CAROLINA CAYCEDO: COSMOTARRAYAS
La práctica interdisciplinaria de la artista Carolina Caycedo (Londres, 1978 – vive en Los Ángeles) se basa en asuntos vitales relacionados con las relaciones asimétricas de poder, el despojo, la extracción de recursos naturales y la justicia ambiental. Desde 2012, la artista conduce el proyecto Be Dammed, en el que examina los impactos que han tenido las represas construidas por empresas transnacionales alrededor de vías fluviales, como el desplazamiento y desposeimiento de comunidades locales, particularmente en países latinoamericanos como Brasil o Colombia, este último, donde la artista se crió y al que visita con frecuencia.
En su actual muestra en el Instituto de Arte Contemporáneo – ICA Boston, Caycedo presenta la culminación de una parte importante de este proyecto, basado en una serie de esculturas colgantes llamadas Cosmotarrayas, ensambladas con redes de pesca artesanales y otros objetos recolectados durante una investigación de campo en comunidades ribereñas afectadas por la privatización de sus aguas. Estos objetos, muchos de los cuales le fueron confiados por habitantes de estos poblados, evidencian la importancia de las nociones de conectividad e intercambio que son fundamentales en la práctica de la artista.
El término cosmotarraya combina las palabras “cosmos” y “atarraya” (tipo de red) para formar una palabra compuesta que transmita la importancia que tiene la red en la vida de los pescadores. Cada cosmotarraya está conectada a personas, ríos, tradiciones y culturas específicos. Igualmente, cada red está conectada a un cuerpo y es tejida a mano con una aguja del grosor de los dedos de un pescador.
Para Caycedo, las cosmotarrayas son talismanes que lanzan hechizos visuales: son la personificación de la constante resistencia a las corporaciones y gobiernos que buscan controlar el agua como recurso, crean narraciones visuales que se contraponen a la supuesta neutralidad de las represas, y actúan como un puente crítico entre su trabajo comunitario y su práctica de taller.
La obra más reciente en la exposición, Flying Massachuset (2020), se considera la expresión física de un reconocimiento de tierras, es decir, una declaración que reconoce y respeta la relación de los pueblos indígenas con sus territorios y como los guardianes tradicionales de sus tierras. Según Caycedo, se trata de “un reconocimiento a Massachusetts, al sagrado Great Blue Hill con vista al puerto de Boston, que alberga mi trabajo. Asimismo, es un reconocimiento a las personas que tradicionalmente habitaban el área del Gran Boston y que hoy en día continúan viviendo y relacionándose con sus tierras y aguas, como la tribu massachusett en Ponkapoa y la tribu nipmuc«.
Al igual que otras de sus cosmotarrayas más recientes, que exploran el potencial espiritual de las esculturas devocionales, Flying Massachuset es una pieza basada en el gesto de reparación que representa el reconocimiento de tierras. Evocar perspectivas no humanas es fundamental en el trabajo más reciente de Caycedo y, de hecho, muchas de sus cosmotarrayas están inspiradas principalmente en las epistemologías y filosofías indígenas y nativas americanas, que reconocen al agua, la tierra, los animales, las plantas y los minerales como seres vivos con agencia, capaces de transformar nuestro entorno. Como en todos sus trabajos, Flying Massachuset está arraigado en un profundo compromiso ético con el planeta —con humanos y no humanos por igual—, al servicio de imaginar contranarrativas visuales destinadas a romper los ciclos tóxicos del desarrollo, el despojo y la violencia.
Hasta el 2015, la obra de Caycedo se había centrado en gran medida en materias urgentes relacionadas con la privatización del río Magdalena, en Colombia. Sin embargo, una invitación a participar en la Bienal de São Paulo de 2016 la impulsó a ampliar su investigación a las comunidades ribereñas de Brasil que experimentan una vulnerabilidad hídrica similar. Las cosmotarrafas (variante portuguesa de cosmotarrayas) fueron confeccionadas especialmente para la Bienal, utilizando redes de pesca y diversos materiales tales como sartenes de oro, cañas de pescar, semillas, velas, aceites, hamacas, bordados y amuletos recolectados durante su trabajo de campo en Brasil, alrededor de los ríos Doce, Xingu, Paraná y Ribeira y en el mercado Ver-o-peso en Belém. Caycedo tiñó las redes usando tres colores específicos —negro, rojo y café— para referirse a la coloración del flujo de lodo tóxico creado por la falla catastrófica de la represa de relaves Fundão, en Minas Gerais, en 2015. La falla de esta represa fue tal que contaminó con lodo tóxico toda la cuenca del río Doce. Al igual que en las primeras cosmotarrayas, cada cosmotarrafa cuenta una historia en particular sobre un lugar o una persona, o es una ofrenda a una deidad determinada.
En 2017, para la exposición individual El Hambre como Maestra (Hunger as a Teacher) en la galería Commonwealth and Council de Los Ángeles, Caycedo continuó desarrollando nuevos enfoques materiales y conceptuales para las cosmotarrayas, apelando a la noción de represa y a las relaciones específicas con el cuerpo. «Me aproximé a la fabricación de estas redes como contranarrativas a los regímenes visuales de contención», explica la artista. El nombre de la exposición proviene de una conversación entre Caycedo y Raimunda da Silva, una pescadora brasileña. Cuando se le preguntó quién le había enseñado a pescar, Raimunda respondió: “el hambre”.
Si bien las primeras cosmotarrayas son como retratos de ríos basados en objetos, y aunque muchas de las esculturas hechas en Brasil hacían referencia a personas y comunidades que Caycedo conoció allí, el conjunto de esculturas confeccionadas para Hambre Como Maestra desarrolló un concepto presentado brevemente solo en Brasil: las cosmotarrayas como talismanes y rituales que invocan o dan ofrendas a entidades espirituales o folclóricas. En estos objetos, Caycedo adopta gestos asociados con la brujería (por ejemplo, unir o mezclar pociones) como estrategias estéticas asociadas con la sanación.
Varias de estas esculturas, así como las más recientes cosmotarrayas, fueron suspendidas desde el segundo nivel sobre el patio exterior del Museo Hammer en el marco de la participación de Caycedo en la exposición bianual Made in L.A en 2018. Esta instalación evocaba la intervención arquitectónica en la Bienal de São Paulo, pero en este caso las esculturas estaban en el exterior, lo que las hacía vulnerables a las condiciones ambientales, a las interacciones únicas de luz y sombras producidas por el movimiento del sol, al cinestismo provocado por el viento.
Caycedo creó su cosmotarraya más grande, A Cobra Grande (2019) para la exposición La deesse vert realizada en Lille (Francia) como parte de Eldorado, una serie de exposiciones y programas desarrollados en toda la ciudad. A Cobra Grande —una escultura a gran escala compuesta de varias redes interconectadas, teñidas de tonos fluorescentes de verde, amarillo y fucsia— adopta la forma de una serpiente, inspirada en la narrativa folclórica amazónica sobre una «gran serpiente» que habita en las profundidades del río y es responsable de la formación de nuevas corrientes fluviales (o igarapés) a medida que serpentea por la selva.
Texto redactado a partir de extractos del ensayo de la exposición The River as a Common Good: Carolina Caycedo’s Cosmotarrayas, por Carolina Caycedo y Jeffrey De Blois, 2020. Traducido por Bárbara Silva P.
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