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Eduardo Carrera Rivadeneira Sobre su Nuevo Rol Como Curador del Cac de Quito

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El 7 de abril de este año la Fundación Museos de la Ciudad, con el apoyo de la Secretaría de Cultura del Distrito Metropolitano de Quito anunció, mediante un comunicado oficial, el nombramiento de la nueva coordinadora del Centro de Arte Contemporáneo, Belén Santillán, obtenido por concurso de convocatoria abierta y pública. Junto con ella, el comité calificador valoró y recomendó a Eduardo Carrera Rivadeneira (1987) para el equipo de trabajo del CAC, debido al alto puntaje que obtuvo en el mismo proceso de selección. De este modo, Carrera Rivadeneira ha asumido la responsabilidad como Curador en Jefe del CAC. Curador y gestor cultural, con un Master en Arts & Cultural Management por la Universitat Internacional de Cataluya, Barcelona, y Alumni de Independent Curators International (ICI), Carrera Rivadeneira es también curador y co-fundador de No Lugar – Arte Contemporáneo, en la ciudad de Quito.

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Albeley Rodríguez: ¿Podrías explicarle al público cuál es tu perspectiva sobre la importancia del arte contemporáneo para nuestros contextos y realidades? ¿Cómo ves la relación entre el arte contemporáneo, su inserción e incidencia en los debates de la esfera pública y sus potencialidades pedagógicas?

Eduardo Carrera: El arte contemporáneo ofrece distintas formas de ver, entender y especular sobre el mundo; tiene la capacidad de mostrar y construir realidades, de acercarnos a experiencias sobre nuestra existencia y la de los otros, de generar colaboraciones desde los afectos. Creo que el arte contemporáneo es una forma radical de entender el campo cultural, la esfera pública, la educación y la identidad. Es una práctica que ha redefinido modelos de organización, y que nos ha permitido ser conscientes de nuestra subjetividad, y de mostrar que con ella es posible construir otras narrativas y universos. El arte contemporáneo nos enseña a mirar la vida desde distintos ángulos, invita al público a pensar sobre cosas que usualmente no pensaría. Digamos, entonces, que el tener experiencias con arte contemporáneo es un ejercicio pedagógico.

Este tipo de ‘pensamiento curatorial’ en los marcos institucionales es decisivo para la expansión de la propia práctica institucional, sobre todo hacia formas de compromiso social. Un intento de convertir a la institución en un lugar donde el trabajo artístico crea otras formas de participación, y así proponer otras formas de narrar nuestras historias y realidades.

AR: Además de ser el curador y miembro del equipo fundador de No Lugar ya fuiste, por un período de dos años (2011- 2015), Jefe de Investigación del Centro de Arte Contemporáneo, y has estado vinculado a la institucionalidad dedicada al diseño y gestión de distintos aspectos del ámbito cultural ecuatoriano ―tanto en la Fundación Museos de la Ciudad como en el Ministerio de Cultura y Patrimonio― ¿Cómo concibes la curaduría de arte, especialmente para un espacio como el CAC y los compromisos que está demandando? ¿Qué tipo de compromisos has detectado como prioritarios?

EC: El Centro de Arte Contemporáneo de Quito, como institución joven, tiene la posibilidad de dislocar el canon de la historia del arte del Ecuador, así como de la educación artística. Se podría considerar una de las pocas instituciones en el país que ha propuesto otras formas de periodización, exhibición y experiencias dentro de las instituciones culturales, historias de arte y exhibiciones divergentes y no clasificables, desde un enfoque temporal no lineal e intuitivo. Cuando inició la gestión del CAC, en el 2011, contábamos con lineamientos estratégicos sobre los que levantamos la elección de los contenidos. Estos eran: Prácticas Artísticas Contemporáneas; Culturas Contemporáneas; Convergencia Tecnología & Arte; Género, Arte y Educación; Investigaciones históricas relacionadas con las culturas o artes contemporáneas; Programación diseñada para niños, niñas y adolescentes.

Es decir, contaba con unas líneas estratégicas que proponían un modelo de programación de exhibiciones. Para mí, como curador de una institución pública como lo es el CAC, es importante trabajar con políticas de programación, diseñar un programa de exposiciones que pueda aportar a la escena local y a los intereses actuales del arte contemporáneo, además de brindar una oferta cultural y educativa de calidad para el público del Centro.

