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NKAME: UNA RETROSPECTIVA DE LA GRABADORA CUBANA BELKIS AYÓN

El Museo del Barrio, en Nueva York, presenta Nkame: Una retrospectiva de la grabadora cubana Belkis Ayón, sin duda una de las mejores muestras de los últimos años en esta institución, y una de las más singulares en el actual calendario neoyorquino. La exposición viene de presentarse en el Museo Fowler de la UCLA, en Los Angeles, que marcó el debut de Ayón en Estados Unidos.

Organizada por Cristina Vives en colaboración con El Museo del Barrio, el Museo Fowler y el Estate Belkis Ayón, la exposición presenta 43 estampas que abarcan toda la gama de la producción gráfica de la artista, desde 1984 hasta 1999, año en que se quitó la vida.

Vista de la exposición "Nkame: Una retrospectiva de la grabadora cubana Belkis Ayón", en El Museo del barrio, Nueva York, 2017. Foto: Adam Reich

Vista de la exposición «Nkame: Una retrospectiva de la grabadora cubana Belkis Ayón», en El Museo del barrio, Nueva York, 2017. Foto: Adam Reich

Ayón abonó el terreno en la narrativa de la sociedad fraternal afrocubana llamada Abakuá para crear una iconografía visual independiente y poderosa. La artista es ampliamente reconocida por su distintiva técnica de la colografía, un proceso de impresión en el que una variedad de materiales de diversas texturas y absorbencias forman un collage sobre una matriz de cartón que luego se pasa por la prensa. Su deliberada y austera paleta de negro, blanco y gris añaden drama y misterio a sus narrativas, muchas de las cuales se produjeron a gran escala uniendo múltiples hojas impresas.

Isbel Alba, autora y académica cubana asentada en Estados Unidos, define los grabados de Ayón como palimpsestos. “Gracias a la técnica de la colografía, la artista superponía capas de diferentes texturas hasta crear relieves que representaban, mediante una iconografía de sello muy personal inspirada en manifestaciones del patrimonio inmaterial de los Abakuá, las diferentes partes del ritual iniciático de esta religión o los personajes de su mito fundacional”.

Abakuá, fraternidad afrocubana de sólo varones, llegó a las ciudades portuarias occidentales de Cuba a principios del siglo XIX, llevadas por africanos esclavos de la región de Cross River, en el sureste de Nigeria. Una breve sinopsis del mito fundacional de Abakuá comienza con Sikán, una princesa que inadvertidamente atrapó un pez en un recipiente que utilizaba para extraer agua del río. El ruido inesperado y fuerte del pez era la “voz” mística de Abakuá, y Sikán fue la primera en escucharlo. Debido a que a las mujeres no se les permitía este conocimiento sagrado, el adivino local juró a Sikán mantener el secreto. Sikán, sin embargo, reveló su secreto a su prometido, y por su indiscreción fue condenada a morir. Sin embargo, en el trabajo de Ayón, Sikán sigue viva, y su historia y representación ocupan un lugar prominente.

“A pesar de que mi obra trata de un tema tan específico como las creencias, ritos y mitos de la sociedad secreta Abakuá, no significa que sea dedicada únicamente a este sector de la población que profesa y practica esta fe. Me interesa sobre todo el cuestionamiento de lo humano, ese sentimiento fugaz, lo espiritual. Por ello puede ser apreciada por un público universal, aunque es muy difícil escapar de la impresión, las formas, de la imagen a primera vista”, diría la artista en 1993.

Según Cristina Vives, experta en la obra de la artista y a quien conoció en vida, Ayón “se declaró como una atea completa”. “Su objetivo siempre ha sido utilizar el mito Abakuá como un medio para lograr un objetivo y no para abrazarlo o asumir el papel de intérprete de un mito ancestral (…) Muy pocos comprendieron que Belkis estaba usando estrategias de comunicación, citas y apropiaciones nuevas y sutiles para hablar de los agudos conflictos sociales que afectaron a Cuba en los años noventa”, agrega.

Vista de la exposición "Nkame: Una retrospectiva de la grabadora cubana Belkis Ayón", en El Museo del barrio, Nueva York, 2017. Foto: Adam Reich

Vista de la exposición «Nkame: Una retrospectiva de la grabadora cubana Belkis Ayón», en El Museo del barrio, Nueva York, 2017. Foto: Adam Reich

Vista de la exposición "Nkame: Una retrospectiva de la grabadora cubana Belkis Ayón", en El Museo del barrio, Nueva York, 2017. Foto: Adam Reich

Vista de la exposición «Nkame: Una retrospectiva de la grabadora cubana Belkis Ayón», en El Museo del barrio, Nueva York, 2017. Foto: Adam Reich

Nacida en La Habana en 1967, Belkis Ayón se convirtió en profesora de grabado en la Academia San Alejandro y en el Instituto Superior de Arte en 1993. Ese mismo año, participó en la XVI Bienal de Venecia, recibió su primer premio internacional en la Bienal de Artes Gráficas de Maastricht (Holanda), y tuvo su primera gran exposición individual hasta la fecha en La Habana, titulada Siempre vuelvo.

En Cuba, fue considerada como una «exponente de la identidad cultural y las raíces de la nación». Su trabajo, sin embargo, trasciende los valores locales. La artista creó un discurso que atenta contra la marginalidad, la frustración, el miedo, la censura, la violencia y la impotencia, un discurso que en su lugar promovía la búsqueda de la libertad. Estos eran temas sumamente delicados, dadas las severas crisis políticas y económicas que enfrentó Cuba tras la disolución del socialismo en Europa Oriental en 1991.

Actualmente, la obra de Belkis Ayón forma parte de catorce colecciones de museos y centros culturales, entre los que se encuentran el Museo Nacional de Bellas Artes de La Habana, el Van Reekum Museum (Apeldoor, Holanda), el MoMA, el Museo de Arte Contemporáneo de Los Angeles (MOCA), el Museo de Fort Lauderdale (Florida, EEUU), el Museo de Arte Latinoamericano de California, y el State Russian Museum, en San Petersburgo.

Después de su muerte, su legado pasó a ser protegido por el Estate Belkis Ayón, institución que dirige su hermana, Katia Ayón, y que recibe la asesoría de especialistas del arte cubano. Esta institución, en la que coexisten de forma curiosa el patrimonio familiar y la herencia cultural de la nación, desarrolla un modelo de gestión que constituye una rareza en el contexto socioeconómico actual de la isla. De este modo, gracias a la autogestión, Katia Ayón ha venido realizando un magnífico trabajo que incluye la conservación material de la obra de Belkis Ayón y la difusión de su legado gracias a la organización de exposiciones, publicaciones y otras actividades de carácter cultural.

Vista de la exposición «Nkame: Una retrospectiva de la grabadora cubana Belkis Ayón», en El Museo del barrio, Nueva York, 2017. Foto: Adam Reich

Vista de la exposición «Nkame: Una retrospectiva de la grabadora cubana Belkis Ayón», en El Museo del barrio, Nueva York, 2017. Foto: Adam Reich

Vista de la exposición «Nkame: Una retrospectiva de la grabadora cubana Belkis Ayón», en El Museo del barrio, Nueva York, 2017. Foto: Adam Reich


NKAME: UNA RETROSPECTIVA DE LA GRABADORA CUBANA BELKIS AYÓN

El Museo del Barrio, Nueva York

Hasta el 5 de noviembre de 2017

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