y el coleccionismo. Es Licenciada en Comunicación Social, se encuentra cursando el Doctorado de Artes de la Universidad Nacional de Córdoba y estudió Letras Modernas. Desde el 2011 y hasta diciembre de 2019 se desempeñó como Directora General de Desarrollo y Cooperación Cultural de la Municipalidad de Córdoba. Tuvo a su cargo la coordinación de la Feria del Libro y el Conocimiento y de la feria Mercado de Arte Contemporáneo, en Córdoba. Dirigió la programación de Artes Visuales del Cabildo Histórico, junto con las relaciones institucionales de la Secretaría de Cultura de la Municipalidad de Córdoba.

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