Las principales acciones que realizaré frente al área de curaduría e investigación son retomar documentos existentes como protocolos. Considero que se deben conformar institucionalmente áreas de trabajo, responsabilidades, objetivos y metas que respondan a los retos de una nueva museología. En este sentido, hasta el momento, se han elaborado planes de trabajo, informes sobre la programación propuesta para 2017. También hemos establecido lineamientos de trabajo para el programa expositivo, y hemos trabajado en una propuesta de programación desde el mes de julio a diciembre, en base a la memoria institucional del CAC, y las recomendaciones elaboradas por el comité que conformó la Secretaría de Cultura en el mes de marzo de 2017. Esta primera fase ha sido aprobada por el Directorio de la Fundación Museos de la Ciudad, para continuar con su implementación.

AR: ¿Cómo estás trazando los proyectos curatoriales del CAC, y cuál es la estructura que te propones para este período? ¿Te propones hacer énfasis en alguna(s) línea(s) conceptual(es) en particular? ¿Qué herramientas te proporciona la Fundación Museos de la Ciudad para que puedas desempeñar tu papel?  

EC: Cuando la Fundación Museos de la Ciudad pide que me integre al equipo del CAC, lo hace por recomendación del comité de selección de la convocatoria pública para Coordinador del Centro ―debido al puntaje alcanzado por mi aplicación―. Es importante este antecedente, porque evidencia el interés que hay por las autoridades de cultura de la ciudad y por los representantes de la sociedad civil, en mi perfil y en mis líneas de trabajo, para diseñar el plan de exposiciones del CAC.

Este plan cuenta con una asignación presupuestaria que cubrirá una programación pequeña en lo que resta del 2017. También se incorporará al área un asistente, quien será el encargado de asistir en la administración e implementación de las exposiciones; de igual forma, habrá curadores asociados a cada exhibición propuesta. Para mí, es muy importante trabajar con un equipo de museografía capacitado por lo que, en conjunto con la Coordinación de la institución, se están implementando las reformas dentro de esta área. De igual manera, se están construyendo las condiciones para que el CAC retome sus actividades.

Hasta el momento, hemos establecido tres líneas fundamentales, y el trabajo con artistas locales es una. Si el Centro se debe a la escena local, se trata de mostrarla de distintas maneras, trabajar con los artistas y agentes locales, no sólo en términos expositivos, sino también en temas de información. Por eso, las primeras exposiciones que vamos a inaugurar son una colectiva de artistas ecuatorianos, y la quinta edición de la exposición de artes, en el marco de las celebraciones por el mes del orgullo LGBTIQ+, que ha sido el resultado de una convocatoria pública y que se integra como parte de los intereses del CAC en trabajar en la relación de las prácticas artísticas, los debates en torno al género y las comunidades involucradas.

El CAC está en Quito y la historia del arte contemporáneo de la ciudad de Quito y el Ecuador no está escrita. Es decir, hay una serie de artículos, algunas voces, pero vamos a empezar a trabajar con eso, a investigar, a rescatar proyectos.

También vamos a entrelazar con otro tipo de exposiciones, que se relacionan con el rescate de la memoria, de figuras, colectivos, de espacios, de exposiciones históricas, de proyectos de arte contemporáneo en el Ecuador.

Otra línea de programación estará vinculada a la educación, los procesos participativos y el arte en relación con la comunidad, que continúa la línea desarrollada en anteriores muestras del Centro y por su departamento de Mediación Comunitaria. La exposición que tendremos en esta línea a fin de año tiene, por ahora, una revisión de los 15 años del trabajo y la organización del Festival Al Zurich.

La tercera línea es la internacional, con exposiciones de artistas más desconocidos en Ecuador y que creemos que tendríamos que conocer. En este sentido contaremos con la exposición de una importante colección de videoarte que incluye a pioneros y artistas jóvenes que han explorado su producción desde los nuevos medios a través del arte contemporáneo, como son Pipilotti Rist, Bill Viola, entre otros.

También esta planificado un programa de performance a través de una selección de intervenciones site specific que se realizarán en el edificio. Se seleccionará un grupo de propuestas entre artes visuales, danza contemporánea y teatro, que pondrán en diálogo propuestas en tiempo real con la arquitectura, memoria, paisaje y entorno social del CAC.

Además, realizaremos convocatorias públicas para dos exposiciones que formarán parte del programa expositivo 2017.

Toda esta propuesta programática está atravesada por las siguientes líneas estratégicas: prácticas artísticas contemporáneas; arte y tecnología; género; territorio; arte y educación; investigación artística.

AR: El arte contemporáneo ecuatoriano cuenta en la actualidad con varios artistas cuyo trabajo puede ser de gran interés para el campo y, quizá más importante aún, fuera de él. Sin embargo, la proyección de su trabajo se ha visto opacada por algunas tensiones de reciente data. ¿Cómo ves la dinámica actual del arte en Ecuador? ¿Cómo estás pensando el fortalecimiento de la proyección de la escena local?

