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ANDRÉS BEDOYA: EL VIAJE

El Museo de Arte SCAD, en Savannah, Georgia (Estados Unidos), presenta El Viaje, una exposición comprendida por cuatro nuevas obras escultóricas del artista boliviano Andrés Bedoya, curada por Amanda York. Especialmente comisionadas por el museo, las obras se exhiben en las vitrinas del edificio y son visibles desde su exterior.

Bedoya se refiere a sus esculturas maleables como mantos funerarios y mediante ellas establece conexiones entre influencias culturales, personales y materiales. Dentro del alcance de la cosmovisión andina, o “visión del mundo”, los muertos son reconocidos como viajeros, una metáfora particularmente apta para el antiguo depósito de ferrocarril que es ahora el Museo de Arte SCAD, y una que designa los mantos de Bedoya como activos y memorialistas.

Reflexionando sobre la compleja y rica historia de la región andina de América Latina, Bedoya explora los sistemas de creencia y los rituales y objetos asociados con éstos, reconstruyéndolos en una narrativa biográfica abstraída. Esta incluye prácticas tanto históricas como contemporáneas, desde culturas precolombinas hasta aquellas impuestas durante la época de la colonia española y algunas mantenidas hoy. Las obras que comprenden El Viaje hacen referencia oblicua a diversas fuentes, como la metalurgia Inca, los objetos e iconografía Católica Romana, y el folclor de la Bolivia contemporánea.

La práctica de Bedoya es impulsada por su proceso, meticulosamente formando, suturando y ensamblando materiales como metal reciclado, tela, pelo, cuero y alambre a extremos sorprendentes, una técnica repetitiva que se convierte en un ritual en sí misma. Bedoya a veces crea obras que desarrollan pátinas y cambian con el tiempo, imbuyéndolas con propiedades transformadoras. Patrones y estructuras flexibles repetidas le prestan a muchas de sus instalaciones la apariencia de tela o prendas de vestir. Del mismo modo, las obras de El Viaje están drapeadas de diversas maneras, y pueden ser tanto usadas como utilizadas literalmente como mantos funerarios.

Andres Bedoya, Sin título, 2016. Obra comisionada por SCAD Museum of Art. Cortesía: SCAD

Andrés Bedoya, Sin título, 2016, mesa de madera, bananas,
75 × 118 × 80 cm Cortesía: Ginsberg Galería, Lima

MAX HERNÁNDEZ-CALVO SOBRE LA OBRA DE ANDRÉS BEDOYA

En su obra, Andrés Bedoya articula distintos modelos arte-históricos, técnicas, temáticas y materiales como si los confrontase. De ese modo, el artista hace converger referencias, procesos y significados que no solo resultan disímiles, sino incluso contrarios entre sí.

Mediante el recurso a la repetición, Bedoya alude al minimalismo; al incorporar transformaciones orgánicas y la descomposición de la materia, hace referencia al arte de proceso; usando técnicas como el bordado y el tejido y aplicaciones metálicas, cita formas de la artesanía. Dicho conjunto de referencias y citas se articula a un uso claramente conceptual de los materiales para abordar temas como la muerte, el paso del tiempo, los cambios del cuerpo y la vida cotidiana.

Bedoya selecciona sus materiales en base a los procesos de extracción, funciones y modo de circulación económica y social que entrañan. Ellos le permiten incorporar alusiones a la metalurgia, la industria ganadera, la agricultura, el sistema bancario y el comercio ambulatorio en su obra.

La articulación de estos distintos referentes da lugar a obras directas y a la par enigmáticas. Cinco naranjas idénticas (2013-2014) está compuesta por cinco naranjas colocadas a intervalos iguales sobre un áspero bloque de madera. El título y la distribución -clásicamente minimalista- enfatizan una repetición que no dialoga con los procesos industriales sino con los agroindustriales. Con el paso del tiempo, las frutas se descomponen pero sus ritmos de putrefacción se revelan distintos. Cada naranja no solo deja de ser color naranja, sino que pierde su semejanza frente a las otras, semejanza que se ha de recobrar en el estadio final de descomposición.

En Sin título (2016), cientos de tiras de cáscara de naranja insertadas en agujas forman una suerte de manto. Su disposición en hileras sistematiza los desechos del comercio ambulatorio de jugo de naranja pero el material resiste al orden impuesto con su torsión y su descomposición progresiva, proceso que no puede ser controlado.

Asimismo, los cuadros con pieles también llevan los modelos formales del minimalismo a un diálogo con el campo antes que con la urbe. Sin título (piel de oveja) (2013) tiene los rasgos generales de un lienzo monocromático. Esta superficie uniforme de color blancuzco es una piel de oveja tensada sobre un bastidor. En este “minimalismo agropecuario” las variantes de la piel quiebran la percepción de la monocromía, algo que se nota especialmente cuando se instalan series de la misma piel. Pero si no hay igualdad y repetición en las superficies, sí la hay en cuanto a su proceso de obtención: la repetición corresponde a la mecanización de los procesos de matanza (granjas fábrica) y a la industria de la curtiembre.

Su reciente serie de esculturas presentadas en la exhibición El Viaje, en el Museo de Arte SCAD, hechas de cuero decorado con clavos de bronce hechos a mano, de pelo tejido y de piezas de alambre encadenadas como cota de malla, juegan con la idea de estructura y regularidad, pero la ponen en tensión por medio del montaje. Presentadas a modo de mantos (o mantos funerarios, a decir del artista), los pliegues de las obras rompen la sensación de estructura regular y dan lugar a asociaciones afectivas y corporales, al sugerir cuerpos ausentes, acciones pasadas, memoria y olvido.

Al igual que estas piezas mencionadas, los proyectos recientes de Andrés Bedoya dan cuenta de esa misma sofisticación conceptual que se alía a su sentido de impacto visual.

Andrés Bedoya, Tórax humano en una vista anterior, 2012, cáscara de banana, bolsas de plástico, hilo, 46 cm x 30 cm. Cortesía: Nube Galería, Bolivia

Andrés Bedoya, Sin título (naranjas), cáscaras de naranjas, vitrina. Cortesía: Galería Metales Pesados Visual, Santiago de Chile

Andres Bedoya, Sin título, 2016. Obra comisionada por SCAD Museum of Art. Cortesía: SCAD

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