Skip to content

LAURA RODIG: EL MISTERIO DE LA ÍCONO FEMINISTA

[et_pb_section bb_built=»1″][et_pb_row][et_pb_column type=»4_4″][et_pb_text _builder_version=»3.2.2″]

Laura Rodig (1896/1901-1972) ha sido mencionada pero no estudiada en profundidad en la historia del arte en Chile. Es una de las artistas más interesantes de su generación, pero su vida y obra han permanecido mayoritariamente ocultas, acaso por cuestiones políticas. Enfrentando este vacío, y a partir de una extensa investigación de la curadora Gloria Cortés -junto a Francisca Marticorena y Yocelyn Valdebenito-, el Museo Nacional de Bellas Artes reunió parte de su colección de obras disponibles y la expone en una muestra histórica. Por primera vez en el país se reconoce el trabajo de una mujer que desplegó todo su conocimiento al servicio de la organización política y social, previa a la dictadura militar.

Han pasado casi 50 años desde que Laura Rodig dejó el mundo, y su legado permanece vigente y visible. Lo vemos en el estampado de las pañoletas feministas y en las áreas de educación de los museos. La andina fue una mujer prodigio al entender que el arte debía incidir en los cambios sociales y en el desarrollo de los pueblos. “Fue una mujer tremendamente compleja, solidaria, generosa, comprometida políticamente. Y esto último es súper anómalo en el escenario actual del arte en Chile. En estos días estamos discutiendo cómo los artistas se involucran con los movimientos políticos y el bienestar del pueblo marginado, subalterno”, recalca Gloria Cortés.

El enigma de Rodig comenzó a develarse con descubrimientos archivísticos. Su fecha de nacimiento oficial no concordaba con el registro parroquial, su orfandad no era tan cierta como decía, y la expulsión de la escuela de Bellas Artes por desacato académico eran solo algunos de los antecedentes que aumentaron la intriga por entender su personalidad.

Rodig vivía una compleja cotidianeidad que mezclaba el feminismo, el lesbianismo, la creación artística y la estrategia política en las calles. Siendo una adolescente, conoció a la poeta más importante del país, Gabriela Mistral, con quien mantuvo una íntima relación personal, afectiva y profesional.

[/et_pb_text][et_pb_image _builder_version=»3.2.2″ src=»https://artishockrevista.com/wp-content/uploads/2020/01/MG_7173.jpg» show_in_lightbox=»on» align=»center» alt=»India Mexicana, de Laura Rodig (Colección Museo Reina Sofía, Madrid) en la exposición %22Laura Rodig. Lo que el alma hace al cuerpo, el artista hace al pueblo%22, en el Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA), Santiago de Chile, 2020. Cortesía: MNBA » title_text=»India Mexicana, de Laura Rodig (Colección Museo Reina Sofía, Madrid) en la exposición %22Laura Rodig. Lo que el alma hace al cuerpo, el artista hace al pueblo%22, en el Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA), Santiago de Chile, 2020. Cortesía: MNBA » /][et_pb_text _builder_version=»3.2.2″]

“Laura Rodig es un alma hecha para admirar”

En 1945, la escultora envió un telegrama a Gabriela Mistral, recién galardonada con el Premio Nobel de Literatura. En esta escribió: “Lo que el alma hace por su cuerpo, es lo que el artista hace por su pueblo”. Estas palabras, asociadas en su autoría a Gabriela Mistral y escritas en su epitafio en Montegrande, dan cuenta del pensamiento y actuar de Laura Rodig, militante del Partido Comunista, simpatizante de la causa mapuche, detractora de la dictadura de Franco en España, integrante del Socorro Rojo Internacional y del Movimiento Pro Emancipación de la Mujer Chilena (MEMCH). Este último tuvo gran importancia, puesto que fue ahí donde abogó por el derecho al aborto, la lactancia de las mujeres obreras y el derecho al voto femenino.

Con un vínculo más estrecho, Laura comienza a ejercer la docencia rural y viaja con Mistral a México, donde se involucra en las misiones indígenas. Es así como nace India Mexicana, obra que fue adquirida por el Museo Reina Sofía de España, transformándose en la primera escultora latinoamericana en ingresar a su colección. Un bello emblema que, de forma inédita, permanecerá en esta retrospectiva durante tres meses.