EC: El Ecuador sufrió una crisis económica a finales de los noventa que resultó en el cierre de la mayoría de sus instituciones culturales y galerías, la escena del arte ecuatoriano fue testigo de la desarticulación de su estructura y de la casi total desaparición de su marco institucional y de su mercado. Desde entonces, artistas, curadores, gestores culturales y universidades se han organizado para generar espacios de producción, circulación y debate, e incluso, se han organizado para impulsar políticas públicas con el objetivo de reactivar la escena artística local.

Entre los ejemplos se encuentran espacios y proyectos como No Lugar, el Festival Al Zurich, Más Arte Galería Taller, Khôra, Arte Actual, ADA Academia de Diseño y Arte, el sitio web Paralaje.xyz ―sucesor del blog Río RevueltoLa Selecta-Cooperativa Cultural, Cero Inspiración, El ConteinerEspacio cultural del Pobre Diablo, Open de Dei, Al Borde, No-Mínimo, DPM, Ileana Viteri, Pacha Queer, Cine 8 y medio, Penta Siete, Cuarto Aparte, MUCE, entre otros. Somos una escena con una potencialidad que está construyendo discursos locales marcados por la diferencia y el desafío de participar en los procesos de un mundo artístico globalizado.

Ecuador atraviesa un momento productivo, en el que la comunidad artística debe demandar la sostenibilidad de procesos, espacios y políticas culturales. Sin embargo, la institucionalidad está en crisis. La urgencia de generar políticas públicas para el sector cultural aún no es entendida por las autoridades del gobierno, lo que ha generado la designación de 10 ministros en 10 años de existencia del Ministerio, entorpeciendo y retrasando proyectos como la reapertura del Museo Nacional, o la implementación de una Ley de Cultura, en el que cualquier esfuerzo técnico se ve anulado por malos manejos políticos.

El programa expositivo del CAC responde a unos lineamientos que buscarán fortalecer la escena local, buscaremos explorar las posibilidades de exposiciones con curadores jóvenes e investigadores de diferentes áreas, para dar lugar a nuevas lecturas dentro del arte local. Produciremos exposiciones que vinculen el arte local con el internacional, exposiciones de tesis o investigación sobre los años 80s y 90s, entre otras.

También me gustaría iniciar un circuito/red de exposiciones/espacios de arte contemporáneo en la ciudad y el país, que eventualmente podrá funcionar autónomamente, como sucede en otros países. El CAC es un espacio que puede ser punto de información de la escena local contemporánea del arte, por su alcance con las distintas audiencias. Es por esto que ya he iniciado conversaciones con directores y curadores de otras instituciones, para poder generar intercambios entre artistas de la región. Todas las exposiciones que conforman el programa irán acompañadas de textos críticos y reseñas, que serán comisionados a curadores y críticos locales.

Considero fundamental acompañar las exposiciones con un programa educativo, por lo que cada exhibición estará complementada con actividades diversas como charlas, talleres y propuestas lúdicas y/o formativas que estimulen las distintas posibilidades reflexivas a ser descubiertas a partir de los contenidos de las muestras.

AR: ¿Qué tipo de estrategias puedes dar a conocer con respecto al tejido de redes internacionales?

EC: Es importante que una institución como el Centro de Arte Contemporáneo de Quito pueda ser un puente entre las escenas internacionales de arte contemporáneo y el Ecuador. En este sentido, realizaremos la tercera edición del Premio Brasil-Arte Emergente. En este certamen, uno de los premios es una residencia en Brasil. En anteriores ediciones se realizó con las residencias Lastro en Río de Janeiro y PIVO en Sao Paulo. Además, tendremos presencia de artistas, curadores y coleccionistas internacionales, y colaboraciones con museos de Asia y Europa.

Por otro lado, hemos empezado diálogos con escenas cercanas. Sin embargo, los resultados de esta construcción de redes se verán durante el próximo año.

AR: Hemos visto que la programación de No Lugar para este año tiene varias fortalezas, ¿Podrías reseñar con qué cuenta esa programación y cómo piensas compaginar tu rol de curador de ese espacio con tu trabajo en el CAC?

EC: Gran parte de mi desarrollo profesional y la experiencia como curador ha sido un proceso madurado en la práctica. No Lugar-Arte Contemporáneo fue el espacio en el que empecé a producir exposiciones, eventos artísticos y residencias. Estas actividades me llevaron a explorar, pensar y comprender formatos de exposiciones, mientras que paralelamente, facilitábamos espacios para exhibir y promover artistas de mediana y corta carrera.

Actualmente, la programación de No Lugar se compone de tres programas: residencias para artistas y curadores; exposiciones; y una casa con talleres para nueve artistas.

