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UNA HISTORIA UNIVERSAL DE LA INFAMIA, EN LOS ÁNGELES

Los Angeles County Museum of Art (LACMA) presenta A Universal History of Infamy (Una historia universal de la infamia), una exposición repartida en tres espacios de Los Ángeles en la que 16 artistas y colectivos latinos y latinoamericanos presentan proyectos de gran escala, la mayoría inéditos y desarrollados este año a partir de sus residencias en 18th Street Arts Center, entre 2015 y 2017.

Una historia universal de la infamia forma parte de la iniciativa Pacific Standard Time: LA/LA, de la Fundación Getty, y es curada por Rita González y José Luis Blondet, del LACMA, y Pilar Tompkins Rivas, directora del Vincent Price Art Museum.

El título de la exposición está tomado del libro Historia universal de la infamia, de Jorge Luis Borges, una recopilación de cuentos de 1935 en la que el autor argentino recurre a diversas fuentes literarias -desde Mark Twain hasta relatos japoneses- para crear un incompleto volumen enciclopédico sobre la iniquidad. Más allá de las connotaciones y alegorías del título, el espíritu de la exhibición está guiado por los procesos y las colaboraciones artísticas, así como por el cruce de medios y disciplinas.

“Hicimos esta colaboración con 18th Street para que los artistas vinieran acá al LACMA con la experiencia de una residencia de dos meses, y luego produjeran obra para esta muestra. Todos los artistas produjeron proyectos fantásticos y muy complejos a partir de esa residencia, algunos de ellos con una conexión muy profunda con el museo”, explica Blondet en un recorrido por la exposición.

La colaboración entre espacios, que lleva a la presentación de la muestra en tres recintos diferentes, subraya los nodos curatoriales de todo el proyecto expositivo. Por un lado, el LACMA –como principal sede- se alza como un museo enciclopédico que despliega una amplia gama de estrategias de exhibición; la Charles White Elementary School, como escuela, acoge métodos de enseñanza o pedagógicos, mientras que la investigación se da en 18th Street Arts Center como espacio de residencias para artistas.

Zinny & Maidagan, Estudios para Palabra por Palabra: Decoración para la distancia, 2015–2017, dibujos y collages, fachada exterior del LACMA. Cortesía de los artistas; comisionada por Los Angeles County Museum of Art para la muestra “A Universal History of Infamy”, 2017. Cortesía: LACMA

Zinny & Maidagan, Estudios para Palabra por Palabra: Decoración para la distancia, 2015–2017, dibujos y collages, fachada exterior del LACMA. Cortesía de los artistas; comisionada por Los Angeles County Museum of Art para la muestra “A Universal History of Infamy”, 2017. Cortesía: LACMA

Zinny & Maidagan, Estudios para Palabra por Palabra: Decoración para la distancia, 2015–2017, dibujos y collages, fachada exterior del LACMA. Cortesía de los artistas; comisionada por Los Angeles County Museum of Art para la muestra “A Universal History of Infamy”, 2017. Cortesía: LACMA

Zinny & Maidagan, Estudios para Palabra por Palabra: Decoración para la distancia, 2015–2017, dibujos y collages, fachada exterior del LACMA. Cortesía de los artistas; comisionada por Los Angeles County Museum of Art para la muestra “A Universal History of Infamy”, 2017. Cortesía: LACMA

Involucrándose con LACMA como institución, los artistas argentinos Dolores Zinny (1968) y Juan Maidagan (1957), que han trabajado conjuntamente desde 1990 respondiendo a los sitios específicos en los que sus obras tienen lugar, se enfocaron para esta muestra en la fachada, la historia arquitectónica y futura expansión del museo, que comenzará en 2018 y se espera concluya en 2023.

Su pieza creada específicamente para la exposición, Décor for Distance (Decoración para la distancia), consiste en un gran pendón de 16 por 16 metros que cubre la fachada sur del edificio del LACMA, en el que se retratan palmeras y se juega con recortes que enmarcan las otras palmeras plantadas en el adyacente Wilshire Boulevard. La palmera -una imagen que se asocia a Los Ángeles y a la Latinoamérica tropical- funciona como un signo ambiguo, de algo foráneo que pasa por auténtico.