“Laura quedó muy enamorada de Gabriela y nunca pudo despojarse. Cuando murió le escribió una carta a Doris Dana diciendo que amaban a la misma mujer. Entre ellas hubo una influencia mutua; mientras Gabriela fomentó la docencia, Laura incentivó la acción política en las calles y el feminismo”, cuenta Cortés, quien ha estado por años investigando a artistas mujeres chilenas invisibilizadas por el canon.

El vínculo entre ambas quedó plasmado en sus diversos escritos, en las cartas y poemas. Mientras Laura Rodig describe sin preámbulos a la poeta como una “flecha que atravesó toda mi existencia”, la nortina dice: “Laura Rodig es un alma hecha para admirar”.

[/et_pb_text][et_pb_image _builder_version=»3.2.2″ src=»https://artishockrevista.com/wp-content/uploads/2020/01/MG_7174.jpg» show_in_lightbox=»on» align=»center» alt=»Desnudo de mujer, de Laura Rodig (Colección MNBA) en la exposición %22Laura Rodig. Lo que el alma hace al cuerpo, el artista hace al pueblo%22, en el Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA), Santiago de Chile, 2020. Cortesía: MNBA » title_text=»Desnudo de mujer, de Laura Rodig (Colección MNBA) en la exposición %22Laura Rodig. Lo que el alma hace al cuerpo, el artista hace al pueblo%22, en el Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA), Santiago de Chile, 2020. Cortesía: MNBA » /][et_pb_text _builder_version=»3.2.2″]

Una artista anticanónica

Ocupando el ala norte del Bellas Artes, la muestra expone su vida en Magallanes, la relación con Mistral, su influencia mexicana y el apasionado mundo político. En este recorrido se exponen obras inéditas, evocando un sentir rebelde, sumamente social, disidente y apegado a las vanguardias intelectuales y políticas latinoamericanas.

Laura Rodig plasma en cada obra su pensamiento político: desde los materiales frágiles utilizados a la forma de exponerlos.  Pintó sobre cartón y cholguán, esculpió con yeso, escayola y piedra reconstruida (cemento y basura). Pese a haber vivido y expuesto en Europa, nunca perdió su enfoque social y vínculo con Latinoamérica. “Laura nos permite ver su pensamiento político en la precariedad de los materiales que utiliza. También cuando lees sus cartas, cuando ves el desorden que se cruza en los cuadernos, los pensamientos y las preguntas… Es difícil conceptualizar su esencia en un solo estilo artístico. Su montaje era anticanónico y siempre en sintonía con el pueblo”, concluye Cortés.

[/et_pb_text][et_pb_image _builder_version=»3.2.2″ src=»https://artishockrevista.com/wp-content/uploads/2020/01/MG_7175.jpg» show_in_lightbox=»on» align=»center» alt=»Vista de la exposición %22Laura Rodig. Lo que el alma hace al cuerpo, el artista hace al pueblo%22, en el Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA), Santiago de Chile, 2020. Cortesía: MNBA» title_text=»Vista de la exposición %22Laura Rodig. Lo que el alma hace al cuerpo, el artista hace al pueblo%22, en el Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA), Santiago de Chile, 2020. Cortesía: MNBA» /][et_pb_text _builder_version=»3.2.2″]


La muestra Laura Rodig. Lo que el alma hace al cuerpo, el artista hace al pueblo se podrá ver en el Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA) [José Miguel de La Barra 650, Santiago] hasta el 29 de marzo de 2020.

Imagen destacada: Laura Rodig por Alfredo Molina Lahitte,1930.

[/et_pb_text][/et_pb_column][/et_pb_row][/et_pb_section]

Patricio Aguilera Zulantay

Periodista. Licenciado en Comunicación Social por la Universidad Alberto Hurtado, Santiago de Chile. Fotógrafo independiente

Más publicaciones

También te puede interesar

Catalina Quezada, Sin título (objetos diversos sobre mesa), 2020, volcanita, témpera y madera, 240 x 150 cm. Cortesía de la artista. Foto: Cristian Maturana Ortiz – Taller Atacama

CATALINA QUEZADA. RENCONTRES: ENTRE EL AZAR Y LA VOLUNTAD

Mediante diferentes procesos, Catalina Quezada va incorporando símbolos, arquetipos, imágenes de sueños, visualizaciones de auras, proyectando todas estas visiones en la materia de la obra y dejando que tomen su forma en procesos de...