El modelo actual de No Lugar obedece a un proyecto que le ha permitido programar una agenda anual, con una presencia significativa de artistas y agentes internacionales, además de trabajar en el seguimiento y fortalecimiento en procesos y sistemas de producción de artistas emergentes locales.

Para 2017, No Lugar cuenta con un programa de residencias con 20 artistas e investigadores provenientes de Alemania, Argentina, Austria, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Estados Unidos, México, Polonia y Portugal. También, durante todo este año estamos realizando el programa Nodo, una casa en el Centro/Norte de Quito que alberga nueve talleres de artistas durante un año, en la que constantemente los artistas están realizando muestras de su trabajo. En el mes de diciembre realizaremos una exposición final del proceso en Más Arte Galería Taller.

En el mes de julio llevaremos a cabo Ciudad Queer, un festival de artes que se desarrolla en torno a la ciudad y cómo los sujetos LGBTIQ+ habitan la urbe. Este festival cuenta con la participación de artistas y activistas invitados de Brasil, Chile, Estados Unidos y Ecuador y las actividades estarán en distintos espacios culturales y académicos de la ciudad, integrándose al programa cultural organizado en el marco de las celebraciones por el mes del orgullo LGBTIQ+.

En agosto tendremos como invitados a los curadores Sebastián Vidal Mackinson (Argentina), Florencia Portocarrero (Perú) y Ximena Gama (Colombia). Ellos participarán del seminario curatorial Estrategias en uso que, en su cuarta edición, propone un acercamiento a diversos formatos curatoriales que se activan desde la cultura contemporánea, y que hacen énfasis en las transformaciones de la figura del curador y los desarrollos actuales en el campo de la curaduría. Por otro lado, los curadores invitados realizarán sesiones personalizadas con los artistas de la casa Nodo.

Este año reabrimos el espacio expositivo ―lo cerramos durante un año― y esta programación cuenta con intervenciones de artistas como Jim Avignon, Karina Aguilera Skvirsky, Santiago Reyes y una exposición colectiva sobre obras que se han producido en el programa de residencias. También estuvimos en la edición 26° de arteBA, con obras de Felipe Escudero, Pablo Andino y David Cevallos.

Adicionalmente, colaboraremos con universidades de arte y haremos un acompañamiento de la exposición de dos proyectos de graduación de sus estudiantes.

Como mencionaste anteriormente, como curador he tenido relación con instituciones museísticas y proyectos independientes, este año he sido parte del comité asesor para la programación de Más Arte Galería Taller, soy el curador de la exposición por los 20 años de la Carrera de Artes Visuales de la PUCE, e igualmente, fui asesor para la realización del Plan Museológico de reapertura del Museo Nacional durante el 2016. Creo que cada una de estas instituciones, o espacios dedicados al arte contemporáneo, cumplen un rol especifico dentro del ecosistema cultural y es trabajo de los curadores, gestores culturales y artistas, identificar nuestros roles, estrategias, y acciones en cada una de estas instituciones, para activar un verdadero circuito y flujo de agentes culturales y contenidos que puedan aportar en la construcción de una escena dinámica y diversa.

Es decir, la programación de No Lugar cumple unos objetivos, la programación del CAC otros. Sin embargo, éstos responden al ecosistema en común del arte contemporáneo en el Ecuador. Por esto, creo que es muy importante entender al curador como un cómplice de la comunidad o escena artística, que tiene la posibilidad de desarrollar un trabajo constante en beneficio de las escenas locales, más que en beneficio de una agenda personal. La gestión pública necesita trabajar con políticas culturales y de programación, tener una responsabilidad frente a sus presupuestos ejecutados en relación a los contextos locales.

Ser curador es trabajar dentro y fuera de los muros de una institución, con un rol interdiciplinar que incluye la investigación, la crítica, la escritura, la educación y la gestión, incluso, ser puente entre los agentes culturales independientes y las instituciones culturales.

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Albeley Rodríguez

Candidata a Doctora en Estudios Culturales Latinoamericanos por la Universidad Andina Simón Bolívar (sede Ecuador) y Magíster en Estudios de la Cultura, Mención Políticas Culturales, por la misma casa de estudios (2010). Tiene estudios de maestría en Museología (UNEFM, Falcón- Venezuela) y es Licenciada en Letras, Mención Historia del Arte, (ULA, Mérida, 2000). Fue curadora del Museo de Arte Contemporáneo de Caracas desde 2003 hasta 2015 y Directora de Posgrado de la Universidad de las Artes (Guayaquil, Ecuador) entre 2015 y 2016. Es autora del libro “Cuerpos irreales + arte insumiso en la obra de Argelia Bravo” (2014). Actualmente trabaja en su tesis doctoral en Estudios Culturales Latinoamericanos y en aproximaciones diversas como curadora autónoma.

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