“Cuando llegamos y vimos el museo, esa fachada estaba en algún sentido muerta, dejaba al espectador afuera. Entonces, ese espacio entre lo que es la institución y lo que es la vía pública nos interesaba mucho, además de trabajar con la idea de la palmera real versus la representación de la palmera, o la distancia entre lo real y lo representado”, dice Zinny.

También trabajando con la historia de la arquitectura, desde la memoria y el patrimonio, la venezolana Ángela Bonadies (1970) investiga la polémica historia de dos de los tres murales del artista del realismo social mexicano David Alfaro Siqueiros en Los Ángeles. Street Meeting (Encuentro en la calle) fue encargado al artista en 1932, luego censurado, ocultado, olvidado y parcialmente restaurado. Bonadies examina la cambiante visibilidad de los murales de Siqueiros, desde los apenas perceptibles fragmentos de Encuentro en la calle que quedan en la cocina de una escuela elemental en Korea Town, hasta los paneles didácticos que obstruyen la vista del mural -censurado y restaurado- América tropical (1932), abierto al público en el Downtown de Los Ángeles tras una larga gestión.

Street Meeting está en lo que era una escuela de arte; luego ese edificio fue vendido y ahora es una escuela elemental coreana -y el segundo piso es una Iglesia. No solo eso, el mural era parte de la fachada de la casa. Pedimos los permisos para entrar en la escuela y cuando lo vimos nos recibieron dos cocineras que le habían puesto un plástico de esos como de tintorería, como para preservarlo, pero no sé cuánto se ha podido conservar de eso. Lo que queda del mural es lo que se expone, pero a la vez es algo que para Siqueiros era importante, porque era un mural de realismo social –un grupo de obreros reunidos luchando por los derechos-, y lo que queda son estas imágenes abstractas. Entonces, Ángela amplió este detalle de la pared en proporción a lo que era el detalle original del mural, que era vertical y no horizontal, y borró digitalmente todo lo que no era el mural de Siqueiros”, explica Blondet.

La otra obra de Bonadies en la exposición, que corresponde al otro mural de Siqueiros, América Tropical, es como la otra cara de la moneda. También comisionada en los años 30, esta obra de arte público fue borrada, luego recuperada, saboteada y, finalmente, olvidada… hasta el 2012. Ese año, el Getty, junto con la ciudad de Los Ángeles, lo restauran y reabren al público, agregándole una estructura para evitar daños por el sol.

Pero después se construyó otra edificación a muy poca de distancia, y ahora el mural no puede apreciarse de cerca. Irónicamente, el centro de interpretación que interrumpe su vista está plagado de textos sobre la ciudad, sobre Siqueiros y el realismo social, y sobre Hollywood…

“Eso a Ángela le fascinaba. Ella se preguntaba cómo es posible que conserven este mural para verlo mejor, y no se ve”, señala Blondet.

Ángela Bonadies, Street Meeting (Reunión en la calle), 2016-2017, de la serie “David Alfaro Siqueiros, Street Meeting, LA, 1932”, mural fotográfico. Cortesía de la artista; obra comisionada por Los Angeles County Museum of Art para la muestra “A Universal History of Infamy”, 2017. Cortesía: LACMA

Ángela Bonadies, Street Meeting (Reunión en la calle), 2016-2017, de la serie “David Alfaro Siqueiros, Street Meeting, LA, 1932”, mural fotográfico. Cortesía de la artista; obra comisionada por Los Angeles County Museum of Art para la muestra “A Universal History of Infamy”, 2017. Cortesía: LACMA

Vista de la exposición “A Universal History of Infamy”, 2017, en Los Angeles County Museum of Art. Cortesía: LACMA

Josefina Guilisasti, Resilientes, 2017, vaciados en bronce. Cortesía de la artista; comisionada por Los Angeles County Museum of Art para la muestra “A Universal History of Infamy”, 2017, con fondos aportados por Fundación AMA, Chile. Cortesía: LACMA

Josefina Guilisasti, Resilientes, 2017, vaciados en bronce. Cortesía de la artista; comisionada por Los Angeles County Museum of Art para la muestra “A Universal History of Infamy”, 2017, con fondos aportados por Fundación AMA, Chile. Cortesía: LACMA

