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EDUARDO VILCHES, PREMIO NACIONAL DE ARTES PLÁSTICAS

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El Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio concedió hoy al artista y académico Eduardo Vilches el Premio Nacional de Artes Plásticas 2019, tras una reunión celebrada a puertas cerradas esta mañana en el Museo de Arte Contemporáneo (MAC) de Parque Forestal, en la que participó un jurado presidido por la ministra de las Culturas, Consuelo Valdés, e integrado por el rector de la Universidad de Chile, Ennio Vivaldi; la última ganadora del premio, Paz Errázuriz; el representante de la Academia de Bellas Artes, Enrique Solanich; y el rector de la Universidad de Talca, Álvaro Rojas, en representación del Consejo de Rectores.

Por primera vez el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio es el encargado de entregar este importante reconocimiento, y la instancia también consideró a personas destacadas del ámbito de las artes, designadas por el Consejo de las Culturas: la artista Mónica Bengoa y la directora del Centro Cultural La Moneda, Beatriz Bustos.

“Tenemos el orgullo de anunciar que el #PremioNacional de #ArtesPlásticas 2019 es para el artista y docente Eduardo Vilches. Esta distinción responde a su trayectoria, creatividad, excelencia e indudable aporte al desarrollo del arte y la cultura de nuestro país”, anunció en su cuenta de Twitter la ministra Valdés.

El jurado consideró la “trascendencia internacional” de la obra de Vilches, presente en varias colecciones en el extranjero, y destacó “su excelencia como artista visual, que a lo largo de su trayectoria ha sido capaz de ampliar las fronteras tradicionales del grabado”.

El Premio Nacional de Artes Plásticas consiste en un diploma, un monto de dinero que supera los 21 millones de pesos y una pensión vitalicia mensual equivalente a 20 unidades tributarias mensuales (UTM).

Entre los candidatos que este año habían sido postulados al reconocimiento se encontraban Juan Domingo Dávila; Alejandro “Mono” González”; Ricardo Yrarrázabal; Lotty Rosenfeld y Ciro Beltrán.

Al conocer la noticia por parte de la ministra Valdés, Viches manifestó estar “emocionado, honrado y sorprendido».

«Es bien especial recibir esta noticia”, dijo, a la vez que aprovechó la instancia para enviar un mensaje a los artistas y a sus alumnos: “ Tienen que trabajar mucho. Las cosas no llegan gratis. Deben ser rigurosos y respetuosos”.

Eduardo Vilches nació el 12 de diciembre de 1932 en Concepción, Chile. Comenzó a incursionar en la producción artística de manera autodidacta en su ciudad natal, realizando sintéticos dibujos de paisajes. Siendo muy joven se trasladó a Santiago para trabajar en una oficina, sin embargo, en 1958 gracias a la invitación que le extendiera Nemesio Antúnez, se integró al Taller 99, donde tuvo la oportunidad de instruirse en las distintas técnicas de grabado.

Pese a que nunca prosiguió una carrera artística formal, se ocupó de perfeccionar continuamente sus conocimientos tanto prácticos como teóricos, por ello, estudió pintura con Gregorio de la Fuente y participó como alumno libre en talleres de la Escuela de Arte de la Universidad Católica de Chile. En ese contexto conoció a Sewell Sillman (1924-1992) profesor visitante de la Universidad de Yale, Estados Unidos –ayudante y discípulo del connotado artista bauhaus Josef Albers (1888-1976)—quien sugirió a Vilches postular a la Beca Fulbright para proseguir estudios en esa universidad, la cual se adjudicó en 1960.

A su regreso al país en 1961, se integró como ayudante de la cátedra de dibujo que dictaba Roser Bru en la Universidad Católica, relevándola luego en dicha labor. En 1962 creó el curso de Color –una adaptación del diseñado por Albers—que significó un aporte en la transformación de la enseñanza de las artes visuales en Chile. En la misma universidad, se hizo cargo de la línea de grabado, implementando un curso de historia de la disciplina y desarrollando talleres avanzados en distintas técnicas. Complementariamente, y en el marco de la Reforma Universitaria iniciada a fines de los años 60, el artista efectuó cursos de grabado para niños en la población Víctor Domingo Silva, los que se llevaron a cabo por tres años consecutivos, hasta el golpe de estado de 1973.

Durante los 60 y 70, participó en importantes muestras de arte y grabado dentro y fuera del país, destacando la II Bienal de Grabado en Cracovia, Polonia (1968), las distintas versiones de las bienales americanas de grabado realizadas en Santiago de Chile (1963-1970) y la Segunda Bienal de San Juan del Grabado Latinoamericano en Puerto Rico (1972). En estas instancias de exhibición el artista obtuvo reconocimiento local e internacional, cuestión que se perpetuó en las décadas posteriores. Igualmente ha recibido el reconocimiento de sus pares en Chile, otorgándole en varias ocasiones el Premio Altazor (2008, 2011 y 2012) y siendo homenajeado el 2006 por el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes.

Vilches ha desarrollado su obra principalmente en grabado, de manera específica en xilografía. En ese medio, experimentó con formas sintéticas, que se nutrían algunas veces de elementos formales presentes en la cultura popular. Asimismo, en sus obras el uso del color es acotado, produciendo imágenes monocromas de alto contraste (blanco y negro) y otras donde se aprecia la intervención de pigmentos como el azul. Y aunque la depuración formal ha sido un elemento clave en su propuesta, el trabajo de Vilches no llega a ser abstracto, manteniendo siempre un contacto figurativo, que vuelve sobre temas cotidianos, sencillos y familiares. A partir de los años 70, el artista comenzó a indagar las posibilidades de la serigrafía, procedimiento que le otorgaba más rapidez al proceso de impresión de imágenes. En esa técnica produjo su serie Retratos (1974), donde siguió estudiando las interacciones entre color y forma. En el transcurso de los años 80, deja completamente el grabado para dedicarse de lleno a la fotografía, medio sobre el cual han versado sus recientes exposiciones.

Ha dedicado buena parte de su labor a la enseñanza del arte, siendo ampliamente reconocido por estudiantes de distintas generaciones. En el marco de sus talleres dictados en la Escuela de Arte de la Universidad Católica durante los años 80, sus alumnos Carlos Gallardo, Arturo Duclos, Mario Soro, Silvio Paredes (1960-) y Rodrigo Cabezas, entre otros, produjeron lo que la crítica e historiografía del arte local denominó los “desplazamientos del grabado”: propuestas que desbordaban la noción tradicional de grabado y ensayaban nuevas posibilidades para la práctica en el contexto del arte contemporáneo. Asimismo, el curso de Color tuvo una buena recepción en varios de sus estudiantes que iniciaron su carrera artística en la década de los 90, como Mario Navarro, Mónica Bengoa, Carlos Navarrete y Cristián Silva Soura. Por su incansable labor docente, Vilches fue reconocido en 1999 con el grado de Profesor Emérito de la Pontificia Universidad Católica de Chile.

También ha realizado docencia en la Universidad de Chile y en la Universidad Finis Terrae.

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Imagen destacada: Eduardo Vilches, Premio Nacional de Artes Plásticas de Chile, 2019. Cortesía: Diario Universidad de Chile

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