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VIOLENCIA Y TERRITORIO EN LAS OBRAS DEL 44 SALÓN NACIONAL DE ARTISTAS

Hasta el 14 de noviembre se puede visitar AÚN 44 Salón Nacional de Artistas, en Pereira, una ciudad intermedia de Colombia que espera, a raíz de este encuentro, incrementar sus ingresos en turismo, y donde sus jóvenes artistas aspiran a que estos dos meses de exhibiciones y actividades sean una oportunidad para resaltar e impulsar la cultura local.

“El Salón Nacional va a ser un referente para pensar la ciudad en términos de arte, pero tal vez retorne el letargo”, comentó Fredy Clavijo, artista participante en este salón. Para el artista Andrés Felipe Gallo, en tanto, este evento provoca un “diálogo entre artistas con experiencia y artistas jóvenes, y está dotado de una gran infraestructura de producción, con un fuerte componente educativo, una extensa visibilidad y una amplia discusión crítica”.

A diferencia de la versión pasada, en este SNA la mayoría de artistas participantes son colombianos. Pareciera haber una necesidad de redirigir las miradas y proponer nuevos focos de atención. Los artistas extranjeros vienen de lugares tan remotos como Birmania, Filipinas, India, Líbano, Mali, Singapur o Tailandia, y exhiben trabajos afines a la realidad en Colombia. Por ejemplo, la obra del artista Prabhakar Pachpute (Chandrapur, India, 1986) está orientada hacia los malos usos que se le da a la tierra, como el de la minería. Una obra que se inserta en el discurso curatorial del 44 SNA, cuyas intenciones políticas incitan a preguntarse sobre la realidad humana.

En general, los proyectos presentados en este SNA aluden a la violencia, las drogas, el medio ambiente o el territorio. “Este conjunto de obras viene de muchos lugares distintos con el fin de hacer parte de algo que lo necesita a usted para existir, para procesarse, descomponerse y, con suerte, volver a la tierra. Está bien que usted se confunda, está bien que se sienta fuera de lugar, está bien que no entienda. Hay algo importante sobre el arte, y es que encuentra más razones en el dudar que en el entender”, señala un texto en el Edificio Rialto, una de las sedes de esta edición, junto al Museo de Pereira, la Alianza Francesa, el Centro Colombo Americano, la Universidad Tecnológica de Pereira, el salón comunal del barrio Zea y las mismas calles de la ciudad, donde se pueden ver intervenciones de artistas como Antonio Caro y del colectivo Maski.

La naturaleza de la irrupción, de Fredy Clavijo, en el 44 SNA, Pereira, Colombia, 2016. Foto cortesía: AUN 44 Salón Nacional de Artistas

La naturaleza de la irrupción (detalle), de Fredy Clavijo, en el 44 SNA, Pereira, Colombia, 2016. Foto cortesía: AUN 44 Salón Nacional de Artistas

En 1928 el Rialto era un club exclusivo de la ciudad de Pereira. Se rumora que tanta exclusividad fue lo que lo llevó a la quiebra. La artista Adriana Arenas (Pereira, Colombia, 1969) materializa el contexto histórico de este club con Universal Voting App. En el segundo piso de ese edificio hace un ready made de una oficina de la serie estadounidense Mad Men, una forma de recordar la vida con poder, lujos y excentricidades que probablemente respiraban las hermosas damas y los apuestos caballeros deseosos de eliminar la monotonía del parsimonioso pueblo donde vivían.

Fredy Clavijo (Pereira, Colombia, 1977) vincula tres lugares de Pereira: el club Campestre, el Rialto y las riberas de la cuenca media del río Otún. “Actuar de local brinda la posibilidad de conocer de cerca el contexto, los espacios y la gente”, comentó Clavijo refiriéndose a su obra, La naturaleza de la irrupción. El artista acomodó una escultura hecha con cientos de fragmentos de neumático en uno de los pasillos del segundo piso del Rialto, enfrentada a dos videos: uno que alude al paseo de olla en las orillas del río Otún, y otro donde se ve una gran pelota de neumático flotando en la piscina del Club Campestre. Con esa intervención logra contrastar y a la vez unir la cultura popular con el ambiente selecto de un círculo privado. Este artista está en una permanente búsqueda de diálogos entre la representación de la realidad y la realidad misma, todo alrededor de la vida cotidiana.

Uno de los objetivos importantes de este 44 SNA es que el evento trascienda e involucre a la ciudad. El Grupo Otún (Martín Abad de Jericó, Colombia, 1940; Álvaro Hoyos de Pereira, Colombia, 1953; y Mauricio Rivera de Pereira, Colombia, 1980) propuso una intervención en el Salón Comunal del Barrio Zea, un gesto que convierte un tramo del río Otún en una postal. Río Escultor de Piedras, nombre de la obra, aparece en el bambuco Pereira del músico Luis Carlos González.