Vista del NuMu [Stefan Benchoam, Jessica Kairé] (Guatemala), en el LACMA, como parte de la muestra “A Universal History of Infamy”, 2017. Cortesía: LACMA

Vista del NuMu [Stefan Benchoam, Jessica Kairé] (Guatemala), en el LACMA, como parte de la muestra “A Universal History of Infamy”, 2017. Cortesía: LACMA

Fundado en 2012 por los artistas guatemaltecos Jessica Kairé (1980) y Stefan Benchoam (1983), el NuMU es el primer y único museo de arte contemporáneo en Guatemala. Su construcción en forma de huevo –por ser originalmente un quiosco para la venta de huevos- mide tan solo 2 x 2,5 metros, lo que sumado a un aforo máximo de cuatro personas lo convierten el museo de arte contemporáneo más pequeño del mundo. Sin embargo, ese espacio ha sido suficiente para albergar algunas de las muestras más interesantes que se hayan podido ver en la capital guatemalteca en los últimos años.

Por invitación del LACMA, y tras una exitosa campaña de crowdfunding, el NuMu logró viajar desde la Ciudad de Guatemala, pasando por el Museo Jumex en la Ciudad de México, hasta llegar a Los Ángeles. Una réplica de fibra de vidrio a tamaño real del simpático huevo está ahora instalada en las áreas verdes del LACMA para acoger, durante la permanencia de Una historia universal de la infamia, proyectos rotatorios de dos artistas guatemaltecos.

Por un lado, está la muestra Joaquín Orellana: paisaje sonoro, que explora el legado de Joaquín Orellana (1937), un compositor latinoamericano de vanguardia conocido por crear sus propios instrumentos, y en la que se presentan grabaciones de sus partituras más emblemáticas, además de fotografías, programas y recortes de prensa. Más adelante, el NuMu acogerá una retrospectiva de Regina José Galindo (1974), que reúne 30 obras basadas en performances, representadas mediante documentos instalados en las ventanas del museo, además de una antología de 30 poemas de la artista. Cuando esta misma exposición se presentó inicialmente en el NuMu en el año 2013, supuso la primera retrospectiva de la obra de Galindo en Guatemala.

Naufus Ramírez-Figueroa, Corazón del espantapájaros, 2016-2017, instalación y performances. Cortesía del artista; comisionado por Fundação Bienal de São Paulo y Los Angeles County Museum of Art, para la muestra "A Universal History of Infamy”, 2017. Cortesía: LACMA

Naufus Ramírez-Figueroa, Corazón del espantapájaros, 2016-2017, instalación y performances. Cortesía del artista; comisionado por Fundação Bienal de São Paulo y Los Angeles County Museum of Art, para la muestra «A Universal History of Infamy”, 2017. Cortesía: LACMA

Otro artista guatemalteco, Naufus Ramírez-Figueroa (1978), también está presente en la exposición con la instalación El corazón del espantapájaros, una recreación de la utilería, los trajes y las máscaras de los cinco personajes que aparecen en El corazón del espantapájaros, una obra teatral del dramaturgo guatemalteco Hugo Carrillo (1929–1994). A pesar del éxito de crítica de la obra en la década de 1960, una producción estudiantil de 1975 tuvo que enfrentarse a la represión y censura brutales que llevaron a la cancelación de la representación y de toda la temporada teatral de la compañía.

“Uno de los actores de esa puesta en escena estudiantil era el tío de Naufus, y él se rehúsa a hablar de eso”, relata Blondet. “Entonces, Naufus quiere evocar la obra que nunca sucedió a partir de esculturas y de trajes. Lo que hizo fue identificar los personajes centrales de la pieza como arquetipos: el dictador, la oligarquía, el soldado, la Iglesia Católica y el espantapájaros. Espantapájaros era el nombre que le daban a los cadáveres que encontraban en los campos abiertos. Aquí Naufus quiso hacer algo para castigar a estas figuras tan dañinas para él, y por eso están sobre unas estructuras que tienen cuatro y cinco puntas que, de acuerdo a ciertas tradiciones del ocultismo, son como una especie de conjuro para que estas figuras desaparezcan. La única figura que no está colgada es el Espantapájaros, que está sentado en el piso mostrando el corazón”, cuenta Blondet. A lo largo de la exposición se realizará una serie de performances representadas por actores que interactuarán con la utilería de esta obra híbrida, que combina instalación, escultura, performance y teatro.

