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Bienal de Lyon:el Abismo de la Vida Moderna

La vida moderna es el enunciado con el que el director artístico de la Bienal de Lyon, Thierry Raspail, ha dictado las pautas para la escritura de un nuevo capítulo en la historia de esta bienal, que cumple en esta edición su treceavo aniversario, acogiendo las propuestas de 60 artistas de 30 países diferentes repartidos entre La Sucrière, el Musée d’art contemporain Lyon, y el Musée des Confluences de la ciudad francesa, del 10 de septiembre de 2015 hasta el 3 de enero de 2016.

El comisario invitado, Ralph Rugolff, ha tenido la difícil misión de dar coherencia a la paradoja que supone hablar de vida moderna en el contexto del mundo actual, lidiando con el sentido anacrónico y equívoco de un término usado con profusión para designar diferentes periodos históricos y manifestaciones culturales, revisado, corregido y ampliado por múltiples autores en distintas épocas.

Los artistas seleccionados, por su parte, han trazado con sus propuestas artísticas las pinceladas que conforman el retrato de una sociedad actual percibida en líneas generales como decadente, enrarecida y contradictoria en las diferentes regiones del mundo, marcada por la tradición y su herencia en la vida actual, y alterada dramáticamente por la aparición de las nuevas tecnologías.

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Andreas Lolis, Permanent Residence, 2014. Cortesía del artista, The Breeder Athènes y la Biennale de Lyon 2015. Foto: © Blaise Adilon

Andreas Lolis (Atenas, 1970), con su obra Homeless (2014), presenta lo que se podría interpretar como una alegoría de la sociedad griega actual extensible a otros países. Aparentemente una cabaña de cartón y porexpan, solución desesperada para dar respuesta a la necesidad universal del alojamiento, es en verdad un virtuosísimo trampantojo. La escultura, en realidad realizada en precioso mármol tallado, muestra cómo la pobreza y la riqueza forman parte de un mismo sistema que se retroalimenta; la riqueza no puede existir sin la pobreza, o dicho de otra manera, cómo la desoladora crisis económica que azota a Europa desde hace ya casi una década ha beneficiado a algunos pocos que han sabido invertir los términos, aprovechándose del empobrecimiento generalizado para colmar sus bolsillos.

En el privilegiado espacio del silo central de La Sucrière (por su gran potencial escenográfico), Tony Oursler (Nueva York, 1957), siguiendo su línea de trabajo basada en la video-instalación, con su dispositivo Weak-classifiers (2015) alerta al público de la video-vigilancia gubernamental, situando sumisamente al espectador debajo de una impresionante cúpula sobre la que aparecen proyectados rostros fantasmagóricamente robotizados, avisando del control al que todos estamos sometidos mediante susurros que se tiñen de una especie de mantras rituales. Tony Ourlser condiciona la percepción del espectador con respecto a su obra, preparándolo para su recepción, obligándolo a estar prácticamente tumbado, consiguiendo así intensificar la sensación de amenaza latente.

¿Están los rostros espectrales avisándonos, o ellos mismos se han convertido en la amenaza de la que nos han estado avisado previamente? ¿Son ellos víctimas como nosotros, o son en realidad nuestros verdugos? Su posición predominante con respecto a la del espectador enfatiza la vulnerabilidad del hombre ante la inmensidad y la omnipotencia de los poderes superiores, con connotaciones en este caso más políticas que religiosas.

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Tony Oursler, Weak-classifiers, 2015. Cortesía: Lisson Gallery, Nueva York y la Biennale de Lyon 2015. Foto: © Blaise Adilon

 

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Tony Oursler, Weak-classifiers, 2015. Cortesía: Lisson Gallery, Nueva York y la Biennale de Lyon 2015. Foto: © Blaise Adilon

 

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Tony Oursler, Weak-classifiers, 2015. Cortesía: Lisson Gallery, Nueva York y la Biennale de Lyon 2015. Foto: © Blaise Adilon

Destaca la presencia de artistas latinoamericanos en la bienal como Miguel Ángel Ríos (Catamarca, 1943), que con su video The Ghost of Modernity Lixiviados (2012) se inscribe en el discurso generalizado de un mundo contemporáneo desolador, mostrando cómo quizás los fantasmas de la modernidad son los restos de escombros enigmáticamente animados que habitan en el desierto compartiendo escenario con las aves carroñeras.

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Miguel Angel Ríos, The Ghost of Modernity Lixiviados, 2012. Cortesía: Biennale de Lyon 2015. Foto: © Blaise Adilon

La nota de humor, no exenta de tinte crítico-social, la ponen Cecilia Bengolea (1979, Buenos Aires) y Jeremy Deller (Londres, 1966) en Rhythmasspoetry (2015). Para su primera colaboración conjunta, los artistas han explorado los barrios de Lyon y su periferia para hacer dialogar diferentes realidades sociales, habitualmente alejadas entre sí. El resultado es un videoclip protagonizado por un acomodado funcionario jubilado de cultura y patrimonio de Lyon, interpretando un rap caricaturesco lleno de ironía, rodeado en su cometido por un grupo de bailarinas de dancehall originarias de un suburbio de la zona. Vejez y juventud, riqueza y pobreza, cultura elitista y cultura popular, hombre y mujer, blanco y negro, son todos ellos estereotipos que aparecen reflejados en la obra, cuestionados y finalmente desmontados.

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Cecilia Bengolea y Jeremy Deller, Rhythmasspoetry, 2015. Cortesía de Art:Concept y la Biennale de Lyon 2015. Foto: © Blaise Adilon

 

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Cecilia Bengolea y Jeremy Deller, Rhythmasspoetry, 2015. Cortesía de Art:Concept y la Biennale de Lyon 2015. Foto: © Blaise Adilon

Si dentro de 100 años alguien echara la vista atrás y acudiera a las obras de esta bienal como herramienta documental para conocer “la vida moderna” de nuestra época, se encontraría con la descripción de una sociedad compleja, enferma, desigual, controlada, dominada por los intereses económicos e irrespetuosa con el medio ambiente.

Lo más impactante de las obras expuestas es que no se trata de la expresión de un mundo futuro imaginado, ni de la evocación del recuerdo de una época pasada; las piezas presentes en la bienal son la manera como los artistas seleccionados, portadores del espíritu de su época, representantes en cierta manera de la expresión de su colectividad contemporánea, han respondido a lo que ellos entienden como “la vida moderna”, mostrando en la variedad de sus propuestas la gran heterogeneidad que caracteriza el mundo actual atravesado por un inevitable sentimiento de caída al abismo, desolación y desastre ineludible.

Todas las imágenes son cortesía de la Biennale de Lyon / Fotos: © Blaise Adilon

 

Ana Ferrero

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