
Liliana Porter:el Hombre Con el Hacha y Otras Situaciones Breves
1.- La secta del loto blanco
Había una vez un hombre que pertenecía a la secta del loto blanco. Muchos deseosos de dominar las artes tenebrosas lo tomaban por maestro.
Un día el mago quiso salir. Entonces colocó en el vestíbulo un tazón cubierto por otro tazón y ordenó a los discípulos que los cuidaran. Les dijo que no descubrieran los tazones ni vieran lo que había adentro.
Apenas se alejó, levantaron la tapa y vieron que en el tazón había agua pura, y en el agua un barquito de paja, con mástiles y velamen. Sorprendidos lo empujaron con el dedo. El barco se volcó. De prisa, lo enderezaron y volvieron a tapar el tazón.
El mago apareció inmediatamente y les dijo:
-¿Por qué me habéis desobedecido?
Los discípulos se pusieron de pie y negaron. El mago declaró:
-Mi nave ha zozobrado en el confín del Mar Amarillo ¿Cómo os atrevéis a engañarme?
Una tarde, encendió en un rincón del patio una pequeña vela. Les ordenó que la cuidaran del viento. Había pasado la segunda vigilia y el mago no había vuelto. Cansados y soñolientos, los discípulos se acostaron y se durmieron. Al otro día la vela estaba apagada. La encendieron de nuevo.
El mago apareció inmediatamente y les dijo:
-¿Por qué me habéis desobedecido?
Los discípulos negaron:
-De veras, no hemos dormido ¿Cómo iba a apagarse la luz?
El mago dijo:
-Quince leguas erré en la oscuridad de los desiertos, y ahora queréis engañarme.
Esto atemorizó a los discípulos.
Richard Wilhlem [1]

Liliana Porter, vista de la instalación La historia del hombre con el hacha y otras situaciones breves, 2013, en el Malba. Cortesía del museo
2.- El gato de Schrödinger y la vajilla destartalada
Gran parte de los cuentos y películas que leí y vi en mi infancia estuvieron protagonizados, casi invariablemente, por alguien que abandonaba momentáneamente este mundo e ingresaba a otro, un universo paralelo diminuto o gigante o alternaba entre ambas posibilidades. Alicia, Gulliver, Punky Brewster, Mickey y las habichuelas mágicas, Blancanieves, Pulgarcito, Querida encogí a los niños, Horton y el mundo de los quien, la lista de mundillos contenidos en una partícula es infinita como el polvo de este escritorio.
Liliana Porter se inscribe en esa tradición, que es la de los hermanos Grimm, Lewis Carroll y el Doctor Seuss. Pensemos en el título La historia del hombre con el hacha y otras situaciones breves: desde ese punto podemos intuir que hay un relato que se nos será dado.
Sobre una serie de plataformas que estratégicamente refuerzan el sentido narrativo -decir sentido narrativo y hablar de Porter es casi una tautología- se extienden los personajes de la instalación. Hay un supuesto inicio de recorrido, pero las bifurcaciones son múltiples; aquí el tiempo no implica ni una sucesión unidireccional ni tampoco repetida ad-infinitum -el tiempo de Sísifo- sino más bien como el gato de Schrödinger, que puede estar vivo y muerto al mismo tiempo: dos sucesos, aún intrínsecamente contradictorios pueden estar sucediendo a la vez.
Las escenas compuestas por personajes interviniendo sobre sillas destartaladas, pianos, piedras, y todos los restos fósiles que la vida doméstica puede ofrecer quizá parezcan caóticos, pero la asepsia (usar esa palabra mientras se habla sobre Porter es también redundante) de la disposición de cada una de las piezas sobre las tarimas tienen un humor levemente siniestro, como si el terremoto ya hubiera pasado y los vestigios han sido re-ordenados, catalogados por una criatura curiosa.

Liliana Porter, vista de la instalación La historia del hombre con el hacha y otras situaciones breves, 2013, en el Malba. Cortesía del museo
3.- Lo zoomblime
La relación entre escala y narración en distintos soportes -video, grabado, pintura, instalación- es probablemente el factor más sostenido e insistente en el trabajo de Liliana Porter; de manera análoga podemos pensar en Sebastián Gordín (basta ver su serie de bibliotecas en el momento que se derrumban en Que parezca un accidente, sus muñecos que arman muñecos de nieve en la serie Cuesta abajo o El media cara) o, en un sentido familiarmente inverso, Adrián Villar Rojas (capaz de hacer encallar un cetáceo en el medio de un bosque y fabricar desoladoras fábulas retrofuturistas que nos hacen sentir miserablemente pequeños).
La estructura de las obras de Porter se sostiene en una determinada ubicuidad física del espectador sobre -es decir planeando sobre- ellas, otorgándole inmediatamente un cierto sentido de omnipotencia, de poder vulnerar la intimidad de unos personajes diminutos. Si en el siglo XVIII Caspar David Friedrich compuso escenas donde el humano era un habitante minúsculo, estupefacto y contemplativo del paisaje, estaba recordando que había alguien o algo más grande que él, que su propia voluntad o discernimiento. En el siglo XXI -el de Google Earth, las cámaras de seguridad y los tsunamis golpeando centrales atómicas- en artistas como Porter probablemente resuene algo de ese eco: hay alguien más grande mirando y curiosamente no es ese espectador.
Somos nosotros el hombre del hacha, todo el tiempo.

Liliana Porter, vista de la instalación La historia del hombre con el hacha y otras situaciones breves, 2013, en el Malba. Cortesía del museo
Del 13 de septiembre al 24 de febrero de 2014
MALBA, Buenos Aires
[1] La secta del loto blanco, Richard Wilhlem. Antología de literatura fantástica, editada por J.L Borges, A. Bioy Casares y S. Ocampo, 1965.
También te puede interesar
Buenos Aires Rinde Homenaje a Graciela Sacco
El Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires inaugura el 24 de abril "Graciela Sacco (1956-2017). Muestra homenaje", parte de los agasajos a la artista rosarina tras su prematuro fallecimiento en noviembre del...
MARÍA “KUKI” PIERRI Y TRINIDAD METZ BREA: COMO ECOS EN LA BRUMA
[…] Durante la cuarentena, abuela y nieta retomaron una actividad que hacían durante sus veranos en la Unidad de vida, la casa que las recibió durante varios veranos en Córdoba [...] La sinceridad e...
Malba Presenta Primera Retrospectiva de Mirtha Dermisache
El MALBA presenta "Porque ¡yo escribo!", primera exposición retrospectiva de la artista argentina Mirtha Dermisache (Buenos Aires, 1940-2012) en un museo. Curada por Agustín Pérez Rubio, la muestra incluye 140 piezas pertenecientes a colecciones...