Expandiendo la relación entre arte y teatro hacia el campo del video, se sitúa la obra Project 24: Variations on “House Taken Over” (Proyecto 24: Variaciones de “Casa tomada”), del colectivo colombiano Mapa Teatro (Heidi Abderhalden y Rolf Abderhalden), que consiste en el desplazamiento de objetos y materiales de archivo del Bing Theater del LACMA (una cortina, asientos y fragmentos de un candelabro, junto con fotos y documentos) al cercano museo paleontológico La Brea Tar Pits, donde invitaron a su personal y a voluntarios a intervenirlos. La acción se ve en el video resultante, que se proyecta en el Bing Theater dos veces al mes a lo largo de la exposición, utilizando un proyector de los primeros ocupados por el teatro –solo la carcasa- con un proyector HD en su interior.

“Conseguimos mucha información documental, llevamos varios objetos originales del teatro al Museo de Paleontología que está detrás del LACMA. Llegamos representando una historia de ficción, pidiendo que analizaran y estudiaran estos objetos, estos fósiles, y la idea les encantó. Varios voluntarios y científicos del museo se pusieron a trabajar con Mapa Teatro por tres días aplicando metodologías de investigación sobre estos fragmentos. De allí surge el video”, explica Blondet.

Oscar Santillán, Epílogo, 2014–2015, espíritu de Nietzsche, papel robado, video HD, proyección de diapositivas e impresiones digitales. Cortesía: LACMA

Oscar Santillán, Epílogo, 2014–2015, espíritu de Nietzsche, papel robado, video HD, proyección de diapositivas e impresiones digitales. Cortesía: LACMA

Otra obra que apela a la ficción es Epílogo (2014-2015), del ecuatoriano Oscar Santillán (1980), surgida a partir de un pequeño trozo de papel mecanografiado –“robado”- del filósofo alemán Friedrich Nietzsche, en donde mediante el trance, la danza y el cuerpo, aspectos esenciales en su pensamiento, es reinscrito en el presente.

“La gente siempre me pregunta si es verdad que el artista se robó la pieza. Yo juego con las condiciones que la obra me presenta. No me interesa saber si se la robó o no: la obra representa esa ficción”, afirma Blondet. “La historia es así: Santillán consiguió una beca para visitar los archivos de Nietzsche en Weimar, allí se enteró que Nietzsche odiaba su caligrafía y decía que él no podía pensar más claramente porque su letra lo obstaculizaba. Así, Nietzsche se dispuso a aprender a usar una máquina de escribir, pensando que con ello las ideas iban a danzar, a fluir, que la escritura sería algo más física, más corporal. Compró esta máquina de escribir bellísima, pero nunca aprendió a usarla. Se frustró mucho (hay gente que dice que la máquina estaba deteriorada). Entonces, Santillán fue a los archivos y escaneó documentos escritos por Nietzsche a máquina, y separó digitalmente los errores a máquina de las correcciones a lápiz que ahí se ven. Pero luego haciendo más investigación sobre la máquina se dio cuenta que su inventor era de una familia de Copenhague, y que sus dos hijas mayores era psíquicas muy famosas. De este modo, a Santillán se le ocurrió robarse una pieza del documento de los archivos de Nietzsche y llevárselo a un psíquico famoso de Londres (James Wood) para que canalizara la danza de Nietzsche escribiendo a máquina, y eso es lo que se ve en el video”.

Michael Linares, Museo del palo, 2013–2017, varios materiales. Vista de la instalación en Los Angeles County Museum of Art, 2017. Obra adquirida con fondos del Contemporary Art Acquisitions Fund. Foto cortesía: LACMA

Michael Linares, Museo del palo, 2013–2017, varios materiales. Vista de la instalación en Los Angeles County Museum of Art, 2017. Obra adquirida con fondos del Contemporary Art Acquisitions Fund. Foto cortesía: LACMA

Michael Linares (Puerto Rico, 1979) presenta El Museo del Palo (2013-2017), el resultado formal de una investigación iniciada 2013 acerca de la historia y los usos comunes de lo que conocemos como palo (aunque también, sus usos religiosos, sociales, políticos, tecnológicos y estéticos). El museo incorpora una colección física de palos, determinada por usos y formas, además del video Una Historia Aleatoria del Palo y una publicación que lleva el mismo título. Linares explora así las prácticas de coleccionismo y presentación, mientras el museo va creciendo con el tiempo y presentándose de distintas maneras según el espacio expositivo.