El colectivo transformó la Caseta de la Junta de Acción Comunal con una ventana rectangular, sin vidrio, que permite ver hacia el río y sus piedras redondas. “Este verso que dice Río Escultor de Piedras ha sido enaltecido por Martín Abad y define para nosotros el sentido de la obra, al señalar el río y su autonomía como hecho creativo y creador en sí mismo, como río escultor”, comenta Mauricio Rivera. Esta obra viva incentivó a la comunidad vecina a pintar las fachadas de sus casas y arreglar sus jardines, y ha sido una oportunidad para reapropiarse y resignificar el barrio Zea.

Río Escultor de Piedras, de Grupo Otún, en el 44 SNA, Pereira, Colombia, 2016. Foto cortesía: AUN 44 Salón Nacional de Artistas

Río Escultor de Piedras, de Grupo Otún, en el 44 SNA, Pereira, Colombia, 2016. Foto cortesía: AUN 44 Salón Nacional de Artistas

La oreja hueca de la montaña y tres cuentos denigrantemente cortos, de Ricardo Muñoz, en el 44 SNA, Pereira, Colombia, 2016. Foto cortesía: AUN 44 Salón Nacional de Artistas

La oreja hueca de la montaña y tres cuentos denigrantemente cortos, de Ricardo Muñoz, en el 44 SNA, Pereira, Colombia, 2016. Foto cortesía: AUN 44 Salón Nacional de Artistas

Gustavo Toro (Pereira, Colombia, 1982) propone una reflexión sobre la fertilidad de la tierra y los tratamientos que le da el Hombre. “En esta obra he trabajado cuestiones de diferencias sociales y aspectos relacionados al habitar territorios donde existe tensión con el entorno debido a las dinámicas naturales que alteran el paisaje”, explica.

Son las aguas las que hacen la ciudad resultó de un viaje del artista en Babahoyo, una ciudad ecuatoriana rodeada de ríos. “Aunque esta obra parte de observaciones realizadas en un lugar específico, trata cuestiones sociales que se dan en cualquier lugar”, agrega.

En el primer piso del Rialto el artista acomodó un conjunto de columnas verticales hechas en tierra compacta y otra horizontal que sostiene una lámina de madera vertical. Enfrente situó una fotografía que da luces de ese paisaje ecuatoriano. Con el tiempo empiezan a brotar plantas en esa tierra compacta, que resaltan la imposibilidad humana de controlarla.

En el sótano del Museo de Arte de Pereira, el artista Andrés Felipe Gallo (Santa Rosa de Cabal, Colombia, 1988) erigió una montaña hecha con escombros y concreto que sube hasta el techo del espacio. “Puedo referir los procesos, describir las acciones, en ocasiones acercándome demasiado a lo anecdótico”, comenta el artista. Los fragmentos de piso y paredes los encontró en unos recorridos en Pereira, sobre todo en un barrio cerca al aeropuerto que está desapareciendo por la ampliación de unas carreteras.

Los espectadores pueden caminar sobre esta pieza y detallar los fragmentos de colores pasteles o baldosas que parecieran de los años 50. Es una montaña hecha de historias de vida y vestigios. Es una pieza imponente que refleja los materiales pesados y densos de construcción. Acupuntura urbana es “la topografía de las montañas que constituyen el horizonte de la ciudad, una ciudad hecha de fragmentos, en el camino y con muchos horizontes”, explica Gallo.

Acupuntura Urbana, de Andrés Felipe Gallo, en el 44 SNA, Pereira, Colombia, 2016. Foto cortesía: AUN 44 Salón Nacional de Artistas

En un cuarto oscuro, en el primer piso del Edificio Rialto, está proyectado en dos pantallas el video de Ricardo Muñoz (Pereira, Colombia, 1985), La oreja hueca de la montaña y tres cuentos denigrantemente cortos.

Imágenes distintas corren en simultáneo en las dos pantallas donde se proyectan unos escenarios psicodélicos, a los cuales no es fácil seguirles algún hilo conductor en medio de una secuencia de acciones que hipnotizan. El video es una mezcla de pintura corporal, escultura, performance y de personajes anónimos y siniestros en escenarios extraños. Este artista reinterpreta la iconografía y gráfica occidental en los dibujos infantiles con un grado de perversión. Muñoz parte de la literatura ligada al mundo de la psicodelia, del punk o de la pornografía. En tres palabras, el artista se define a sí mismo como “corrosivo-escatológico-precario”.

Julia Roldan

Nace en Bogotá, Colombia. Es comunicadora social con énfasis en periodismo. Se inclina hacia proyectos sociales y culturales en donde pueda ser gestora, mediadora o productora de actividades y contenidos.

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