“Michael piensa que la rueda está sobrevalorada y que hay que recuperar la idea del palo como una herramienta fundamental para el desarrollo humano. Para esta versión del Museo del Palo para LACMA, el artista adquirió un palo de stripper e incorporó diferentes elementos tipo palo de las colecciones del Museo. Incluye además un detalle muy lindo, que son estos lápices de Charles y Ray Eames, que fueron donados a LACMA hace algunos años, entre otras cosas. Y qué mejor que poder exhibirlos aquí, porque si no cuándo se van a mostrar, en qué otro contexto”, señala Blondet.

Fernanda Laguna, Plano de mi corazón (para entenderme), 2001, marcador sobre papel vegetal. Colección Los Angeles County Museum of Art, obsequio de Dario Werthein. Cortesía: LACMA

Fernanda Laguna, Plano de mi corazón (para entenderme), 2001, marcador sobre papel vegetal. Colección Los Angeles County Museum of Art, obsequio de Dario Werthein. Cortesía: LACMA

Fernanda Laguna, Plano (expandido) de mi corazón para entenderme, 2017, instalación con dibujos sobre papel y sobre muro, guía en audio. Colección LACMA. Cortesía de la artista. Foto cortesía de LACMA

Fernanda Laguna, Plano (expandido) de mi corazón para entenderme, 2017, instalación con dibujos sobre papel y sobre muro, guía en audio. Colección LACMA. Cortesía de la artista. Foto cortesía de LACMA

Fernanda Laguna, Plano (expandido) de mi corazón para entenderme, 2017, instalación con dibujos sobre papel y sobre muro, guía en audio. Colección LACMA. Cortesía de la artista. Foto cortesía de LACMA

La muestra cierra con una gran instalación a la pared y videos de Fernanda Laguna (Buenos Aires, 1972), una de las artistas argentinas más influyentes de su generación por su práctica multifacética, que incluye arte visual, producción literaria, gestión cultural, situaciones relacionales, y una admirable y efectiva práctica social en el barrio carenciado de Villa Fiorito, donde su escuela de arte y galería cambiaron las vidas de los niños y adolescentes que allí residen.

Su obra está cruzada por varios temas recurrentes: el deseo erótico; lo lúdico; la revalorización de lo artesanal y popular, de materiales e iconografías de la vida cotidiana argentina, del gesto casual y espontáneo y al mismo tiempo el interés en tradiciones de la pintura clásica, como la metafísica o la geometría; la irracionalidad; la expresión queer; la preocupación no panfletaria por lo social, la mirada desde la mujer.

En Una historia Universal de la Infamia, Laguna muestra un proyecto que combina tres obras pertenecientes a la colección del LACMA (Plano [expandido] de mi corazón para entenderme, compuesta por dibujos e intervenciones en las paredes y, para esta muestra, en los baños del museo), más videos que hablan de los cinco espacios que ha fundado y que han sido fundamentales para la escena en Buenos Aires: Belleza y Felicidad (1999-2008); Villa Fiorito (2003-actualidad); Tu Rito (2010-2013); Agatha Costure (2013-2016); y El Universo (2017-actualidad). Una obra que carga de mensajes e ideas de optimismo y esperanza, de compromiso, colaboración y solidaridad, a todo el que la cruza en su salida a las calles de Los Ángeles.

Alejandra Villasmil

Nace en Maracaibo (Venezuela) en 1972. Es directora y fundadora de Artishock, revista online especializada en arte contemporáneo. Licenciada en Comunicación Social, mención audiovisual, por la Universidad Católica Andrés Bello (Caracas), con formación libre en arte contemporáneo (teoría y práctica) en Hunter College, School of Visual Arts y The Art Students League, Nueva York. Es editora y traductora inglés/español de contenidos sobre arte, trabaja en campañas de difusión y escribe regularmente para publicaciones, galerías y artistas de América Latina y El Caribe.

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